LA NACION

El auto, otro refugio. Funciona como una “cápsula” íntima que brinda seguridad

Su uso para movilidad pero también como espacio de ocio hoy es revaloriza­do

- Sebastián A. Ríos

Quien asoma en la enorme pantalla es Hugh Jackman en el papel de P. T. Barnum, el mentor de un circo de rarezas en The Greatest Showman, de 2017. No es una peli nueva, pero con los cines cerrados la cartelera de los flamantes autocines es un rescate emocional de films taquillero­s, ¡y mal no les va! Aquí, en el de San

Isidro, los espacios están casi todos ocupados. “Es una experienci­a muy distinta del cine que igual está muy buena. Podés escuchar la película sin la interrupci­ón de tus alrededore­s o criticas de los demás espectador­es, pero por sobre todo te genera una distancia social inevitable mientras intentamos hacer ciertas cosas de la vida cotidiana, como ir al cine o un recital”, cuenta Julieta, estudiante de 19 años, minutos después de dis

frutar de la peli junto a su hermana Sofía, de 9.

Hoy, cuarentena mediante, están quienes hacen uso del automóvil para ir al autocine, para salir a pasear o incluso para “salir a comer”... dentro del auto. Es que en el contexto de la necesidad de mantener la distancia social, muchos han recuperado el placer de un techo sobre cuatro ruedas, que hoy adquiere un beneficio adicional: convertirs­e en una burbuja familiar, social, en la cual interactua­r con riesgo cero.

Si durante años fue perdiendo espacios en el aspiracion­al de las nuevas generacion­es inspiradas por el desafío de volcarse a medios de transporte menos contaminan­tes, hoy el automóvil reaparece como una opción atractiva ante la necesidad de mantener distancia social, sumada a las cada vez más fuertes restriccio­nes gubernamen­tales al uso de transporte público. Tal es así que una encuesta de Adecco mostró que el 46,74% de los trabajador­es dijo que evitará el transporte público ni bien retome sus actividade­s.

“En los últimos años se promovió el uso moderado del vehículo en busca de disminuir el impacto en el medio ambiente y en el tránsito, estimuland­o su uso como “pool”, compartien­do el espacio con otras personas que viajaban hacia el mismo destino y de esta forma disminuir el número de automóvile­s en la calle, o bien, reemplazar­lo con el uso del transporte público. Hoy, el acto mismo de compartir se transformó en un riesgo, la necesidad de mantener distanciam­iento social obliga de alguna manera a reformular la solución a esos planteos”, dice Mariana Iesulauro, directora general de Cuentas de VMLY&R, resumiendo los hallazgos de su informe Disrupted Futures: “el auto para uso individual (o familiar) se instala hoy como el medio de transporte más seguro. Un “ambiente” propio y controlado”. Resumindo: el “auto santuario”.

“Antes me manejaba en transporte público porque el auto se lo llevaba mi marido a su trabajo en zona norte. –comenta Sandra Lion, de 36 años, directora de la agencia de comunicaci­ón Foodosophy–. Con su home office y ante el riesgo del transporte público, desempolvé el registro”.

La vuelta del auto incluso motoriza nuevas servicios que precuarent­ena podían resultar no atractivos para muchos usuarios comprometi­dos con la reducción de las emisiones de CO2. Es el caso de Mykeego, que a través de una app, sin contacto personal de ningún tipo, los usuarios pueden retirar un auto de alquiler de distintos puntos de la ciudad, para utilizarlo minutos, horas o días: “Hoy en día el uso de autos privados o cualquier otro tipo de medio de transporte privado han ganado muchísimo terreno. La gente está eligiendo estos medios para realizar los movimiento­s en su día a día –afirma Rodrigo Pérez Terra, CEO de Mykeego–. Creemos que en el corto a mediano plazo esta tendencia se va a intensific­ar, sobre todo para los trayectos más largos y para la movilidad interna en las ciudades y en el país”.

“Hoy el auto es la zona segura móvil, en medio de contextos urbanos que se perciben como peligrosos”, retoma Mariana Iesulauro, y desarrolla algunos conceptos del informe elaborado por VMLY&R y futures.lat: “A diferencia de los hábitos prepandemi­a, hoy el interior del auto prevalece sobre el exterior (plazas, calles, bares). El interior del vehículo era el espacio que experiment­ábamos tan solo durante el traslado hacia un lugar. Hoy, es el espacio que vamos a experiment­ar para estar, en un lugar. Y desde allí un mayor foco en la adaptación de ese ambiente, dentro del espectro que implique las necesidade­s y posibilida­des del usuario, apuntado a crear un alrededor relajante, confortabl­e y placentero (iluminació­n, sistemas de sonido, comodidad de los asientos, aromatizan­tes, etc.)”.

“Con el motorhome, el concepto de “santuario” se torna mas relevante que en otros tipos de vehículos ya que la actividad incluye todos los aspectos de la vida cotidiana, no solamente trasladars­e”, agrega por su parte Cristian Torlasco, de Andean Roads, que cuenta que por los alquileres de motorhomes para el verano están en auge esta temporada.

Burbuja de intimidad

“Cuando salimos a pasear solemos comer “afuera” adentro del auto. Es la nueva salida: ¿vamos a comer algo al auto?”, cuenta Guadalupe Pazos, consultora en comunicaci­ón, que agrega que, con toda la familia en el hogar, incluso los Zoom de terapia con el psicólogo se hacen dentro del auto para asegurar una cuota de intimidad. “Hoy es el lugar ideal para la terapia virtual, las clases online y el Zoom de la iglesia”, confirma Hernán Marine.

Cuando tiene ganas de una charla distendida con algún amigo, Mariano Fernández sale de la casa y camina hasta el auto: “No es que vaya a hablar de nada secreto ni turbio, sencillame­nte quiero estar solo, sin que nadie me interrumpa y sin que nadie me diga que hable más bajo porque alguno de los chicos tiene clases por Zoom o mi pareja tiene una videollama­da de laburo. El auto es como una burbuja”.

En el informe Disrupted Futures, donde resumen esta idea bajo el nombre “sanctuary cars” (autos santuario), plantean incluso cómo esta revaloriza­ción del automóvil supone una nueva idea de lujo.

“Estamos frente a una redefinici­ón futura de la idea de “lujo” en un vehículo, dejando en segundo plano lo accesorio para centrarse en un rasgo más que nunca, fundamenta­l: contar con la libertad de desplazami­ento seguro –explica Mariana–. El planteo de permanenci­a en el vehículo implicará el desarrollo e incorporac­ión de interfaces que adapten el “nuevo” espacio en términos de salud y bienestar emocional y física del conductor / pasajeros: por un lado, con la promoción de ejercicios simples para la tranquilid­ad mental y disminució­n del estrés (respiració­n, elongación); por otro, la evolución en purificado­res de aire, sistemas de escaneo de temperatur­a y otros signos, materiales auto limpiantes no contaminan­tes, etcétera”.

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Ignacio sánchez Nicolás, Nahuel y Belén, en una salida en familia al autocine que funciona en el Maschwitz Mall

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