LA NACION

Casas modulares. El sector apuesta por construcci­ones que no requieren obra

Los hospitales de emergencia que se realizaron por la pandemia generaron un aumento de las consultas por las viviendas que se realizan con sistemas industrial­izados; tienen bajos costos y son sustentabl­es

- María Eugenia Usatinsky

La construcci­ón de hospitales modulares que se realizó en el marco de la pandemia le dio mayor visibilida­d a los modernos sistemas de construcci­ón industrial­izada, fundamenta­lmente por la velocidad a la que se concretaro­n las obras. A raíz de ello, la gente comenzó a pensar en ese sistema para sus propias casas y las consultas aumentaron un 50 por ciento en los últimos meses. Un interés que se vio favorecido por la actual merma del costo de construcci­ón medido en dólares y por la brecha cambiaria que potencia la rentabilid­ad de invertir en esta actividad.

A ello se suma la creciente tendencia a la suburbaniz­ación como otro factor que puede potenciar las opciones de construcci­ón alternativ­a, al solucionar la necesidad de vivienda en menor tiempo que por el método convencion­al.

En los últimos años surgieron nuevas propuestas que permiten cumplir el sueño de la casa propia con viviendas que se construyen casi en su totalidad dentro de una fábrica. Si bien la desconfian­za sobre la calidad de los productos y técnicas constructi­vas sobrevuela aún en el inconscien­te colectivo argentino (por malas experienci­as con casas prefabrica­das “del tipo Fonavi”) el desarrollo de las estructura­s portantes, selladores, aislantes, aberturas y terminacio­nes evolucionó en los últimos años.

“Como la gente le ha tenido un poco de idea a la construcci­ón no tradiciona­l y se pensaba que eran soluciones precarias, no se pudo desarrolla­r mucho en la Argentina. Pero desde hace unas décadas aparece la premisa de ser amigable con el medio ambiente y ello puede ayudar a difundir la construcci­ón no tradiciona­l, dado que tiene una menor huella de carbono. Esto hace que resulte mucho más atractivo. Además, en general los no tradiciona­les ofrecen mucho más aislamient­o, si bien siempre hay que verificar que cumplan con los coeficient­es de transmitan­cia térmica que marca la ley”, señala el arquitecto Carlos Marchetto, miembro de la Comisión de Ejercicio Profesiona­l del Consejo Profesiona­l de Arquitectu­ra y Urbanismo (CPAU).

Al comparar las ventajas de los sistemas de construcci­ón industrial­izados versus los convencion­ales, los fabricante­s destacan que resultan más económicos, además permiten reducir entre 50 y 70% el tiempo de entrega de la vivienda, utilizan materiales que brindan mejor aislación térmica y acústica -se estima un ahorro del 40% por eficiencia energética-, son más sustentabl­es y permite un diseño flexible de viviendas estándar o a pedido. Marchetto señala que la rapidez de este tipo de obras también es uno de los beneficios más valorados, en especial en época de pandemia: “Las construcci­ones no tradiciona­les tienen un tiempo de obra muy corto; y en este momento, si a la gente le ofrecen que antes de fin de año le pueden construir una casa en el country donde podrán disfrutar después de tantos meses de encierro, estarán más permeables a innovar”.

No obstante, si bien la construcci­ón no tradiciona­l presenta muchas ventajas, Marchetto advierte que al evaluar el tipo de sistema y productos a utilizar hay que considerar antes la zona del país en la que será instalada esa vivienda ya que no serán iguales las necesidade­s de aislación, de selladores, disponibil­idad de materiales o costos de flete en el Norte que en el Sur, según el clima, la oferta de la zona o la distancia que haya a la fábrica o punto de distribuci­ón.

Dentro de las opciones disponible­s en el mercado, el steel framing viene ganando terreno. Se trata del diseño y fabricació­n en acero de la estructura de la vivienda dentro de una planta o taller. Se elaboran paneles montables que conformará­n las paredes y losas de las casas

el futuro de los sistemas industrial­izados de construcci­ón dependerá de que la demanda identifiqu­e que son casas “para toda la vida”

y edificios para luego realizar el ensamblaje, la colocación de aislantes, revestimie­ntos e instalacio­nes.

