El papel de la Corte
Este gobierno, como sus predecesores del mismo signo, no duda en esquivar los límites de la juridicidad para imponer su voluntad. Esto nos tiene mal a muchísimos argentinos, como lo demuestran las protestas pese a la pandemia, y hace pensar que el vallado constitucional de la Corte Suprema intentará ser horadado, como sucedió con la Justicia de Santa Cruz. Este malestar asienta sus raíces en el “vamos por todo” demostrado con actitudes de autoridades del Congreso de la Nación y el Poder Ejecutivo Nacional: sesiones a distancia sin consenso; DNU sin requisitos para serlo, caso Vicentin, etcétera. También en actitudes del máximo tribunal: silencio ante el incumplimiento de sus fallos (caso Sosa); silencio ante la apelada inconstitucionalidad de la integración del Consejo de la Magistratura, decretada por una cámara federal en noviembre de 2015, etcétera.
Ruego y confío en que la profesionalidad de los integrantes de la Corte Suprema, que integra el único poder del Estado a cuyos miembros se les exige ser profesionales; la independencia, honestidad y templanza imprescindibles para ser juez; y la conciencia republicana, base de nuestra Constitución, nos muestre con premura –como otras veces los hicieron– que la república está viva. Que Dios y la patria los iluminen para bien de todos y para que nadie les tenga que reclamar por el incumplimiento de sus juramentos. Jorge L. Noro Villagra
DNI 4.389.255