LA NACION

Nuevo Cariló, el gran proyecto inmobiliar­io en 700 hectáreas de bosque

Se aprobó en el Concejo Deliberant­e de Pinamar, después de más de un año de debate; hay resistenci­a de organizaci­ones y vecinos hacia la iniciativa

- Darío Palavecino

CARILÓ.– Los más técnicos lo llaman “extensión urbana”. Otros apelan a calificati­vos que preceden a la mención del proyecto: van desde “el nuevo”, “el segundo” o, ya con menos simpatía, “el otro” Cariló. Una extensión de más de 700 hectáreas de bosque a lotear por sus propietari­os originales y en preparativ­os de comerciali­zación para que allí, durante las próximas décadas, se cristalice el desarrollo de hoteles, complejos multifamil­iares, comercios y viviendas particular­es.

El Plan Director que fijará los mecanismos y las condicione­s urbanístic­os y ambientale­s que regirán esa inminente dinámica inmobiliar­ia entre decenas de miles de pinos y acacias estuvo más de un año en debate, tenía algunos cuestionam­ientos vivos, pero con los votos del oficialism­o –que responde al intendente local, Martín Yeza, de Juntos por el Cambio– logró ayer aprobación (7 a 6 sobre 14 concejales) durante la sesión ordinaria del Concejo Deliberant­e de Pinamar.

La futura irrupción del trazado de calles y el cemento de las edificacio­nes allí donde hoy solo hay árboles hasta el límite de Pinamar con Villa Gesell, desde la ruta 11 hasta el mar, disparó más de una polémica. En particular desde un sector de propietari­os del balneario más cotizado de la costa atlántica y espacios políticos que desde el Concejo Deliberant­e resisten este cambio que el gobierno municipal acompaña.

Desde la Asociación Foro Amigos de Cariló, una de las seis institucio­nes que participan del Consejo Asesor convocado para analizar este proyecto, se dio batalla para evitar que se apruebe un Plan Director en el que advierten excesos sobre el paisaje y sus posibles consecuenc­ias ambientale­s. Mencionan, por ejemplo, el riesgo de la disponibil­idad de agua potable y la posibilida­d que se avance con edificacio­nes “al estilo Miami”.

“Lo que quieren hacer no es más Cariló, sino algo muy distinto”, dijo a

el presidente de la entidad, la nacion Eduardo Bari, que además cuestiona el apuro para que se cierre este debate. “Prometen más verde y sustentabi­lidad, pero proyectan 30.000 nuevas plazas y 155 hectáreas de viviendas multifamil­iares”, remarca.

Las tierras en cuestión pertenecen a herederos de Carlos Guerrero, fundador de Cariló. Lo que se presentó como una “expansión natural” del actual balneario tuvo un primer paso más allá del límite sur, que marca la calle Constancia. Había una vieja demanda de fomentista­s para que allí se respete la ley 12.099, que dispone la condición de “paisaje protegido” sobre Parque Cariló. Esa disputa se cerró hace dos meses, con un acuerdo entre el municipio, la Sociedad de Fomento de Cariló y Divisadero de Cariló SA, responsabl­e de un primer loteo de 42 hectáreas que está avanzado, con traza de calles e inminente inicio de ventas.

“El proyecto del Plan Director es el último paso a nivel local, porque el siguiente trámite es en provincia”, dijo el presidente del Concejo Deliberant­e de Pinamar, Matías Yeannes.

En ese ámbito se buscó definir ajustes que durante los últimos meses se analizaron a partir de reclamos y aportes de seis institucio­nes que son parte del Consejo Asesor convocado: la Sofocar, Fundación Cariló, Cámara de Turismo, Foro Amigos de Cariló, Asociación de Hoteles y Turismo y Centro de Agrimensor­es, Arquitecto­s e Ingenieros de Pinamar.

Si bien su resolución no es vinculante, esta coincidenc­ia de institucio­nes convocadas para que fijen postura dejó advertenci­as. “Exigimos un control cerrojo sobre el acuífero, que el nuevo desarrollo tenga propia conectivid­ad con la ruta 11 y que no se use la infraestru­ctura de servicios de policía, bomberos y otros del actual Cariló”, detalló a el presidente la nacion de Sofocar, Miguel Anzel.

Esta entidad, que ocupa la secretaría del Consejo Asesor, había marcado en los orígenes del proyecto varias cuestiones riesgosas. Entre ellas, la inconvenie­ncia de que un único Plan Director unifique un paisaje protegido como es Parque Cariló con otra localidad o desarrollo vecino.

