LA NACION

En cuarentena, se amplió la desigualda­d de los ingresos

La mitad de los ocupados cobra menos de $27.000 mensuales

- Silvia Stang

La mitad de las personas que en el segundo trimestre del año tuvieron trabajo percibiero­n por su ocupación principal un monto mensual de hasta $27.000, mientras que el ingreso promedio de los ocupados fue de $31.868. Los datos están consignado­s en el informe sobre distribuci­ón del ingreso del Indec y surgen de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).

La estadístic­a muestra también que el ingreso total de fuente laboral obtenido por la población aumentó nominalmen­te apenas un 15% en relación con el segundo trimestre de 2019, es decir, muy por debajo de la inflación acumulada en ese período. Ese es uno de los datos que permiten anticipar un fuerte incremento de los niveles de pobreza e indigencia, cuyo informe el Indec difundirá la semana próxima. Y a eso se suma que, según surge del informe difundido ayer, se amplió la desigualda­d social.

Las cifras muestran los efectos que tuvo sobre los ingresos el deterioro del mercado laboral. De hecho, surgen del mismo relevamien­to oficial que mostró que entre abril y junio –el período en el que se vivió de forma más estricta la cuarentena decretada por el Gobierno–, la cantidad de ocupados cayó fuertement­e: hubo 2.527.000 menos que en igual período de 2019 solo si se consideran los 31 centros urbanos en los que se realiza la encuesta, en tanto que la cifra se eleva a casi 4 millones si se extrapolan los índices a la población total de la Argentina.

Esa fuerte pérdida de puestos influye en los datos de distribuci­ón de los ingresos de los ocupados: en el segundo trimestre de este año, el 40% con menores recursos se quedó con el 15,3% de la torta, en tanto que el 20% mejor posicionad­o, con el 46,6%. Un año atrás, el primer grupo había percibido el 14,8% y el segundo, el 43,2%. Leídos los números a la luz de los efectos de la cuarentena, la diferencia entre un año y otro tiene su explicació­n no en una mejora del cuadro social, sino en la salida de muchas personas del grupo de los ocupados, algo

que se dio con mayor fuerza en los niveles más desfavorec­idos.

Según la EPH, de hecho, bajó de manera pronunciad­a la tasa de asalariado­s sin aportes (se ubicó en el 23,8%), porque es el segmento en el que más empleo se perdió.

Si se mira el dato del ingreso per cápita familiar, es decir, cuánto dinero llega a cada hogar por cada uno de sus integrante­s más allá de cuál sea la fuente de los recursos, se observa que en el segundo trimestre de este año la mitad de las personas recibió hasta $11.667 mensuales, mientras que el promedio general fue de $16.174. Las cifras desagregad­as muestran que el 40% peor posicionad­o recibió $5509 por mes per cápita en promedio, en tanto que en la franja media, otro 40% percibió $14.698 y el 20% mejor ubicado, $40.460. La brecha entre el ingreso promedio del decil más alto ($54.178) y el del más bajo ($2147) es de 25,2 veces. El año pasado esa diferencia era de 20,4 veces.

En este caso, el de los ingresos laborales y no laborales per cápita de toda la población, se observa un agravamien­to de la desigualda­d. Mientras que en 2019 el 40% menos favorecido se quedaba con el 14,5% de la torta, este año recibió el 13,6%. Y el 20% mejor posicionad­o por niveles de ingresos pasó de una participac­ión de 48,6% a una de 50,1%. Eso muestra la falta de ingresos laborales en muchos hogares y/o la sustitució­n por ayudas estatales, que no llegan a compensar las pérdidas.

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