LA NACION

Rogelio Funes Mori. “Sabía que tenía las condicione­s y que alguna vez iba a explotar”

El ex River y su particular vida: el exilio forzado con la familia, las burlas en sus primeros tiempos, la relación con su mellizo Ramiro y el goleador que es figura en Monterrey y quiere jugar para México

- Diego Borinsky

Las 100 Preguntas

Se publica aquí una versión condensada; la entrevista completa puede leerse en www.lanacion.com.ar/2452160

Le tocó bailar con la más fea en el reparto de nombres con su hermano mellizo y también a la hora de poner el pecho en el club del que es hincha. Aunque muchos lo fustigaron y lo burlaron, terminó dándose lo que insinuaban sus condicione­s. Y un día, Rogelio Gabriel Funes Mori explotó. Lo hizo en México, donde ha metido goles espectacul­ares de todos los colores (chilena, taco, gambetas en espacios reducidos), ante los rivales más pesados y en instancias decisivas, para estar cerca de convertirs­e en el máximo artillero de la historia del Monterrey. En una charla de 4 horas con la nacion, el Melli que siempre se caracteriz­ó por brindar muy pocas entrevista­s y estar a la sombra del hermano, cuenta detalles desconocid­os de una vida muy particular: el exilio forzado a Estados Unidos, el trance de la deportació­n y los miedos por la ilegalidad, las angustias y alegrías de su hermano que siente como propias. Y la insólita familia que ambos formaron con las hermanas de un compañero de equipo. De película.

1. –¿Rogelio o Gabriel?

–Yo me llamo Rogelio Gabriel. Rogelio es el nombre de mi abuelo materno y como de chico no me gustaba, prefería que me dijeran Gabriel. Mis viejos,mishermano­s,mimujer,todos en mi familia me dicen Gabriel. Con el tiempo me empezó a gustar Rogelio, y tanto me gustó que le puse así a mi hijo. Y sin segundo nombre, Rogelio a secas, no le di opción (risas).

4.–¿Por qué usan doble apellido?

–Funes es el apellido de mi viejo y Mori, el de mi vieja. Nunca les pregunté por qué decidieron que usemos los dos. Recuerdo que al llegar a River me consultaro­n cómo quería que me pusieran en la planilla, si con los dos apellidos o sólo como Funes, y yo contesté que mejor los dos. En México se usa bastante el doble apellido y nuestros hijos son Funes Díaz.

6.–¿Quién se asomó primero?

–Tengo entendido que yo salí primero al mundo, buscaba el arco rival, ja, ja, o estaba cansado de que Rami me cagara a patadas ahí adentro. A él le encanta pegar: cuando nos enfrentába­mos en las prácticas de River siempre me resultó muy difícil pasarlo. podía pasar la pelota, pero yo no. No le importaba nada (risas).

7.–¿Quién es Rogelio Gabriel Funes Mori?

–Una persona sencilla, agradable, que intenta ser servicial con la gente a la que quiero. Considero que tengo valores, que nunca me olvidé de dónde salí y que en todo momento tuve la inquietud de aprender. Soy un poco tímido, jamás me gustó hablar demasiado con la prensa. Y suelo estar de buen humor casi siempre.

8.–¿Tus dos hermanas también juegan al fútbol?

–Las dos, sí, pero para entretener­se. Martina es un año menor que nosotros, llegó pegadita, y Serena nació en Estados Unidos, cuando éramos grandes. Le llevamos 14 o 15 años.

11.–¿Tuviste que trabajar de pibe?

–En Mendoza no, porque éramos chicos. Nosotros nos fuimos a Estados Unidos con la familia cuando teníamos 10 años. En Estados Unidos, ya casi terminando la escuela, ahí sí ayudábamos a mis viejos limpiando oficinas, para que terminaran más rápido. Nunca nos faltó nada, pero tampoco la tuvimos fácil, la peleamos. Nos fuimos a Estados Unidos por la crisis del 2001. Mi papá se había quedado sin laburo, era chofer de colectivo, trabajaba en YPF y lo echaron como a tantos otros. Mi madre laburaba en el registro automotriz.

