Aislados y polarizados: la pandemia y el voto en Estados Unidos
La irrupción del coronavirus, hace seis meses, trajo grandes cambios en la vida social y los hábitos de la gente, que sin duda impactarán en las elecciones de noviembre
Los cambios en el ánimo social provocados por el coronavirus seguramente impactarán en las elecciones de noviembre
Desde la parte posterior de su casa en new Hampshire, Robert D. Putnam ve cómo su patio desciende junto a unos árboles de hojas marchitas hacia un estanque tras el cual se alza el monte Monadnock, una de las cumbres favoritas de Henry David Thoreau. lo que no ve, ni aquí ni en ninguna parte, son muchas otras personas. “En promedio, vemos a un ser humano por semana”, dijo Putnam, sociólogo y politólogo, refiriéndose a él y su esposa, Rosemary.
como es una suerte de bardo de la comunidad estadounidense, hay una injusticia poética en la forzosa soledad de Putnam. En 2000 publicó Bowling Alone, un libro que documentaba el declive en la participación de los estadounidenses en asuntos sociales. Durante décadas, este profesor de Harvard ha estudiado los costos del aislamiento: la soledad, la declinante confianza, la disolución del “capital social”, esas conexiones que aceitan la maquinaria de la vida cívica.
a seis meses de la irrupción del coronavirus, la mayoría de los estadounidenses están igual que Putnam, de 79 años: su mundo se ha reducido a su barrio, su casa y la pantalla de sus computadoras. Sin embargo, también se preparan para cumplir con la más comunitaria de las obligaciones, una elección nacional durante una presidencia extraordinariamente polarizante que se ha vuelto más divisiva durante una pandemia que ha ocasionado el fallecimiento de casi 200.000 estadounidenses y un movimiento generalizado en contra de la violencia policial y el racismo sistémico.
Dado que no hay precedente para la situación actual, Putnam, cuyo próximo libro se llama The Upswing y recorre el individualismo estadounidense y su contracara, plantea una pregunta de suma importancia: “Si estás solo y te sientes aislado, ¿eso te vuelve más propenso a participar en la política?”.
Mientras que el acto logístico del sufragio se ha aggiornado con el incremento del voto por correo, se desconoce cómo harán los equipos de las campañas del presidente Donald Trump y del candidato demócrata Joe Biden para ejecutar el último tramo hacia las elecciones sin actos multitudinarios y otras tácticas tradicionales.
Por otra parte, no queda claro el efecto que tendrá el distanciamiento social en las decisiones de los votantes. Según Putnam, antes del coronavirus incluso el más adicto a las redes digitales todavía tenía un pie en el mundo físico, donde descubría y cultivaba sus relaciones.
conversaciones con cerca de una decena de académicos y expertos en ciencias políticas, psicología política, tecnología y campañas electorales sugieren que estamos mal diseñados para una elección pandémica. Para muchos de ellos, internet es una fuerza centrífuga que aleja a las personas unas de otras y solo las acerca a sus amigos cercanos, la familia inmediata y a sí mismos, el opuesto de la fuerza centrípeta que exigen las elecciones y sus consecuencias y que a menudo proveen las interacciones físicas. Sin embargo, estos pensadores no han abandonado toda esperanza. En su opinión, como la pandemia misma, las próximas semanas serán una prueba de fuego para un país asustado y dividido.
“El virus gira alrededor de una cuestión”, dijo Putnam. “¿Somos un nosotros o somos un yo?”.
Décadas de investigación en ciencias políticas enseñan que algo que tiene un gran impacto en las decisiones propias es si nuestras personas más cercanas votan, y el modo en que lo hacen. “cualquiera que haya sobrevivido a la secundaria sabe que la presión social es real”, dijo Betsy Sinclair, profesora de ciencias políticas en la Universidad Washington en Saint louis.
los cónyuges, los padres, los amigos cercanos ejercen la influencia más poderosa en el comportamiento de los votantes. Sinclair se refirió a un estudio sobre las elecciones de medio término de 2010 en Estados Unidos, que reveló que la mayoría de los amigos de Facebook de una persona no tenían impacto en su comportamiento electoral. Solo inen fluían sus 10 amigos más cercanos, de los 150 contactos que tenían en la red social. De hecho, el votante solo era propenso a ser influenciado por alguien que lo había etiquetado en una fotografía.
