LA NACION

El éxito auditivo de la cuarentena

Basadas en hechos reales, estas historias forman parte del subgénero true crime, ideales para escuchar y dejarse llevar por la imaginació­n

- Laura Marajofsky

¿Qué tienen en común una fuga de una cárcel de mujeres en Córdoba, una madre que investiga el crimen de su hijo o dos amigas que repasan pintoresco­s crímenes locales? La respuesta es que todas estas historias forman parte de un subgénero de podcasts cada vez más exitoso conocido como true crime, o en criollo, policial. El mercado del podcast está en pleno desarrollo y la cuarentena parece un momento propicio para el consumo de este tipo de produccion­es. “Siempre nos gustó la idea de hacer un podcast pero no encontrába­mos un tema que nos atrajera a las dos por igual. A Ángeles siempre le obsesionó la mente criminal y a mí hacer preguntas. Coincidimo­s en que ese juego de roles funcionaba y lo mantenemos hasta el día de hoy. Al momento de grabar, la única que sabe de qué vamos a hablar es Ángeles, eso permite que yo arranque el episodio sin prejuicios, con poca informació­n y lista para hacer todas las preguntas que la gente haría”, cuenta Anabella desde Es un crimen (EUC), el podcast de true crime más escuchado de la Argentina, con más de 23,000 seguidores en Spotify, más de 300,000 escuchas y oyentes de Argentina, México, España, Chile, Estados Unidos y Colombia.

En cada episodio, Ángeles y Anabella hablan de un caso que está lejos de ser contado como lo suele hacer el periodismo policial y más como una charla de café, pero sin golpes bajos y con mucho humor. Asimismo en todos los episodios hay informació­n adicional, como puede ser la geología del lugar o un dato que desconocía­n los medios cuando trataron el suceso. Sus creadoras coinciden en algo, hay temas casi universale­s que venden siempre: el sexo y el crimen. En este sentido, Tomas Pérez Vizzon, director de Anfibia Podcast y productor general de Fugas, otro de los exponentes recientes del género aquí, da cuenta de las virtudes del formato narrativo así como de los desafíos en la región. “Hacia tiempo que queríamos experiment­ar en este formato narrativo-documental, en Anfibia desde hace cuatro años subimos contenido de este estilo.

Nos pusimos una meta y pensamos un tema, y las fugas de cárceles tenían todo para buenos relatos sonoros: acción, protagonis­tas que están vivos, que te podían contar las historias y mucha acción. Nos parecía que iba a quedar dinámico y que íbamos a poder explotar el formato”. Así es como se inició un proceso que llevó un año para producir en clave periodísti­ca (con guión de Emilia Erbetta) y sonora, atrapantes narracione­s de distintas fugas políticas de cárceles argentinas.

Si nos remontamos a una estricta línea del tiempo todos señalan a Serial como punto de inflexión que demostró que había público para otro tipo de escucha y además inició la explosión de esta clase de productos. ¿La premisa? Hae Min Lee desaparece un día luego del colegio, su exnovio es acusado de homicidio aunque dice ser inocente. Tuvo millones de escuchas en los Estados Unidos y mantuvo al país en vilo. Lo truculento, lo oscuro, el morbo y el suspenso, parecen tener un lugar especial en el corazón de los oyentes.

Las opciones de afuera

Afuera los true crime podcasts se consumen hace tiempo, pero no por eso dejan de aparecer cada vez más opciones y variantes: desde programas con la intersecci­ón de tópicos como la violencia racial y crímenes (74 segundos, Black Wall Street, Somebody) a los de crímenes y gastronomí­a (Wine & Crime o White Wine True Crime) y hasta los llamados comedy murder podcasts que sazonan con un poco de humor como My Favorite Murder (MFM) o Fruit Loops; duplas de amigas fanáticas de los policiales que todas las semanas discuten sus casos favoritos. Con cuatro temporadas, Someone Knows Something de la CBC (Canadá) es un clásico. El anfitrión David Ridgen sigue un caso diferente cada temporada (hay cuatro) con gran sensibilid­ad y tino. Missing and Murdered es otro recomendad­o del género: de una hora de duración y con dos temporadas, se centra en un crimen no resuelto en cada una. Por su lado Dirty John sigue la historia de Debra Newell, una diseñadora de interiores que conoce a un carismátic­o hombre que termina por engañarla y extorsiona­r a su familia. Está basado en un caso real que también fue llevado a la pantalla chica en forma de serie por Netflix.

Por último, podemos mencionar es Darknet Diaries, donde revisan en tono Black Mirror el lado B de la tecnología con aquellos crímenes que suceden hoy, como robos cibernétic­os, ciudadanos espiados por los Estados, operacione­s paramilita­res secretas, hackers famosos y más. Así, la inspiració­n para seguir produciend­o en el país está a la orden del día. “Celebro la llegada a nivel local de podcasts con un foco puesto en la producción periodísti­ca”, resume Andrea Cukier, productora y consultora de contenido sonoro para Penguin, al frente de Está bien no estar bien y Gatocracia. “Suelen ser productos muy trabajados desde lo narrativo y con una identidad sonora potente: no es fácil realizar este tipo de formatos en Argentina”. ●

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Shuttersto­ck Es un crimen es el podcast de true crime más escuchado de la Argentina

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