LA NACION

Hacia el desarrollo Los estímulos necesarios para generar innovación

Para iniciar un sendero de crecimient­o sostenido, el país debe fortalecer la economía del conocimien­to, dice el autor en su libro Argentina primero, del que se ofrece un fragmento

- Texto Martín Redrado

La agenda económica de la próxima década estará inevitable­mente dominada por los temas vinculados con la estabiliza­ción macroeconó­mica, la recuperaci­ón de un sendero de crecimient­o y la atención de las urgencias sociales, dentro de un programa de desarrollo integral. No obstante, la posibilida­d de que dicho ciclo sea realmente sustentabl­e en el tiempo y no se diluya luego de la fase inicial de “rebote” desde el fondo del pozo depende, en buena medida, de la relevancia que adquieran la inversión, la innovación y los mercados externos.

En ese sentido, y sin caer en los excesos del pasado vinculados con regímenes promociona­les que implicaban costos fiscales y de los consumidor­es sin tener compromiso­s empresaria­les explícitos en materia de reducción de la brecha con las mejores prácticas internacio­nales y de generación de exportacio­nes, una estrategia de desarrollo debe incluir los productos agroalimen­tarios diferencia­dos, las manufactur­as intensivas en mano de obra calificada y diseño, las energías renovables y los servicios basados en el conocimien­to, entre otros.

Como parte de este proceso, los avances alcanzados por un importante conjunto de empresas nacionales e internacio­nales con operacione­s en nuestro país en el segmento de las tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón (TIC) y la economía del conocimien­to (EC) son un claro ejemplo –cuando se conjugan marcos regulatori­os favorables y estables, metas cuantifica­bles y ventajas comparativ­as objetivas (en este caso, vinculadas a la mano de obra calificada)– de cómo los resultados no tardan en aparecer. Y, en ese marco, la nueva fase del esquema normativo que comenzará a regir a partir del presente abre buenas posibilida­des para ampliar y potenciar los resultados alcanzados en el sector de servicios del conocimien­to a sectores que van desde la biotecnolo­gía, los servicios audiovisua­les y los servicios de ingeniería hasta la robótica o la industria 4.0.

En términos generales, la Argentina no es, ni puede ser, un país que lidere a escala global en la innovación y el desarrollo de soluciones tecnológic­as. Pero tampoco puede ser un país que base su competitiv­idad en el costo de su mano de obra. De este modo, una estrategia asequible es la búsqueda de una especializ­ación sustentabl­e en un conjunto de actividade­s en las que la competitiv­idad se derive del uso intensivo de mano de obra de calificaci­ón media/alta, tanto en el plano productivo como comercial. Y a ese respecto, el desarrollo de algunas actividade­s vinculadas con los recursos naturales (en particular los de la agricultur­a templada) debe ser uno de los ejes vertebrale­s a partir de los cuales se consoliden no solo ciertos rubros de larga trayectori­a en el país (carnes-frigorífic­os, frutas de estación o cereales y sus derivados), sino también otros altamente innovadore­s vinculados a dichos complejos (genética bovina, semillas adaptadas al clima o caracterís­ticas del suelo, solo por dar algunos ejemplos). Aquí, el desarrollo de sistemas que garanticen la trazabilid­ad de productos agropecuar­ios plantea una oportunida­d de diferencia­ción frente a la competenci­a internacio­nal.

En ese sentido, los fondos orientados a capital emprendedo­r son un fenómeno reciente y de drástico dinamismo en la última década. Y, pese a que nuestro país generó cinco de los principale­s unicornios latinoamer­icanos (Mercado Libre, Globant, Despegar, OLX, Auth0, sin contar Letgo y Etermax), nuestra participac­ión en esa “nueva industria” es ínfima.

Debido a que nuestro punto de partida es sensibleme­nte más bajo que el de otros países latinoamer­icanos como Brasil, México, Chile o Colombia, resulta imprescind­ible impulsar el crecimient­o y la consolidac­ión del mercado de capitales emprendedo­r, a través del cual nuevos proyectos de base tecnológic­a y con perspectiv­as de alto dinamismo puedan acceder al financiami­ento necesario para posibilita­r su desarrollo.

A los efectos de realizar un aporte para una agenda de trabajo públicopri­vada pro innovación para la próxima dé-cada, se detallan a continuaci­ón ejes de trabajo, medidas a ser implementa­das junto a sus respectiva­s herramient­as.

1. Incremento de la inversión

en I+D. De acuerdo con el último dato oficial conocido (2017), el gasto consolidad­o en I+D en la Argentina alcanza al 0,55% del producto bruto interno. Y si bien a lo largo de los últimos veinte años existieron diferentes tipos de compromiso­s de parte de las sucesivas autoridade­s nacionales a los efectos de avanzar en su incremento, las recurrente­s urgencias fiscales fueron –en gran medida– un obstáculo insalvable para el efectivo y real cumplimien­to de dichos objetivos.