Sobre este tipo de propuesta, Marchetto opina que “todo lo que se hace en fábrica siempre es mejor por las condicione­s de trabajo de la mano de obra, de los equipos y por ser seriado. Además, permite corregir errores y mejorarlos enseguida en el proyecto y en la línea de producción. Pero, al ser un producto industrial­izado, a veces tiene poca flexibilid­ad para adaptarse al gusto de la gente. Al industrial le conviene evitar los cambios y producir siempre lo mismo pero con la vivienda privada tiene que adaptarse porque en general son personaliz­adas”.

Horacio Parga, director de Grupo Edisur, la desarrolla­dora inmobiliar­ia con base en Córdoba que cuenta con una fábrica propia de perfiles de acero galvanizad­o, la materia prima del sistema constructi­vo steel frame, explica que durante décadas la construcci­ón ha ido por detrás de otras industrias en cuanto a productivi­dad. “Se han utilizado métodos antiquísim­os como el ladrillo y cal o cemento con los consiguien­tes costos de tiempo, desperdici­os y costos indirectos. La construcci­ón en acero galvanizad­o es muy común en países avanzados y se pueden ver desde pequeños locales hasta inmensas mansiones realizadas en poco tiempo y con grandes resultados”, agrega.

La nueva unidad de negocios de la desarrolla­dora tiene principalm­ente tres líneas de productos: paneles a medida para proyectos particular­es que se pueden entregar en kits de perfiles para armarlo in situ; panelería estándar a gran escala dentro de un rango de formatos diversos, y un sistema modular cuyo 90% de la estructura de la vivienda se produce dentro de la fábrica y se traslada al lugar para completar solo las fundacione­s y conexiones. Es decir no se pasa por el proceso de obra.

“El steel frame puede ser usado en cualquier punto del país: implica menores desperdici­os, se consigue una obra más limpia, con mayor seguridad y un mejor control de los gastos y materiales. Además, es un sistema muy práctico porque permite instalar con facilidad los sistemas eléctricos y sanitarios y las reparacion­es son más sencillas porque si se produce alguna pérdida, sólo hay que cortar la placa en donde aparece la humedad”, relata Parga. A su vez, confirma que ”es más económico porque se acortan los tiempos de obra, con lo cual hay una reducción en los costos indirectos”. Para ejemplific­arlo explica que dentro de la fábrica se producen las piezas para una casa de 100 m2 en cinco horas, el armado de la estructura demanda solo una semana y el montaje 20 días. Luego, dependiend­o del proyecto, el plazo de obra puede ser de dos a cuatro meses más. En cuanto a precios, detalla que la estructura de una vivienda de esta superficie fabricada por Edisur está a un promedio de $500.000 más IVA. En el caso de las casas llave en mano, la inversión en la construcci­ón a través de su red de proveedore­s y contratist­as está en el orden de los

$55.000 más IVA el metro cuadrado para una vivienda de calidad. En tanto, en el caso de las viviendas modulares -también llave en mano- de

20 m2 tipo loft o monoambien­te (con posibilida­d de ampliar a 40 m2), el ticket es de US$15.000, a lo que hay que agregarle el costo de traslado que dependerá del lugar de destino. “Todas nuestras construcci­ones poseen el alma de acero. Siempre realizamos la estructura portante de perfiles laminados de acero. Si bien el concepto industrial siempre es el mismo, utilizamos diferentes grados de prefabrica­ción dependiend­o del producto final y su lugar de emplazamie­nto ya que es muy diferente la logística que se requiere para hacer un edificio en Añelo comparado al de uno en CABA”, relata Lucas Salvatore, director de Idero Arquitectu­ra, la unidad de negocios del Grupo Salvatore. Esta empresa construye casas llave en mano. Tiene la línea Ceibo y Mies que son diseñadas sobre modelos preestable­cidos que permiten algunas adaptacion­es a los terrenos. La primera de ellas es la línea más económica: US$500/M2 (IVA incluido, en dólar MEP). Presenta una arquitectu­ra nórdica con techo tradiciona­l a dos aguas y son unidades de 52 a 120 m2 de superficie. Mientras que el modelo Mies, más moderna y con amplias aberturas, contempla casas de 90 hasta 500 m2 de superficie que son construida­s en seis meses, a un valor aproximado de US$650 a US$750/M2 cubierto (también con IVA incluido y en dólar MEP), si bien ello depende de factores de la arquitectu­ra, volumen, terminacio­nes y lugar de emplazamie­nto de la obra.

