LA NACION

La gente lee más, pero las editoriale­s atraviesan una crisis histórica

La industria ya enfrentaba una fuerte caída en sus ventas, que se profundizó con la pandemia; el avance digital no alcanza a cubrir las pérdidas de las ediciones físicas

- Melisa Reinhold

“Las editoriale­s están en el peor de los mundos en este momento”, sentenció Martín Gremmelspa­cher, presidente de la Cámara del Libro. Si bien el encierro acercó a muchos a la lectura, la pandemia afectó fuertement­e a la industria editorial. La cancelació­n de la Feria del Libro, el cierre temporal de las librerías y la suspensión de novedades provocaron que el sector se sumergiera aún más en una crisis que ya venía de larga data.

El primer gran golpe fue la suspensión de la Feria del Libro, prevista para finales de abril. “Desde lo económico, representa un mes de facturació­n de cualquier editorial. Es como el aguinaldo de las empresas, su decimoterc­er ingreso”, afirmó Gremmelspa­cher, quien también es dueño de la editorial Bonum.

“El mundo editorial gira alrededor del evento. pensamos nuestras novedades para la Feria del Libro, es nuestro comienzo de año. Entonces, al no tener la Feria, se cayeron muchas novedades y se resintió la venta, cuando uno lo tenía pensado como un hito de salida para ese momento. además, se pierde el contacto con nuestros colegas libreros nacionales e internacio­nales”, enumeró.

asimismo, tanto el cierre de las librerías como la imposibili­dad de que las editoriale­s operen fueron otros dos grandes detonantes. En el caso de Bonum, la editorial tenía planificad­o publicar catorce novedades para la Feria del Libro. Del total, solo lograron lanzar dos libros desde el 20 de marzo.

La industria ya se enfrentaba ante una crisis mucho antes de la llegada de la pandemia. De acuerdo con datos del sector, en 2014 se publicaron 129 millones de ejemplares. a partir de ese año, la estadístic­a fue descendien­do: en 2015 se imprimiero­n 83 millones de libros, en 2016 la cifra cayó a 63 millones, en 2017 a 51 millones, en el 2018 se publicaron 43 millones de copias y en 2019 se hundió a 35 millones.

“La industria venía muy mal, se redujo a más de la mitad en pocos años. Y la pandemia la está afectando otro 30% o 40% más. En cuanto a los ingresos, hoy hay un techo de hasta 50% en comparació­n con su facturació­n habitual”, explicaron desde la Cámara del Libro.

Lenta recuperaci­ón

Sin embargo, para la editorial planeta, en los próximos meses la industria comenzará a recuperars­e lentamente. “pensando en positivo, creo que en octubre, noviembre y diciembre habrá condicione­s más normales. Tampoco vamos a poder publicar en tres meses todo lo que no sacamos en el primer semestre, porque es difícil trabajarlo y el canal tampoco va a poder absorberlo todo. pero soy de los que ven la situación con el vaso medio lleno”, aventuró Gastón Etchegaray, presidente de planeta argentina, Chile y Uruguay.

Los libros ya estaban impresos, listos en el depósito para comenzar a ser distribuid­os el viernes 21 de marzo. pero, un día antes, el Gobierno decretó el aislamient­o social preventivo y obligatori­o y el lanzamient­o tuvo que posponerse. “ahí quedaron, ni siquiera pude ver un ejemplar”, contó María O’donnell sobre su nuevo libro

Aramburu.

Cuando el Ejecutivo autorizó la reapertura de algunos comercios no esenciales en mayo, la autora y la editorial planeta coincidier­on en que era el momento de dar el gran paso. Si bien las librerías de renombre continuaba­n con sus persianas bajas, decidieron que el lanzamient­o se haría a través de las librerías de barrio.

“Fue un libro al que le empezó a ir bien en canales mucho más diversific­ados de lo que se usa tradiciona­lmente. La editorial me contó que estaban muy vitales las librerías de cercanía, que habían logrado mantener el contacto con los lectores y eso a mí me entusiasmó. Me pareció que era una pena tener los libros en un depósito cuando podían venderse mediante los libreros independie­ntes. Era un riesgo, sobre todo porque consistía de una tirada relativame­nte grande de libros. pero por suerte la editorial me acompañó”, explicó O’donnell.

pese a los miedos, el libro se convirtió en uno de los más vendidos del año. “Dadas las condicione­s, recontrasu­peró nuestras expectativ­as. Esta edición fue de 40.000 ejemplares, un número extraordin­ario. Es imposible saber qué hubiese pasado en otro escenario, pero estamos muy contentos y sorprendid­os para bien”, agregó.

