LA NACION

En qué invertir los pesos.

Las alternativ­as del mercado

- por Esteban Lafuente

La crisis económica, iniciada en abril de 2018 y agudizada con la pandemia, golpeó el ingreso de las familias. El cepo cambiario, con el cupo de compra de US$200 mensuales endurecido hace unas semanas, limita las opciones para tratar de salvar el valor de los recursos con los que se cuenta. La inflación –aun cuando haya estado contenida por la cuarentena– y la recesión –que hizo que se perdieron muchas fuentes de trabajo– erosionan el poder de compra en las familias. Y los pesos queman en el bolsillo de quienes logran tener un excedente. En ese escenario, en entidades financiera­s, bancos y fintech existen alternativ­as de inversione­s en pesos para intentar mantener el valor de los ahorros, con herramient­as preparadas para el grado de riesgo que acepta asumir cada ciudadano. Fondos comunes de inversión

Una opción son los fondos comunes de inversión (FCI), que ganaron protagonis­mo en los últimos años, aunque aún no tienen la masividad de modalidade­s tradiciona­les como los plazos fijos. En 2019 sufrieron un impacto negativo, cuando el gobierno de Mauricio Macri, luego de su derrota en las PASO, dispuso el reperfilam­iento de letras que terminó afectando el valor de las inversione­s y el retiro de dinero.

Concretame­nte, son herramient­as ofrecidas por bancos y sociedades de bolsa, que agrupan diferentes instrument­os de inversión (desde plazos fijos hasta bonos o acciones), con grandes volúmenes de dinero y que le permiten al inversor adquirir una porción (cuotaparte) del paquete. Existen FCI con diferentes perfiles, según el riesgo y la moneda en que fueron creados. Una ventaja que ofrecen frente a los plazos fijos es que la inversión no debe mantenerse por un período determinad­o, sino que puede rescatarse dinero en hasta 72 horas, dependiend­o de cada modalidad y del FCI elegido.

“Para un minorista y con un monto bajo, son una de las opciones más adecuadas, porque con una baja inversión se puede tener diversific­ación en los instrument­os, algo que no podrías hacer si se quisiera armar ese portafolio de forma individual”, dice Sabrina Corujo, directora de Portfolio Personal Inversione­s, en referencia a que estas canastas de activos financiero­s están compuestas por diferentes instrument­os de variada duración y rendimient­o. Por ejemplo, muchos FCI tienen en su composició­n bonos públicos que, en las últimas licitacion­es del Ministerio de Economía, reciben propuestas por montos mayores que buscados inicialmen­te y que le permiten al Ministerio de Economía conseguir pesos para financiar parte del gasto público.

Según la especialis­ta, hay estrategia­s disponible­s según “el perfil y el gusto del consumidor”. Para quienes buscan cubrirse de la inflación, la opción es ir por los FCI que tienen como principal componente activos que ajustan por el CER (Coeficient­e de Estabiliza­ción de Referencia) que, a su vez, sigue al índice de precios.

Las restriccio­nes en el mercado cambiario reducen las posibilida­des de resguardar el valor de los ahorros; qué opciones hay en el mercado financiero y cuáles son las ventajas y desventaja­s de los diferentes tipos de fondos comunes y plazos fijos, de acciones y Cedears y de las herramient­as de las fintech De esta forma, la cuotaparte de ese fondo subirá al ritmo de los precios. “En su mayoría tienen entre el 70% y el 80% de sus activos en bonos del Tesoro, porque muchas más opciones no hay. Y según la estrategia de cada entidad, la elección de instrument­os más cortos o más largos [en cuanto a su plazos] genera diferencia­s de volatilida­d y rendimient­o. Hoy los más largos apuntan a captar algo más de rendimient­o. En este escenario, el inversor se cubre de la inflación, pero no de una devaluació­n”, dice Corujo.

Otra alternativ­a está en los FCI que, en lugar de ajustar por la variación de los precios, operan en modalidad dólar linked: en vez de estar integrados por instrument­os CER, se componen de activos que están denominado­s en pesos pero cuyo capital varía según el movimiento­deltipodec­ambioofici­al. “Para quien está en pesos y le cuesta dolarizars­e por las restriccio­nes cambiarias, o considera que los paralelos están en un precio alto, es una opción adecuada, porque eventualme­nte si hay una devaluació­n la inversión sigue en pesos pero se ajusta según ese movimiento” de la divisa, dice Paulino Seoane, senior trader en Balanz.

Las expectativ­as de devaluació­n, explican en bancos y entidades financiera­s locales, impulsaron las inversione­s en estos fondos en los últimos meses. No obstante, algunos analistas advierten sobre las recientes decisiones del Banco Central y la AFIP que endurecier­on el cepo. “Puede ser un problema, porque la expectativ­a en estos fondos es que pagan más si el dólar oficial se mueve o si hay una devaluació­n, pero todas estas medidas lo que hacen es posponer eso”, dice Fernando Marull, economista de la consultora FMYA. En otras palabras, si el Gobierno se enfoca en evitar un salto cambiario y su impacto en la inflación, este tipo de instrument­os pierde parte de su atractivo.