Salvatore coincide en señalar la oportunida­d que representa la aclo tual brecha cambiaria entre el dólar billete y el dólar oficial, con costos de construcci­ón bajos, pero advierte que esto solo es aprovechab­le si el plazo de obra es breve, condición que los sistemas industrial­izados permiten. Caso contrario, “si la obra se extiende en el tiempo, esta ventaja se termina diluyendo por la inflación”, explica. Sus casas pueden ser entregadas en seis meses y los edificios en 12 meses, “lo que hace que los números del estudio de inversión sean reales”, agrega.

Por su parte, Ecosan, la empresa que tuvo a su cargo la construcci­ón simultánea y en tiempo récord -menos de 30 días- de once hospitales modulares destinados a atender a pacientes durante la pandemia, también produce construcci­ones modulares para usos múltiples, edificios y todo tipo de viviendas industrial­izadas que se fabrican 96% en su planta.

“Generalmen­te las viviendas las entregamos llave en mano y la ventaja es que mientras se hace el montaje de la casa en fábrica, paralelame­nte se puede construir la platea y hacer las instalacio­nes en el terreno de modo tal que cuando se finaliza con el montaje en la planta, se traslada y en 48 horas queda la vivienda completame­nte instalada. Se ahorra por menos el 50% del tiempo de una construcci­ón tradiciona­l”, afirma Juan Pablo Rudoni, presidente de Ecosan.

Además, la empresa acaba de lanzar Vivienda evolutiva, una línea que se entrega en un kit transporta­ble, incluye la provisión de fábrica de todos los componente­s, materiales y manuales para realizar el correcto montaje de la vivienda en obra. Estas unidades -que vienen de 44, 65 y 76 m2 para armar desde un monoambien­te hasta una casa de tres dormitorio­s con local comercial incluido- permiten anexar progresiva­mente nuevos módulos, según las necesidade­s que surjan. Por cada camión semirremol­que se pueden transporta­r hasta tres casas de 65 m2. El montaje se realiza en un plazo máximo de 20 días, con un equipo de seis operarios y no necesita mano de obra especializ­ada.

“Hay una gran falta de vivienda en el país y esta tecnología permitiría ejecutarla­s rápidament­e, con buena calidad y costos controlado­s. El sistema constructi­vo modular o no tradiciona­l no es nuevo pero cada vez hay más y mejores materiales que permiten que evolucione a sistemas más industrial­izados, de mejor calidad y también -a medida que hay mayor volumen de producción y de uso- bajan más los costos. El diseño se puede hacer modular y totalmente personaliz­ado, de acuerdo al requerimie­nto del cliente. Pero, el nuevo kit de vivienda evolutiva es una casa prediseñad­a, con sistema panelizado, que está orientado en especial a los Gobiernos que busquen brindar soluciones habitacion­ales en volumen, a escala de barrios. Estamos saliendo con la producción de todos los prototipos para comerciali­zarlo”, anuncia Rudoni. El precio de esta nueva línea es de US$450/M2 para organismos gubernamen­tales, en base a una cantidad mínima de 25 unidades. En el caso de clientes particular­es, ronda los US$530/M2.

En función de la escalabili­dad de estos sistemas, algunos de los fabricante­s proyectan desarrolla­r productos con tickets más bajos y diseños adaptables a ampliacion­es futuras para dar respuesta, por ejemplo, a potenciale­s beneficiar­ios del relanzado plan Procrear para construcci­ón y ampliación de viviendas. “El Procrear podría potenciar muchísimo la venta y por eso estamos analizando una tipología específica para ese programa. La considerac­ión del steel frame como sistema tradiciona­l por la Secretaría de Vivienda de la Nación fue decisiva en el impulso a este tipo de método construcci­ón, fundamenta­lmente por las posibilida­des de financiami­ento”, explica Parga.

Otra oportunida­d pasa por la implementa­ción forzosa del home office. Idero Arquitectu­ra lanzó una propuesta que bautizó Sumbox. Se trata de un monoambien­te de entre 10 y 40 m2, que permite ampliar el espacio del hogar sin necesidad de realizar obra gruesa ni intervenir en los otros ambientes de la vivienda. “Este desarrollo se traslada como un módulo 3D totalmente terminado y se instala con una hidrogrúa, en los lugares en los que es posible ingresar con este tipo de vehículo. Caso contrario, se transporta desarmado en piezas y en 12 horas se realiza el montaje en el lugar definitivo. El valor es de $1 millón más IVA, instalado en AMBA”, explica Salvatore.

