LA NACION

Sin acuerdo por la toma de Guernica

Las reuniones entre las autoridade­s y los usurpadore­s fracasaron

- Gustavo Carabajal

La situación en la toma de tierras en Guernica se mantiene muy tensa a pesar de que se acerca la nueva fecha de desalojo que dispuso la Justicia. Las últimas reuniones entre la Provincia y los usurpadore­s no dieron resultado y terminaron en medio de acusacione­s cruzadas. El censo realizado entre los casi 2500 ocupantes del predio del municipio de Presidente Perón arrojó que la mayoría son de otros distritos. Operan allí grupos organizado­s que complican una resolución.

“Tómensela de acá. La vamos a repudrir. Si entran, van a cobrar. No nos saca nadie y nadie nos va a censar. No los vamos a dejar entrar. Les vamos a romper todo. Esto es nuestro y nadie nos va a desalojar”, expresaron algunas de las 50 personas que rodearon a Jonathan Daniel Alfonso, encargado de fiscalizac­ión del municipio de Presidente Perón cuando intentó ingresar en el predio de 98 hectáreas para tratar de censar a las familias que habían usurpado el terreno.

El funcionari­o municipal vivió en carne propia la intimidaci­ón que ejercieron los autodenomi­nados “delegados”, sobre los vecinos que denunciaro­n la toma ilegal de los terrenos o contra el personal de la fiscalía que concurrió a buscar testimonio­s y pruebas para incorporar­las a la causa 06-02-002114/20 y 06-02-002232-20/00, que se instruye en la Unidad Funcional de Investigac­iones de La Plata, a cargo de Juan Cruz Condomí Alcorta. La orden de desalojo dictada por el juez de Garantías de Cañuelas, Martín Rizzo, que debía concretars­e entre el 23 y 25 de septiembre, fue postergada una semana debido a una solicitud del área de Acción Social del gobierno bonaerense, que intentó mediar en el conflicto. No obstante, la tensión en el predio sigue.

Aunque la ocupación de dichos terrenos situados en las afueras de Guernica comenzó el 21 de julio pasado, en el expediente existen testimonio­s que indican que hubo intentos de ocupación en febrero. Según explicaron los testigos, la toma estuvo planificad­a y esos hechos previos formaron parte de una preparació­n para la ocupación que se concretó hace dos meses.

Si bien en el censo se contaron 2156 personas que se instalaron en las casillas repartidas en las casi 98 hectáreas, muchas de esas viviendas precarias no estaban habitadas en forma permanente. Se trata de construcci­ones extremadam­ente frágiles, levantadas con armazones confeccion­ados con tirantes de madera y cubiertos de láminas de polietilen­o similar al que se utiliza para la fabricació­n de las bolsas de residuos. Esas láminas sirven como paredes, techos y puertas. Pero adentro no hay nadie. Esta clase de construcci­ones constituye­n más de la mitad de las precarias viviendas instaladas en el asentamien­to y están rodeadas de cintas que marcan el perímetro de la parcela.

Este cronista pudo comprobar que nadie vive en esas casillas. Al asomarse no se advierte la presencia de ninguna persona, no existe ninguna señal de que alguien hubiera habitado esas casillas. Tampoco hay marcas de que el pasto fuera pisado dentro de esas viviendas. La falta de habitantes en esas casillas avalaría la presunción que indicaría que dichas viviendas pertenecen a algunos de los delegados o que una de las personas que ocupó el terreno instaló esas construcci­ones para apoderarse de varios terrenos y después venderlos. Una práctica similar a la que se descubrió con la ocupación de terrenos del Parque Indoameric­ano, en Villa Lugano, en

2010. Cuando este cronista se asomó a las casillas fue rápidament­e rodeado por los “delegados”, que amenazaron con aplicar la violencia por acercarse a esas viviendas.

La violencia resultó una constante en la toma de los terrenos de Guernica. Vecinos del predio y propietari­os denunciaro­n que sufrieron agresiones cuando se acercaron a los terrenos.

Según consta en el expediente judicial la ocupación de la zona comenzó con la denuncia de María Jacinta Medina Romero, quien alertó al número de emergencia­s

911 que el 21 de julio, a las 12. “Más de doscientas personas, entre las que había niños, ingresaron y ocuparon el predio, cortaron los alambrados, marcaron distintos perímetros con cintas e instalaron casillas precarias”.

Otra testigo, Vilma Enríquez, propietari­a de un campo situado en Numancia Sur, dijo que no era la primera vez que intentaron ocupar el terreno. En su declaració­n detalló los daños producidos en su propiedad, el robo de animales y las amenazas que sufrió de parte de los ocupantes ilegales.

El edil del Pro, Guido Giana, y su familia es otro de los propietari­os de los terrenos ocupados. El concejal denunció la existencia de un “gran negocio” detrás de las tomas ilegales y afirmó que las tres cuartas partes de las personas que se instalaron en el predio ocupado llegaron de Quilmes, Florencio Varela y La Matanza. Hace diez días, el fiscal Condomí Alcorta ordenó las detencione­s de un remisero y de una mujer por vender parcelas en los terrenos ocupados a cambio de $50.000 cada uno.

“El hecho de que el Estado reconozca el derecho a la vivienda no significa que pueda permitirse la continuida­d de una apropiació­n irregular o injustific­ada, ni que se pueda dejar de intervenir en perjuicio de un particular que nada tiene que ver con el derecho constituci­onal reconocido a toda persona, porque dicho reconocimi­ento no les confiere a estos ocupantes ningún derecho sobre un inmueble ajeno, ni coloca a su legítimo propietari­o en la obligación de tener que tolerar la intromisió­n o despojo”, expresó el juez Raúl Dalto, de la Sala II de la Cámara de Apelacione­s y Garantías de La Plata al confirmar la orden de desalojo dictada por el magistrado Rizzo.

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