12.–¿Tenían algo en EE.UU.?

–No, la recontra remamos. primero fue mi viejo para allá, tuvimos que vender electrodom­ésticos y otras cosas para sacar los pasajes. En ese momento no era necesaria una visa para entrar en Estados Unidos, así que mi viejo fue, consiguió laburo y unos mesesdespu­és,arrancamos­nosotros. Después vino lo de las Torres Gemelas, se empezó a complicar para entrar y cuando viajamos con mi vieja, Rami y mi hermana no nos dejaron pasar. Nos retuvieron en migracione­s, mi mamá decía que íbamos de vacaciones, pero no le creyeron y nos mandaron de regreso a la Argentina.

13.–¿Qué recordás del momento?

–Teníamos 10 años, entendíamo­s algo pero tampoco tanto. Recuerdo que nos metieron en una sala del aeropuerto donde había papas fritas y comida, y eso nos gustó, pero también la veíamos llorar a mi madre, y eso nos descolocab­a. Nos mandaron de regreso a Mendoza y ahí hubo que empezar a remar de nuevo.

14.–¿Qué hicieron?

–Estuvimos 6 meses en Mendoza. para nosotros era raro estar alejados de nuestro viejo. Nos ayudaron tíos y vecinos. La remamos mucho y sacamos otra vez los pasajes. pero en vez de ir por Atlanta fuimos por Miami y dijimos que íbamos de vacaciones a Disney. Y ahí sí nos creyeron.

16.–¿No te preocupaba el tema de estar ilegal?

–Eso era difícil, sí, andábamos con ese miedo de que si te agarraba la policía capaz te deportaban. Tenías que ser muy correcto en todo, no incumplir ninguna regla, andar siempre a la velocidad permitida, con el cinturón de seguridad puesto y tantas cosas más.

18.–¿Se hacían pasar uno por otro en la escuela, por ejemplo?

–Nunca. En Estados Unidos teníamos las mismas maestras, pero en diferentes horarios, y una vez una maestra me sacó de la clase diciéndome que yo era Ramiro. Le expliqué que no, y le mostré mi lunar debajo del ojo izquierdo. “Quédese tranquila que no hacemos esas cosas”.

21.–¿Cómo fue la historia del Reality que ganaste?

–Fue un concurso organizado por Univisión, la cadena de televisión latina más importante de Estados Unidos. Éramos 5000 chicos, se jugaban partidos de 20 o 30 minutos, 11 contra 11, en las instalacio­nes del FC Dallas, y se iba eligiendo al mejor de cada partido, y al resto los iban cortando. Había veedores y cazatalent­os del FC Dallas, era algo serio. Así fuimos avanzando y llegamos con Ramiro a la final. Lo terminé ganando yo, y al ganador, supuestame­nte, le daban un contrato para integrarse al equipo de primera del FC Dallas.

22.–¿Por qué “supuestame­nte”?

–porque no fue así, me metieron en una especie de Reserva del FC Dallas: viajábamos, jugábamos antes que la primera, pero no tenía chances de ser considerad­o en el equipo principal. En ese momento en la MLS no le daban ni bola a las inferiores.

Viene de la tapa. –Estábamos en Mendoza, empezaron a surgir posibilida­des de ir a probarse unos días a diferentes clubes de Buenos Aires, pero no teníamos ganas de seguir moviéndono­s después de tantas idas y vueltas. Hasta que Óscar Pareja, un entrenador colombiano que habíamos conocido en las inferiores de FC Dallas y que hoy es el entrenador del Orlando City, por un contacto que tenía con directivos nos consiguió una prueba en River. Óscar es otra persona a la que me gustaría agradecer mucho, fue clave en nuestra historia. –¡Más vale! Cuando nos dijeron “River” ni lo dudamos: es el club del que somostodos­hinchasenl­afamilia.mi viejo nos llevaba al Malvinas cuando River jugaba en Mendoza, pero yo no me acuerdo mucho porque era chico. En Estados Unidos veíamos siempre los partidos de River en casa, gritábamos los goles. Mis ídolos eran Crespo y Ortega, y después pude jugar con el Burrito, eso es algo inexplicab­le. Siempre soñamos con esa oportunida­d de ponernos la camiseta de River y soy de los que creen en la ley de atracción: cuando deseás mucho algo, se termina dando.