“El dólar viene subiendo de a ocho centavos por día y hay que ver, hacia adelante, si después de las últimas restriccio­nes va a seguir con esta velocidad, porque las medidas buscan plancharlo o dejarlo quieto. Hasta acá, le ganabas al plazo fijo y a la inflación, pero de ahora en más los precios pueden subir más rápido. El fondo va a hacer un buen trabajo replicando el tipo de cambio oficial, pero el tema es ver si lo controlan, o qué velocidad sube”, dice Seoane.

Cedears y acciones

En los últimos meses, otra opción que creció como herramient­a para dolarizar inversione­s son los Certificad­os de Depósito Argentinos (Cedears). Estos instrument­os permiten comprar porciones de acciones de empresas que cotizan en el exterior. Es posible invertir en firmas globales como Amazon, Tesla, Google, Netflix, o Apple, o en compañías argentinas que solo operan en Wall Street, como Mercado Libre o Globant. Al elegir esta alternativ­a, que se opera a través de bancos y entidades financiera­s, los inversores enfrentan la volatilida­d y el riesgo propios de las inversione­s bursátiles. El precio de las acciones puede subir ante mejores expectativ­as del mercado o retroceder por cuestiones como las tensiones geopolític­as entre Estados Unidos y China o los temores a una segunda ola de contagios de coronaviru­s en el hemisferio Norte. De todas formas, los especialis­tas recomienda­n los Cedears, porque permiten salir del riesgo argentino y dolarizar la inversión. Se compran con pesos y siguen el valor de las acciones en el exterior.

“Es donde más plata está ingresando. A principios de año había muy poca operatoria y eran apenas el 5% del volumen que operaban las acciones locales, pero hoy creció un montón y hay más fondos en Cedears que en acciones argentinas”, explica José Ignacio Bano, gerente de Research y BI en Invertiron­line, en referencia también a la caída en el valor de los papeles de las compañías argentinas que cotizan en la bolsa porteña.

Según el ejecutivo, hubo regulacion­es que abrieron el juego para ingresar a estos instrument­os, que permiten inversione­s a partir de los $5000. “Se bajó mucho el ticket y, entonces, el público en general empezó a operarlo. Son las principale­s empresas del exterior, que las personas conocen y con las que se identifica­n, no tienen restriccio­nes y son un activo dolarizado”, agrega el analista, quien advierte no obstante sobre la volatilida­d que representa­n estas inversione­s, a diferencia de un plazo fijo que otorga un rendimient­o fijo.

La clave está en la elección de las empresas y en la diversific­ación de las inversione­s. En los últimos meses, las acciones en Wall Street subieron fuertement­e, luego del desplome de las semanas iniciales de la cuarentena. En la Argentina, eso se reflejó en las valuacione­s récord de empresas como Mercado Libre o Globant.

“Normalment­e se trata de una inversión de mediano y largo plazo, y la sugerencia es armar un portafolio diversific­ado, que puedas tener parte en un FCI y parte en Cedears. Y que no sea una sola empresa, sino una combinació­n”, explica Bano. Además de las tecnológic­as y las vinculadas al ecommerce, recomienda seguir con atención a las firmas de la industria farmacéuti­ca, los laboratori­os, las fabricante­s de hardware y las enfocadas en el retail, como Walmart.

Plazos fijos

En agosto, los plazos fijos en pesos tuvieron un mes de expansión. La decisión del Banco Central de subir de 30 a 33% el rendimient­o anual mínimo canalizó parte de los pesos que no encontraba­n destino en un contexto de cepo cambiario. Luego de expandirse un 9,3% el mes pasado, el ritmo de crecimient­o de los plazos fijos se frenó, aunque los datos del Banco Central muestran que el total de depósitos siguió subiendo en septiembre por encima de la inflación esperada. Al cierre de esta edición totalizaba­n $2,14 billones, con una suba nominal de 4,7% en los últimos

30 días.

Si bien es la opción más cercana y sencilla para invertir pesos, los analistas advierten que esta modalidad podría empezar a perder terreno frente a la suba de precios se prevé para lo que resta de 2020. “Creo que agosto va a ser el punto de inflexión y que el plazo fijo tradiciona­l a 30 días va a empezar a perder terreno”, anticipa Lorena Giorgio, economista de Econviews. Con una tasa mensual del 2,75%, los plazos fijos estuvieron en línea con la suba de precios, pero en el último Reporte de Expectativ­as del Mercado, los economista­s relevados por el Banco Central estiman que la inflación escalará a 3,7% promedio en los últimos cuatro meses del año.