Pero los “lazos débiles” que conectan a las personas con sus colegas, vecinos y amigos de amigos son como el vermut en el martini del discurso social. como tus amigos más cercanos y tu familia probablemente tienen preferencias políticas similares a las tuyas, es probable que los conocidos más casuales cambien radicalmente tus suposiciones. Si los lazos fuertes polarizan más, los lazos débiles contrarrestan en algo ese efecto. Sin los lazos débiles –lo que, en parte, ha sido uno de los efectos de la pandemia– lo que queda es algo más destilado y grave. “Si eres demócrata, posiblemente no vayas a hablar con muchos republicanos en tu familia o entre tus amigos, probablemente habrá mucho acuerdo”, dijo Samara M. Klar, profesora en la Escuela de Gobierno y Política Pública de la Universidad de arizona.
“Pero a menudo estás sujeto a presiones transversales, como las llamamos, por sorpresa”, agregó. “Estás en el supermercado, en el partido de fútbol de tus hijos. Esos son momentos importantes en los que las personas se exponen a ideas con las que no están de acuerdo”.
En estos meses pasados, Klar se ha esforzado por conversar con los transeúntes que se encuentra al pasear a sus perros en su vecindario de Tucson, arizona. Pero sabe que, para la mayoría de los estadounidenses, los encuentros casuales en físico se han complicado. “Desearía que algo bueno saliera de esta pandemia pero no he encontrado nada”, dijo Klar.
En teoría, internet podría entrar a proveer estas conversaciones espontáneas. Sin embargo, en la práctica internet no siempre funciona de ese modo, argumenta Mark Granovetter, profesor de sociología en la Universidad de Stanford. “¿la gente pasa más tiempo en línea? Probablemente”, dijo. ¿Siguen recluidos en sus propias cámaras de eco o salen de ahí?”. la respuesta, dice, es que no es fácil saberlo.
Putnam piensa que internet puede complementar, pero no reemplazar, las conexiones que se inician y se cultivan “irl: en la vida real”, como dijo refiriéndose al acrónimo inglés de las palabras in real life.
Este verano ha habido una excepción considerable al distanciamiento social: miles de manifestantes se unieron debido a los asesinatos de personas negras a manos de la policía y tomaron las calles de muchas ciudades. Una gran parte del poder de las protestas residió en la ocupación del espacio físico cuando, por ejemplo, se bloqueó el tráfico del puente de Brooklyn. Esto hizo que fuera imposible que los observadores ignoraran a los que buscaban captar para su causa, dijo aaron Schutz, un profesor de estudios comunitarios en la Universidad de Wisconsin, Milwaukee.
Pocos han pensado más en las implicaciones de una vida digital que el escritor Jaron lanier, quien acuñó el término “realidad virtual”. Estos días, desde su hogar en Berkeley, california, lanier se preocupa del efecto que la cuarentena tendrá en el discurso. Mientras los confinados pasan más tiempo conectados, donde los algoritmos nos dan lo que deseamos –como alimento para hamsters– en lugar de reflejar la realidad, ¿seguirá existiendo la afinidad necesaria para que prevalezca el debate significativo? “Si todos piensan lo mismo, las conversaciones no son trascendentales, y si piensan cosas completamente diferentes, tampoco lo son”, dijo lanier.
Sin embargo, el espectáculo debe continuar. a pesar de la pandemia y de los deseos expresados por el propio presidente, la elección culminará el 3 de noviembre.
David Kochel, un veterano operador republicano dijo que una clienta, la senadora Joni Ernst, continuará con su gira tradicional que recorre los 99 condados de iowa en búsqueda de la reelección. además agregará llamadas en conferencia, tele asambleas y reuniones de Zoom.
“los candidatos que tienen una habilidad natural para comunicarse por redes sociales probablemente se beneficien”, dijo. “la ausencia de una campaña en persona probablemente hace que los recursos económicos sean más importantes porque buena parte de la labor de mensajería ahora tiene que hacerse a través de medios pagados”.
Jorge González, organizador de la coalición de Salud ambiental, en la zona de San Diego, afirma que el coronavirus ha imposibilitado la que, según él, es la táctica más efectiva: ir de puerta en puerta y hablar cara a cara con las personas. De todas maneras, enviará promotores a las casas. Pero solo dejarán folletos diseñados por artistas gráficos locales. llaman a la gente a votar y ofrecen información para hacerlo. la iniciativa de Gonzalez, United to Vote, promueve el voto por correo. “Se trata de hacer que sea más fácil para la gente que lo hará por primera vez”, dijo.
Las próximas semanas serán cruciales en un país asustado
La gente pasa más tiempo en la cámara de eco de las redes