30.–¿Qué recordás de esos días de prueba en River?

–Estuvimos dos semanas en la pensión del club, detrás del Monumental. Pero ahí ya era otra cosa, diferente. La pensión era increíble, un lujo. Me acuerdo de que llegamos un viernes y había asado para comer. Y otra cosa que recuerdo es que Mauro Díaz era el capo de la pensión, le prestaban la computador­a. Ja, ja, hoy es mi cuñado. El mío y el de Rami, de los dos.

34.–¿Ramiro siempre pareció el mayor de los dos por el temperamen­to?

–Rami siempre fue el más serio de los dos y yo el más jodón, y cada tanto me gritaba si entraba medio dormido. Compartimo­s bastante equipo en Quinta. Fue poco tiempo en inferiores, pero la pasamos muy bien y nos marcó esa etapa. Nos costó agarrar el roce del fútbol argentino, porque nosotros veníamos de Estados Unidos, donde no se entrenaba todos los días comoacá.tambiénnos­faltabaesa­picardía de ir a trabar fuerte, como todo pibe de potrero. Lo primero que te enseñan en Argentina es poner la pierna firme, el roce, y esa desventaja la sentimos, pero las condicione­s para jugar y el carácter para pedirla siempre los tuvimos con mi hermano.

35.–Se los ve muy unidos. ¿Alguna vez se pelearon mal o estuvieron un tiempo sin hablarse?

–Paranada,siemprenos­defendimos. Mi hermano era muy vicioso con la Play y nuestros padres nos ponían un horario límite para jugar los días de semana, y Rami por ahí se despertaba a las 5 de la mañana al otro día para seguir jugando. Se enojaba mal cuando perdía, era muy enojón, pero nos llevamos siempre bien.

36.–¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de tener un gemelo?

–Lo que menos me gusta es que nos confundan. Lo que más me gusta es que siempre nos defendimos entre nosotros: si uno viene medio tambaleand­o, el otro lo ayuda como sea. Siempre fue así, desde el colegio con las tareas para poder pasar, para darnos ánimo en diferentes situacione­s. En la escuela de Arlington tenías que aprobar cada examen para que te dejaran entrenar, así que para nosotros era importante, y siempre le dimos para adelante para poder hacer todo juntos, siempre nos defendimos a muerte.

38.–¿Qué recordás de tu debut en la primera de River?

–Fue contra Vélez en Liniers. Cuando Astrada me dijo que iba a ir al banco, no podía creerlo. Concentré con el Kity Villagra, que es más bueno que el pan. “Mirá que van a venir a cortarte el pelo”, me decían, y el Kity me quería defender, pero no hubo caso. En un momento entró el Burrito con un par más y me bautizaron, me dejaron mechones, así que después el Kity me prestó la afeitadora y lo emparejé. Igual, yo estaba shockeado: no podía caer en donde estaba, compartien­do una concentrac­ión con tipos a los que veía en la tele.

40.–Eneltorneo­siguientel­emetiste 3 goles a Racing en 22 minutos, después de estar 14 partidos sin convertir. ¿La confianza es fundamenta­l para un delantero, no? –Contra Racing en Avellaneda fue una cosa de locos, uno de los partidos más increíbles y más lindos que tuve en mi carrera. Y es como vos decís: la confianza es muy importante para cualquier jugador, y para los delanteros un poco más todavía, porque el delantero puede tener rachas muy positivas y muy negativas, y vive del gol, entonces todo se potencia.

41.–En River estuviste un año sin meter goles.

–Sí, y se cortó en el Nacional B, un gol que le metí a Defensa y Justicia sobre la hora en cancha de San Lorenzo. Pero aún sin poder meterla, siempre creí en mí mismo, sabía que las condicione­s las tenía y que en algún momento iba a explotar. Mis compañeros me lo decían.

45.–¿Fue un error que jugaran tantos pibes en la ida de la promoción contra Belgrano? ¿A vos no te temblaban las piernas?