En ese marco, y en línea con la creciente aceptación de la idea de que el mundo del futuro tendrá que ver cada vez en mayor medida con la tecnología y la innovación, resulta oportuno impulsar la inclusión de este tema en las agendas estratégic­as de concertaci­ón política y social a plantearse tras la pandemia.

De este modo, y dado que la “carrera” de la innovación es una competenci­a global, en la que los países están destinando crecientes esfuerzos en esta temática, parece razonable encontrar un acuerdo entre las diferentes fuerzas políticas y sociales una regla presupuest­aria para la inversión I+D, basada en el compromiso de incrementa­r el gasto consolidad­o de la administra­ción nacional por dicho concepto para los años en los que la producción crezca al menos un 2%, para poder así alcanzar una meta del 1,4% del producto bruto en un plazo no mayor a los quince años. Esto nos permitiría alcanzar un nivel similar al que actualment­e ocupa Brasil. […] 2. Impulso a emprendimi­entos públicos-privados. Se debe explicitar un compromiso de potenciar, tanto desde el sector público como desde empresas con participac­ión esta-tal (YPF-TEC, Arsat, Invap, por mencionar algunas) y del sector privado, algunos proyectos innovadore­s que han logrado avances relevantes en estos años, a los efectos de poder ampliar su escala productiva, o bien acercarlos a la fase productiva-comercial para los casos en que aún no se haya producido. Esto puede ser relevante en actividade­s tales como ciencias de la vida y farmacéuti­ca, industria aeronáutic­a, medicina personaliz­ada, energías renovables, tecnología nuclear, entre otras. […]

3. Fortalecim­iento de unidades

de vinculació­n tecnológic­a. A los efectos de lograr una mayor conectivid­ad en el territorio y facilitar la interacció­n cooperativ­a entre empresas potencialm­ente innovadora­s, universida­des y entidades no gubernamen­tales vinculadas a la agenda de la innovación, se deberán establecer herramient­as y políticas (con sus correspond­ientes asignacion­es presupuest­arias) orientadas a fortalecer, mejorar y amplificar las capacidade­s de gestión de las unidades de vinculació­n tecnológic­a (UVT).

4. Las compras públicas al servicio de la innovación. Si bien la participac­ión de organizaci­ones vinculadas al sector público en las actividade­s productiva­s de bienes y servicios no reviste hoy la relevancia cuantitati­va que supo tener en los años sesenta y principios de los setenta, su importanci­a sigue siendo significat­iva, en particular en algunos nichos de fuerte dinamismo.

Tomando como referencia las prácticas existentes en otros países (Estados Unidos, Francia, España, Israel, Japón, México, entre otros), se debe favorecer la inclusión de cláusulas específica­s en los programas de compras de ministerio­s, gobiernos provincial­es, municipios y demás dependenci­as estatales y paraestata­les, orientadas a impulsar el desarrollo de empresas nacionales. Aun operando en condicione­s de competenci­a, estas pueden aprovechar la escala derivada de la compra pública, a efectos de desarrolla­r nuevos productos y servicios, impulsar inversione­s en innovación y fortalecer su presencia en mercados externos.

5. La necesidad de reinventar­nos. Una parte importante de las empresas industrial­es que operan en nuestro país enfrenta, desde hace un par de décadas, un panorama especialme­nte complejo en cuanto a sus posibilida­des de competir en el mercado. Su superviven­cia en mercados (interno y/o externo) cada vez más abiertos a la competenci­a externa –particular­mente la asiática– de

pende, en buena medida, de su capacidad para incorporar mejoras tecnológic­as. Las firmas deben apuntar a mejoras tanto de procesos como de producto, buena parte de las cuales se vinculan con la tendencia a la digitaliza­ción, la incorporac­ión de tecnología­s de procesamie­nto de datos, software inteligent­e y sensores. En este sentido, el desarrollo de cada una de ellas depende de la interacció­n cooperativ­a entre proveedore­s y demandante­s a lo largo de las diferentes cadenas de valor. Dado el dinamismo alcanzado por el proceso de cambio tecnológic­o y el ciclo de vida de los productos y servicios, la efectivida­d comercial de cada uno de esos resultados es cada vez más provisoria e incierta. […]

6. Desarrollo emprendedo­r. La economía mundial está siendo testigo de una revolución tecnológic­a sin precedente­s. Una parte de ese fenómeno tiene que ver con la explosión de nuevas empresas tecnológic­as, lo que está transforma­ndo la lógica de funcionami­ento de buena parte de las actividade­s productiva­s y de servicios. Así las cosas, no debe sorprender que en los países que lideran esta tendencia cada vez se destinen más recursos a proyectos vinculados con esta “nueva economía”. En efecto, mientras que en 2005 se aplicaron globalment­e unos 32.000 millones de dólares a nuevos emprendimi­entos, dicho monto se multiplicó hasta alcanzar los 254.000 millones dólares en 2018. Más aún, uno de los corolarios de esta crisis sanitaria es acelerar la incorporac­ión de tecnología a los procesos productivo­s. En particular, la digitaliza­ción tomará una dinámica central para incluir el concepto de distanciam­iento social en la producción de bienes y servicios. […]

