Casa por casa, en busca de alumnos.
Es el sistema que desarrolla la Ciudad para que los 6500 estudiantes se acerquen a los contenidos pedagógicos perdidos
Con un amplio cuestionario para poder saber qué llevó a los chicos a desvincularse de los estudios primarios y secundarios durante la cuarentena obligatoria, que impidió mantener el sistema presencial de clases, el Ministerio de Educación porteño avanza en su intención de habilitar espacios abiertos en las escuelas y contribuir a que 6500 estudiantes de primaria y secundaria puedan recuperar los contenidos pedagógicos. El operativo comenzó hace casi tres semanas y ya pudieron reubicar a 1500 alumnos.
A pocos metros del Parque de los Patricios, un agente del Ministerio de Educación porteño toca la puerta de la primera casa de su recorrido matutino y espera, junto a otros dos, ser atendido. Es un PH antiguo y tiene los vidrios de la ventana rotos. Adentro viven dos familias, pero a pesar de que golpea la puerta con reiteración nadie contesta. Ante la insistencia, el comerciante del local de al lado se asoma, abre la puerta del hogar y llama por su nombre a Javier, de 42 años, uno de los padres de familia, hasta que aparece. –¿Vos sos el papá de Alisson? –Si, responde él, sujetando la puerta con su cuerpo.
Melissa Massinelli, la encargada de Inclusión operativa del Ministerio de Educación de la Ciudad, le hace responder un cuestionario de varias carillas, hasta que deriva en la pregunta clave: “¿Por qué su hija perdió el contacto con la escuela?” “No tenemos computadora ni conexión a internet –contesta Javier, que prefirió resguardar su apellido–. Mis dos hijos tienen celular, pero el wifi no siempre anda y, cuando anda, es muy lento”. Él también estaba cursando el secundario cuando empezó la cuarentena, pero tuvo que abandonar por la misma razón que su hija.
Massinelli y sus compañeros de recorrido, Brian Pellegrino y Luisina Limoli, forman uno de los 16 equipos del Ministerio de Educación de la Ciudad que recorren a pie las calles de Buenos Aires para contactar a los padres de los 6500 alumnos que se desvincularon de las escuelas durante la cuarentena social obligatoria por el Covid-19, luego de que se suspendieran las clases presenciales, el 16 de marzo pasado. Estos recorridos funcionan de lunes a viernes desde hace tres semanas, y, según fuentes oficiales, ya se contactó a unos 1500.
Para identificarlos, el ministerio realizó un trabajo junto con las escuelas, que enviaron un listado de estudiantes que tienen un bajo o nulo contacto con la institución. Las escuelas y el gobierno se ocuparon de llamar a sus padres en reiteradas ocasiones. Pero, según indican, muchos no contestan porque cambiaron de línea o porque no quieren.
Según datos oficiales, la mayor cantidad de estudiantes de primaria desvinculados de la escuela (19,3%) se da en la comuna 1 (Retiro, incluida la villa 31, y parte de Recoleta).
“Este es el primer contacto. Se les piden sus datos –celular y mail– para mantener el diálogo y ayudarlos a que sus hijos vuelvan a vincularse con las escuelas, incluso antes de que vuelvan a asistir de manera presencial”, explica María Lucía Feced, subsecretaria de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa de ese ministerio.
La idea del gobierno porteño es que estos 6500 estudiantes sean los primeros en volver a sus escuelas.
Anteayer se presentó ante el ministerio nacional la versión corregida del protocolo sanitario para el comienzo de las clases en los patios de las escuelas de la ciudad. La intención del gobierno porteño es comenzar el proceso a principios del mes próximo.
El segundo domicilio de la jornada, a una cuadra del primero, es el departamento de Lucía y su hija, Karen, que está en primer año del secundario y, según los directivos de su escuela, no entrega ni la mitad de los trabajos de la currícula. La institución trató de comunicarse con su madre, pero nunca la pudo contactar. “No, mi número de celular no termina en 2534, sino en 2554 –corrige Lucía, mientras Massinelli lee los datos que le transfirió la escuela–. ¡Con razón! Ahora entiendo por qué no me llamaban!”. Karen recibe la tarea desde el celular. “Le busqué los cuadernillos. No me enteré de que Karen estaba tan atrasada hasta que me mostró el informe escolar en julio y me largué a llorar. Pensé que en estos meses ya había retomado”, cuenta.
Según Lucía, el principal inconveniente de Karen es que se le hace difícil entender los contenidos de cuadernillos y Whatsapp. Como es su primer año de secundaria y tuvo dos semanas de clases, tampoco conoce a sus compañeros y no sabe a quién pedirle ayuda.
La edad escolar de Karen, según datos del ministerio, registra los mayores problemas de comunicación con la secundaria. Los alumnos de primer año que perdieron el contacto con la escuela son el 35,5% del total de los estudiantes desvinculados de ese nivel, mientras que los de tercer año representan un 17% y los de sexto, un 3,3%. Según fuentes del Ministerio de Educación porteño, estos alumnos tuvieron más complicaciones para mantener el contacto con la institución porque la cuarentena se decretó cuando acababan de cambiar de escuela, de sistema y de compañeros.
“El miércoles estuvimos por once. Visitamos 20 casas. De esas, en 7 había gente. La mayoría ya no vivía donde tenía domicilio. Es una zona en donde muchas familias de bajos recursos viven en hoteles. Lo que vimos fue lo siguiente: los de primaria habían perdido el vínculo por no tener acceso a un celular o a internet, o porque no recibieron los cuadernillos. Los de secundaria, en cambio, fue porque ellos no quisieron, y sus padres trabajan o no se ocupan de su educación”, comenta Pellegrino.
Cuando no encuentran a una persona en el domicilio declarado, los agentes dejan en el cartero o por debajo de la puerta una notificación para ponerse en contacto. Cuando sí los reciben y su problema de vinculación se debe a la falta de un dispositivo, los asesoran para que retiren en forma de préstamo una computadora del gobierno de la ciudad. Hasta la fecha, según fuentes del ministerio, ya se entregaron unas 19.500 computadoras.