–No sé si fue un error, puede que sí. Está claro que para los jóvenes no era fácil jugar ese partido, pero lo afrontamos de buena manera y el resultado no fue bueno. Yo quería jugar todos los partidos, no me temblaban las piernas, aunque era consciente de lo que nos jugábamos. Era todo cuesta arriba, pero nunca tuve miedo en una cancha de fútbol.

46.–Pasaste de ser titular en Córdoba en ese partido a no ir ni al banco en la revancha en el Monumental, un poco raro.

–El técnico decide y uno debe acatar. Jota Jota me dijo que no iba a concentrar, e igual traté de apoyar a mis compañeros. Recuerdo el viaje desde Don Torcuato, donde nos concentram­os, con los puentes de la Panamerica­na repletos de hinchas. Sentimos ese apoyo, pero no pudimos. Nos tocó descender, pero nadie se murió: hay que entender que esto es un deporte. Yo vi el partido con Almeyda y Ferrari detrás de los carteles.

47.–Muchos hinchas de River te criticaban y te insultaban, pero en el Nacional B metiste el gol clave sobre la hora a Boca Unidos.

–Fue faltando tres fechas, en el Monumental, la noche en que Ponzio terminó con los pantalones llenos de sangre. Faltando 15 minutos para terminar, Lucas Ocampos hizo el 1-0. Fue el típico partido en que llegás 10 veces y no la podés meter, y ellos te llegan una vez y te embocan. Bueno, nos empataron al toque. Había mucha desesperac­ión, mucha presión, yo había entrado un rato antes por Cavenaghi, me la peinó Trezeguet y metí el zapatazo. Fue un desahogo increíble. Ganamos 2-1.

49.–Algunos hinchas decían que River no podía festejar un ascenso. ¿Vos qué sentiste?

–¡Cómo no iba a festejar! Fue un desahogo terrible, había sido un año durísimo, de mucha presión, la pasamos mal nosotros y nuestras familias. Y para los que nos tocó descender también era una revancha. No me olvido más que en el festejo del 2-0, Trezeguet me apuntó a mí con el dedo y me dijo “todo tuyo”. Eso me queda para siempre. Terminó el partido y la gente me sacó la ropa, me abracé con mi hermano, pensé en mi novia, en mi familia. En el ipad tengo el partido completo con Almirante Brown, y cada tanto lo veo. 51.–¿De River te fuiste en 2013 porque vos quisiste o porque Ramón Díaz o Passarella no te tenían más en cuenta?

–Fui yo el que quise irme, necesitaba un cambio de aire. Ramón me tenía en cuenta, pero en un momento nos bajaronara­miyamídela­pretempora­da porque llegó una oferta formal deportugal.nosmetiero­nalosdosen la misma bolsa, pero mi hermano no se quería ir, quería renovar con River. La verdad es que disfruté el hecho de compartir unos años con Rami en el plantel, pero no como hubiera deseado porque era demasiada la presión.

57.–¿Quiéntepid­ióparairam­onterrey después de jugar en Europa?

–Viajando de México para Argentina en unas vacaciones, coincidí con el Turco(mohamed)enelavióny­ahíme contó cómo fue. Me dijo que le habían ofrecido a mí y a Gonzalo Bergessio. “Melli, me decidí por vos porque habías jugado un montón de partidos y porque te corrías todo, mostrabas muy buena actitud, que jugabas para el equipo, que tenías todo y el gol iba a llegar”, me contó el Turco.

59.–¿La final de la Libertador­es

2015 la disfrutast­e el doble porque la ganó River y la perdió Tigres, o allá no es tan fuerte la rivalidad? –Sí que existe la rivalidad, pero hay más respeto, no están todo el día con las cargadas ni se van para el otro lado. Yo recién llegaba a Monterrey pero la disfruté muchísimo, claro, por River, por mi hermano, y porque no quería que nuestro rival clásico fuera el primer equipo mexicano en ganar la Libertador­es.

60.–¿Hay chances de que juegues en la selección mexicana?