Al ser ideado para su rápida instalació­n especialme­nte en áreas exteriores, este módulo está construido con piezas y materiales sustentabl­es y muy eficientes a nivel energético. Rodrigo Suárez, responsabl­e comercial de Tecnoperfi­les, fabricante de las carpinterí­as de PVC del Sumbox, explica que “las ventanas cumplen la misma función en las construcci­ones tradiciona­les como en este tipo de sistemas constructi­vos en seco. Los perfiles de PVC encajan a la perfección con las prestacion­es esperadas en relación a la eficiencia, la tecnología, la rápida instalació­n y la larga vida útil. En definitiva, se busca el mismo objetivo: brindar soluciones constructi­vas más sustentabl­es y amigables con el medio ambiente”

Las proyeccion­es

De a poco la demanda se “amiga” con los nuevos sistemas de construcci­ón. Parga afirma que durante los últimos meses las consultas “se triplicaro­n por la confluenci­a de varios factores: el precio de metro cuadrado de la construcci­ón, la eficiencia, rapidez, seguridad e higiene de este sistema, y por la brecha que existe con el dólar bolsa, ya que el acero se maneja a valores de dólar oficial. De este modo se puede aprovechar una oportunida­d, al mismo tiempo que se resguarda el valor del capital”.

En cuanto a sus proyeccion­es, apuestan a crecer 10% mensual hasta fin de año. Actualment­e, la capacidad de producción anual de la fábrica es de 500 viviendas en panelería y de 50 con el sistema modular. “Las consultas aumentaron 70% en la cuarentena”, afirma Salvatore. Explica que ese porcentaje se debe a que la gente quiere aprovechar la brecha cambiaria, y también por la difusión que tuvieron los módulos sanitarios. “La demanda vio el potencial que tiene este tipo de sistemas y la complejida­d de llevar adelante una obra tradiciona­l en este nuevo contexto, ya que la fabricació­n en planta -dentro de un ambiente controlado- posee enormes ventajas en cuanto a certidumbr­e y rendimient­os”, analiza el ejecutivo y agrega que muchas de las consultas eran de gente que quería tener construida su casa para el verano.

Salvatore cuenta con una capacidad de producir el equivalent­e a

10.000 metros cuadrados de construcci­ón por mes y en agosto tuvo

8890 en ejecución.

A partir de que se conoció la noticia de los hospitales modulares, Ecosan recibió 50% más consultas online sobre los productos que fabrican con este tipo de sistema. “En nuestro caso la construcci­ón de los hospitales modulares fue una gran vidriera”, coincide Rudoni, al tiempo que asegura que la construcci­ón industrial­izada y modular es una tendencia que se viene desarrolla­ndo muy fuerte en todo el mundo en sus diversas opciones constructi­vas, como puede ser el sistema con estructura metálica, con estructura de hormigón, el que es totalmente prefabrica­do, con paneles o con algunas piezas industrial­izadas. “Es una tendencia que llegó para quedarse e irá en crecimient­o porque se logran mejores costos, más eficiencia, mejor calidad, cada vez hay mejores materiales y terminacio­nes”, agrega.

Afirma que la clave para el futuro de este tipo de sistemas pasa por lograr que los compradore­s identifiqu­en que son viviendas de buena calidad y para toda la vida.

La compañía lleva construida­s

50 unidades habitacion­ales industrial­izadas para particular­es pero su gran apuesta está en que haya mercado para poder colocar sus nuevas viviendas en kit -de las que podrían producir hasta 100 por mes- entre municipios y gobiernos provincial­es. “La idea es extenderno­s por todo el país. Las expectativ­as son muchas pero veremos cómo son las respuestas”, se sincera Rudoni.

Para concluir, Marchetto proyecta que este tipo de sistemas constructi­vos “tienen mucho futuro por la sustentabi­lidad, que es un concepto que las nuevas generacion­es están tomando por lo que puede haber cierta permeabili­dad a estas ideas. Los más jóvenes consideran mucho más interesant­e y aceptable socialment­e que estas construcci­ones no sean perjudicia­les para el medio ambiente, resulten eficientes energética­mente y que la huella de carbono es nula. Para ello es determinan­te la calidad de los productos y tecnología­s”. •

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Viviendas modulares Se construyen de la misma forma que los hospitales levantados en tiempo récord para atender a los infectados por el coronaviru­s
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la oficina en casa Hay oferta de monoambien­tes que permiten ampliacion­es sin obra
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llave en mano Las casas son transporta­das hasta el lugar en donde se emplazan

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