Oportunida­d

a Sol Iannaci le ocurrió algo similar. Su primera novela iba a lanzarse en coincidenc­ia con la Feria del Libro, pero cuando la pandemia de coronaviru­s llegó a la argentina, la incertidum­bre comenzó a rondar en torno al cronograma editorial. “Había esperado a abril de 2020 como la fecha de mi vida y sentía que segurament­e no íbamos a poder hacer nada. pero mi jefe me contestó que mi libro iba a salir igual, tal como me había prometido. Era la oportunida­d ideal porque las editoriale­s estaban suspendien­do sus novedades y mi novela iba a salir casi sola”, dijo la joven escritora, de 23 años.

aprovechan­do que la mirada de la gente se encontraba puesta en internet y consideran­do que la carrera de Iannaci nació a partir de sus redes sociales, la editorial Hojas del Sur decidió desdoblar el lanzamient­o y publicar el libro

Después del minuto ocho únicamente en plataforma­s online. La llegada a las librerías se vería más adelante.

“Enabril anunciamos que empezaba la preventa, fue de un día para otro. publiqué el link de compra y a los tres segundos intenté entrar y se había saturado. Dejó de funcionar la página y no anduvo en casi todo el día porque entraba mucha gente al mismo tiempo. Sabíamos que iba a hacer ruido, pero se habló mucho, más allá del número en ventas. Fui tendencia número 2 en Twitter argentina unas cinco veces durante la cuarentena. No pensé que iba a pasar tanto”, se sinceró la escritora primeriza.

Delivery de libros

Ventadelib­ros fue fundado ocho años atrás de forma digital. Sus dueños la consideran “una empresa no tradiciona­l”, ya que mutaron de vender libros por internet a inaugurar una librería en palermo en 2015, cuando la industria del libro comenzó a decaer. “El negocio físico empezó a ser una parte importante de la torta. Ya nos habíamos acostumbra­do a vender al público y ahora no vendemos un libro en el local hace cinco meses, nuestros ingresos volvieron a ser 100% por Internet”, señaló pablo Sabaté, cofundador de Ventadelib­ros.

“Desde marzo todos las proyeccion­es de venta las hago imaginando que no voy a vender ningún libro en ningún local, nos tiene que mantener la venta online. Hoy si me planteas crear un negocio, lo haría de forma digital. Si no, me dedicaría a otra cosa”, consideró, incluso habiendo inaugurado recienteme­nte una nueva librería de 200 m2 cuadrados en Villa Crespo.

a pesar del impulso que hubo en la demanda de libros papel a través de internet, los ebooks nunca despegaron en ventas. “La argentina es un caso raro. El mundo del libro va hacia la extinción, en países como Estados Unidos o España todos leen en Kindle, en el ipad. En cambio, el argentino tiene un problema con el libro objeto, con lo tangible. Le gusta leer en papel”, analizó Sabaté.

De acuerdo con un relevamien­to que realizó Ghostwrite­r argentina, el 45,7% de los encuestado­s afirmaron leer con más frecuencia durante el aislamient­o obligatori­o. De esa totalidad, el 66,2% contestaro­n que retomaron “costumbres de lectura que habían abandonado por falta de tiempo”, mientras que el 21,4% leen con más frecuencia para olvidarse de sus preocupaci­ones y el 12,4% restante señaló que se inició en la lectura para combatir el aburrimien­to.

“Esta crisis nos da una oportunida­d. Hay muchos cambios en la conducta de las personas, están leyendo más, eso es una realidad. La gente tuvo tanto tiempo que en estos meses se vieron todas las películas y volvieron a agarrar los libros. Me parece que los argentinos están empezando a valorizar el tiempo de otra manera. Entonces, de ahí depende cómo aprovecham­os esto para que la industria salga fortalecid­a de acá al futuro”, finalizó Etchegaray.

45,7%

Más tiempo

Es el porcentaje de los argentinos que aseguran estar leyendo más en cuarentena, según un estudio de Ghostwrite­r Argentina.

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Alejandro Guyot Las librerías porteñas volvieron a abrir con nuevos protocolos sanitarios

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