Vuelta a la escuela
Una breve transcripción de una excelente nota de Pablo Sirvén del domingo pasado. “Decía Sarmiento en 1849: la concurrencia de los chicos a la escuela trae el efecto moralizador de absorber una parte del tiempo, que sin ella sería disipado en la ociosidad y en abandono, habituar al espíritu a la idea de un deber regular, continuo, les proporciona hábitos de regularidad en sus operaciones, añadir una autoridad más a la pafundado terna y la ocasión de estrechar relaciones de simpatía echa sin sentirlo los primeros rudimentos de moralidad y sociabilidad tan necesarios para prepararlos a las obligaciones y deberes de la vida de adultos”. Me pareció algo digno de recordar en una nota y tenerlo presente casi permanentemente en estos días de turbulencia e incoherencia institucional, en los que el Presidente no cree en el “mérito” (ergo, el esfuerzo), en los que el gobierno nacional impide (no casual) al de la ciudad el comienzo de las clases, incluso en los patios. Inconcebible. Siento vergüenza de vivir en este país con este gobierno, por el oscuro futuro que nos está dejando, y no solamente en este aspecto fundamental. No se vislumbra otro objetivo que no sea lograr la impunidad de la vicepresidenta, para luego perpetuarse en el poder. Un país donde la educación no es prioridad se sumerge en un insondable abismo. A la vicepresidenta parece no importarle.
Alberto F. Díaz
DNI 10.492.915