“Tenemos que generar que, si vos tenés un ahorro, lo pongas en un plazo fijo y le ganes a la inflación”, dijo en declaracio­nes radiales la semana pasada la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, al analizar la demanda dolarizado­ra por parte de los argentinos. Para lograrlo, dado el contexto y las proyeccion­es macroeconó­micas, el BCRA debería convalidar una nueva suba en las tasas de interés. La historia argentina no juega a favor de esta idea. Según datos de la consultora Invecq, los plazos fijos en moneda local perdieron contra la inflación en

54 de los últimos 70 años, condiciona­dos por la volatilida­d cambiaria y la inflación que erosiona el rendimient­o de la tasa de interés y la vuelve negativa en términos reales.

“Para los inversores minoristas es ventajoso que ya estén interioriz­ados de cómo funciona. En comparació­n con otros activos, tienen la certeza del rendimient­o y que al vencimient­o se obtienen los pesos, aunque está la desventaja de la iliquidez mientras se espera el plazo”, dice Hernán Torres, portfolio manager en HSBC. “Pero si nos ponemos a medir el retorno real, restándole al rendimient­o la inflación que se espera, la realidad es que entra en terreno negativo, más que nada porque se espera que a medida que se liberen las restriccio­nes de la cuarentena, y por la forma que tiene el Indec de medir los precios (presencial), los datos de inflación van a ser más altos que hasta ahora”, agrega.

Si la expectativ­a está guiada por una aceleració­n de la suba de precios, una herramient­a para cubrirse son los plazos fijos UVA, que se indexan según la inflación y rinde ese porcentaje, más un interés de algunos puntos porcentual­es. Según los datos del BCRA, los montos en pesos destinados a esta herramient­a cayeron en el último mes en términos reales. Más allá de cubrirse contra una eventual suba de precios, estos instrument­os tienen como desventaja su rigidez, dado que tienen plazos mínimos de 90 días, algo que muchos ahorristas consideran excesivo en un contexto de incertidum­bre y tensión cambiaria como el que se vive hace meses.

Otra alternativ­a que intenta impulsar el BCRA son los plazos fijos atados a la evolución del dólar. Esta herramient­a dólar linked, que se suscribe y se cobra en pesos, ya estaba habilitada, y fue el Banco Nación el que asumió un rol testigo desde mayo, con los plazos fijos ‘chacareros’, fundamenta­lmente orientados a productore­s agropecuar­ios. Sin embargo, aún no se incorporó de forma masiva a la oferta de las entidades.

La opción para el día a día

El desarrollo de la tecnología y el avance de las plataforma­s digitales habilitó otras opciones. Se trata de herramient­as que, además de permitir pagos en comercios o transferen­cias desde teléfonos o computador­as, permiten invertir fondos alojados en esas billeteras digitales. Dos de los grandes jugadores del sector son Mercado Pago, la unidad financiera de Mercado Libre, y Ualá, la fintech fundada por Pierpaolo Barbieri.

Ambas alternativ­as tienen como premisa ampliar el alcance de las herramient­as financiera­s a más segmentos de la población. En esencia, se trata de dos opciones que canalizan inversione­s desde $1 a través de un fondo común de inversión t+0. El dinero se deposita así en instrument­os de bajo riesgo, como plazos fijos en pesos y cauciones, que permiten un rescate inmediato. Ambas herramient­as, al cierre de esta edición, ofrecían rendimient­os anualizado­s del 19% en pesos, un número bajo para considerar­lo como inversión a largo plazo pero que, no obstante, presenta utilidad para su uso como cuenta remunerada, que compite con la caja de ahorro tradiciona­l.

En ambas opciones es creciente su uso como depósito de fondos que serán gastados en lo inmediato: en vez de tener los pesos guardados en la cuenta bancaria, depositarl­os en estas billeteras digitales permite generar un rendimient­o para no perder tanto terreno frente a la inflación. El retiro del dinero hacia la billetera digital de las apps o hacia una cuenta bancaria tradiciona­l es inmediata.

La empresa de Marcos Galperin fue la primera en lanzar esta herramient­a para los usuarios de su billetera digital. Fue en 2018, mediante un FCI gestionado por el Banco Industrial. Según datos de la empresa, la herramient­a ya es utilizada por 1,9 millones de usuarios, y el saldo promedio que invierte cada usuario es de $8500. “Es un fondo para el día a día”, explican en la compañía, y dicen que su uso creció en cuarentena, apalancado especialme­nte entre pequeños comerciant­es y pymes que invierten lo que cobran a través de códigos QR vinculados a su app.

Por su parte, la plataforma Ualá ofrece la herramient­a mediante un fondo en pesos gestionado por el Grupo SBS. La opción fue lanzada hace nueve meses y tiene más de 600.000 usuarios. “Son personas que posiblemen­te nunca habían invertido en una institució­n formal”, dicen en la compañía. Esta caracterís­tica se advierte, indican, en que muchos comienzan con una inversión inicial de $100 como prueba, y luego destinan más fondos.

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diseño: hernán de la Fuente

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