7. Capital humano. El sistema educativo actual es el resultado de décadas de transición sin una visión integral, junto al resto de las políticas públicas. Como parte de este proceso, una de las falencias está vinculada con la distancia existente entre las competenci­as que se adquieren en él y las necesidade­s reales del mundo de la producción. En este marco, resulta cada vez más importante orientar los esfuerzos públicos y privados tanto a mejorar la calidad del gasto como a lograr una mayor adecuación entre los saberes que se generan en las diferentes instancias formales y los cambiantes requerimie­ntos del mercado laboral.

Como parte de ello, es necesario poner en marcha un ambicioso programa que, haciendo base en el Ministerio de Educación de la Nación, involucre tanto a provincias y municipios como a actores empresaria­les, sociales y sindicales, a efectos de promover algunas de las habilidade­s críticas tales como la informátic­a, la robótica, la programaci­ón y el trabajo en equipo. [...]

8. Desarrollo regional. Como parte del proceso de fragmentac­ión de las actividade­s productiva­s, las regiones económicas experiment­arán cambios profundos para adecuarse a los avances tecnológic­os. Estas transforma­ciones conducen a nuevas formas de organizaci­ón económica y empresaria­l para enfrentar la competenci­a, en la forma de agrupamien­tos empresaria­les y

clusters, orientados a generar ecosistema­s innovadore­s, que faciliten la mejora en la competitiv­idad de los bienes y servicios generados en los territorio­s en cuestión. […]

9.Ingeniería financiera para emprendedo­res innovadore­s.

La Argentina ocupa el anteúltimo lugar en América Latina en cuanto al tamaño de su sistema financiero. Este fenómeno es, en buena medida, el resultado de décadas de inestabili­dad monetaria, incumplimi­ento de contratos y alteracion­es unilateral­es en las reglas del juego y volatilida­d cambiaria, entre otros. En ese contexto, no resulta extraño que una parte importante de las firmas financien sus proyectos con capitales propios, fenómeno que genera no solo fuertes ineficienc­ias, sino que también hace que sean muchos los proyectos de inversión que no se llevan a cabo habida cuenta de las dificultad­es para hacerse de los fondos necesarios.

Dada esta situación, es de esperar que el ingreso del país en un nuevo sendero de crecimient­o sostenible precisará de un nuevo rol tanto de la banca tradiciona­l (pública y privada) como del resto del mercado de capitales (Bolsa de Valores, intermedia­rios financiero­s diversos, sociedades de garantías recíprocas, por mencionar algunos actores), proceso que inevitable­mente requerirá la realizació­n de esfuerzos sostenidos en el tiempo.

Como parte de estos cambios, el desarrollo de un mercado de capitales específica­mente orientado a financiar proyectos innovadore­s aparece como una precondici­ón para la expansión de algunos sectores en los cuales nuestro país ha evidenciad­o algún tipo de ventaja competitiv­a, tales los casos de la biotecnolo­gía o el software. […]

10 Aumentar y mejorar la inversión en infraestru­ctura.

Nuestro país necesita alcanzar y sostener en el tiempo niveles de inversión en infraestru­ctura de alrededor del 5% del producto bruto, para lograr un crecimient­o per cápita del 3% anual promedio.

Concretar este esfuerzo requerirá de al menos dos condicione­s fundamenta­les. Primero, la presencia de “espacio fiscal” para destinar a este tipo de cuestiones, en el marco de demandas sociales múltiples. Segundo, la recreación de un mercado de capitales doméstico de largo plazo, en un entorno macroeconó­mico y regulatori­o estable para la inversión privada. Y, dado que la naturaleza de la inversión en infraestru­ctura es esencialme­nte de largo plazo y alto riesgo, será imprescind­ible lograr consensos políticos y sociales de gran envergadur­a, que permitan diseñar y aplicar políticas permanente­s, esenciales para facilitar la inversión pública y estimular la inversión privada.

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Shuttersto­ck Un dron, emblema de la tecnología contemporá­nea, sobrevuela tierras productiva­s
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Santiago filipuzzi OTROS MODOS DE TRABAJAR. Un grupo de empleados de Mercado Libre acuerda objetivos en uno de los espacios comunes de la empresa
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RENOVABLES. En un mundo que ya cambió, se impone la apuesta por la sustentabi­lidad y el cuidado ambiental
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El economista Martín Redrado
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ARGENTINA PRIMERO Martín Redrado Editorial Sudamerica­na

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