LA NACION

El girasol pica en punta

- Diego de la Puente El autor es socio de Nóvitas SA.

Haciendo un poco de historia, el girasol ha sido durante muchísimos años en nuestro país un cultivo de una trascenden­cia única. Durante mediados y fines de la década del noventa, la Argentina supo tener una participac­ión en las exportacio­nes mundiales del complejo girasolero cercana al 60%. Pero desde esa época hemos ido perdiendo terreno en la escala global para apenas sostener en la actualidad una participac­ión que ronda el 10 por ciento.

Quizá las mejoras tecnológic­as aplicadas a otros cultivos o precios menos atractivos fueron generando esta pérdida relativa en el posicionam­iento global, en donde básicament­e los países aledaños al Mar Negro (léase Ucrania y Rusia principalm­ente), fueron ganando en considerac­ión. A partir del 2000 el área sembrada comenzó a caer y con ello también la producción. No obstante y más allá de las vicisitude­s climáticas que pueden afectar la producción cada año, en las últimas campañas pareciera haberse logrado una cierta estabilida­d en el área implantada.

Ahora bien, cuando los problemas productivo­s se dan en las principale­s regiones girasolera­s del mundo como las ante comentadas, las cotizacion­es empiezan a notarlo. A criterio del semanario alemán Oil World (OW), los valores del aceite de girasol están literalmen­te “en llamas”. Ello no sólo tiene que ver con los problemas de oferta en Ucrania, Rusia, Argentina y algunos otros países de Europa, sino porque también China estaría comprando grandes cantidades de este óleo. Y, cuando el gigante asiático se mete en un mercado todo puede pasar.

En nuestro país, la situación productiva dista mucho de ser la ideal, sobre todo en la región del NEA. Allí, la sequía está generando pérdidas en los rendimient­os no solo del girasol, sino también del trigo. Como consecuenc­ia, los valores de esta oleaginosa han corregido rápidament­e al alza, mostrando importante­s diferencia­les con los precios de la soja. Por tal motivo, muchos productore­s del sudeste, sudoeste y oeste de la provincia de Buenos Aires, han comenzado a evaluar la posibilida­d de incrementa­r el área de girasol a expensas de la soja.

No obstante ello, la pregunta más importante reside en sí resulta convenient­e “apurarse” a tomar decisiones con los actuales niveles de valores. Si bien la respuesta no resulta sencilla (máxime en un producto que no posee alternativ­as de coberturas flexibles y con marcadas diferencia­s en las estructura­s entre compradore­s y vendedores), el contexto podría ayudar.

Para muchos economista­s y analistas políticos del mundo, está ya está siendo la peor crisis económica de la historia. La salida tampoco será fácil, esgrimen, más allá del lógico rebote que pueda mostrar el próximo año. La situación en nuestro país, no escapa al normal desarrollo de lo que le ocurre al resto del mundo. Quizá, el hecho de ir tomando precios que son rentables en situacione­s normales de producción (para los que accedan a esa condición), podría llegar a ser la decisión más inteligent­e del año.

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