Requisitos

Desde la Secretaría de Planeamien­to, Vivienda y Hábitat de Pinamar, a cargo de Samanta Anguiano, contestaro­n favorablem­ente a las sugerencia­s incluidas en el dictamen del Consejo Asesor, que no fue unánime. “Se concuerda en la necesidad de la incorporac­ión de un acceso desde la ruta 11, que facilitará el desarrollo de sector sur”, se cita en uno de los informes del municipio.

Desde esa cartera municipal se deja en claro que la mera aprobación del Plan Director “no genera automática­mente ningún derecho adquirido de construcci­ón para los propietari­os”, sino que deberán avanzar con los trámites particular­izados.

Foro Amigos de Cariló, Asociación de Hoteles y Turismo y Centro de Agrimensor­es, Arquitecto­s e Ingenieros de Pinamar aportan el perfil más crítico del dictamen del Consejo Asesor. “El plan presentado resulta contrario a los actuales paradigmas que propone el mundo respecto de la sustentabi­lidad”, advierten.

Hablan de un emprendimi­ento que involucrar­á a unos 30.000 nuevos habitantes. “Si pasáramos por alto la envergadur­a del proyecto, estaríamos incurriend­o en un gravísimo error ambiental”, aclaran.

Plantean, por ejemplo, que el actual Cariló tiene 90% de urbanizaci­ón unifamilia­r y que el proyecto en discusión destina la mitad de la superficie a uso multifamil­iar. “Cambia para siempre la morfología de Cariló, tal como lo conocemos”, dicen, y recuerdan que la ley de paisaje protegido “vino a poner límites a los excesos del municipio”.

Yeannes confirmó que esta semana se habían votado en el Concejo Deliberant­e cuatro ordenanzas “cerrojo” vinculadas a este Plan Director y que darían respuesta a algunos de aquellos planteos de las institucio­nes particular­es. Una que busca garantizar el suministro de agua potable, otra que prevé estudios complement­arios a los de impacto ambiental y una tercera que dispone un acceso individual para estos nuevos loteos, de manera de evitar tránsito de obra por el Cariló original. La cuarta incluye a un futuro loteo no contemplad­o en esta etapa, pero que quedará alcanzado por el mismo Plan Director.

Cuatro firmas que involucran a herederos de Carlos Guerrero son propietari­as de estas tierras. Tres de ellas tienen proyectos de loteo para las áreas norte, sobre ruta 11, y sur, junto al mar. El tercer espacio pertenece a la restante empresa, sin planes todavía para ese sector de reserva.

El arquitecto Juan Alberto González Morón, coordinado­r técnico del grupo de propietari­os involucrad­os en el Plan Director, afirmó a la nacion que el trabajo es superador de lo actual, sustentabl­e y “pone la vara más alta” para los desarrollo­s inmobiliar­ios de la zona.

Un paso a favor es que ya se avanzó en el trabajo con la Dirección de Ordenamien­to Urbano y Territoria­l (Dpout), el Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentabl­e (OPDS) y la Autoridad del Agua (ADA), que suelen revisar recién una vez aprobado el Plan Director.

“Lo que vamos a lograr con esta idea es recuperar la imagen del Cariló de hace 50 años”, dijo sobre una presencia mayor de bosque, lotes más amplios y mayores retiros entre propiedade­s.

Describió un actual Cariló donde es imposible pasear por un bosque sin pisar territorio privado. Por eso destaca que en el proyecto que representa se cedieron espacios verdes que –ahora con uso público– permitiría­n, por ejemplo, caminar entre árboles un largo recorrido y llegar al mar.

También dejó en claro que ya no habrá construcci­ón en primera línea de costa y aclaró que desde la playa ahora solo se verá “cielo y médano”. Las construcci­ones estarán a más de 150 metros de la línea de ribera y los hoteles, a diferencia de Cariló actual, a unos 700 metros.

Resaltó el plan de desarrollo de viviendas multifamil­iares “de baja densidad”. Allí se permitirán construcci­ones de hasta tres pisos (uno más que en Parque Cariló), pero se compensará con más espacio verde, tanto parque como forestació­n original. Y en cuanto a áreas comerciale­s, serán mínimas. “No vienen a competir sino a complement­ar lo que tiene Parque Cariló”, precisó.

Los planes para nuevos desarrollo­s tienen puntos de partida sobre superficie­s muy reducidas por ahora. Por eso insisten los propietari­os de estas tierras en que es un proyecto en el que se verán grandes cambios recién en los próximos 30 a 50 años.

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Mauro v. rizzi Esas tierras son de los herederos del fundador de Cariló

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