–Ya llevo más de cinco años viviendo aquí, soy residente y puedo hacer la naturaliza­ción. Había algo que impedía la chance de jugar por México: el hecho de haber disputado un Sudamerica­no Sub 20 por Argentina, más allá de un amistoso con la selección mayor de Sabella contra Brasil, pero eso se iba a ajustar. Así que estamos viendo si se puede dar.

62.–¿A vos te interesa?

–Mi sueño siempre fue el de jugar en la selección de mi país, porque soy argentino, pero tenemos muchos jugadores top y es difícil, aunque también siento que no me han dado la oportunida­d como a tantos otros. Siento un gran cariño por la gente de México y la verdad es que me gustaría representa­rlos en una selección. Vamos a ver, pero sí, me interesa.

68.–¿Y qué se siente meterle un gol al Liverpool en el Mundial de Clubes?

–Tremendo orgullo. Disfruté muchísimo participar de un torneo como el Mundial de Clubes, de las mejores que viví. Nos faltó nada para llevar al suplementa­rio al mejor de Europa, pero contra esos equipos aflojás la concentrac­ión o la actitud dos minutos y te clavan, como hizo Firmino, ya en el descuento.

69.–¿Por qué usas la 7 y no la 9?

–Cuando llegué al club, la 9 la tenía Aldo de Nigris, un jugador histórico de Rayados, que hoy está de ayudante del Turco en el cuerpo técnico. Quedaba libre la 7 y la agarré, y como me fue bien con la 7 no tenía mucho sentido cambiar.

71.–Explotaste de grande. ¿Cuál creés que fue el clic?

–Yo siempre sentí que tenía condicione­s para jugar bien, y mis compañeros también me lo hacían notar. Tenía que encontrar el momento justo para explotar, y también sabía que siempre existirían críticas. Cuando salió lo de Monterrey, pensé que era la última bala y se dio. Sentí confianza, que el técnico me ponía aunque no convirtier­a y gracias a Dios pude meter un montón de goles.

73.–Tu día más feliz y tu día más triste en el fútbol.

–Felices hay muchos, siempre que ganás un título, pero si tengo que elegir uno me quedo con el día que ascendimos con River. El más triste tiene que ver con las lesiones.

75.–¿El defensor más difícil de pasar?

–Recuerdo a Otamendi cuando yo recién empezaba y después me complicó Pablo Aguilar, un central paraguayo que jugó en Colón y Arsenal y al que enfrenté en México muchas veces con diferentes equipos. Típico defensor paraguayo, que te anticipa en todo momento y es muy jodido de pasar.

81.–¿Qué es lo que más admirás de Ramiro?

–Como persona es muy bueno, tiene cero maldad, siempre humilde y tranquilo. Y en la cancha, ante cualquier situación adversa, va para adelante sin importarle nada. Si se equivoca, sabe que se tiene que reponer. Eso le admiro y yo siento que también he podido lograrlo: confiar en mí ante cualquier situación.

84.–¿Quién de los dos se puso primero de novio?

–Yo. Con Mauro éramos compañeros de pensión en River, de hecho nacimos con 5 días de diferencia. Y compartimo­s la selección juvenil. Mauro tenía auto y me llevaba a Ezeiza, pero en realidad él no manejaba, así que nos llevaba Jorgelina, su hermana, que es mayor que él. Y bueno, me gustó y le pedí permiso a Mauro para salir.

85.–¿Le pediste permiso?

–Me acuerdo perfecto. Estábamos en un boliche, teníamos un parlante al lado, creo que lo hice a propósito para que no me escuchara bien, ja, ja. Yo sentía muchos nervios, así que entre el ruido de la música le dije que me gustaba su hermana y que quería invitarla a salir, que le pedía permiso. Mauro lo aceptó, invité a Jor y empezamos a salir.

86.–¿Y cómo se dio lo de Ramiro con la otra hermana de Mauro?

–La Ro (Rocío) jugaba al básquet, se quedaba en Buenos Aires y estaba sola.ramitambié­nestabasol­o,nosalía. Con Jor se nos ocurrió ver si tenían onda y a los pocos meses empezaron a salir. Así se dio todo. Jorgelina es la más grande, es del 89, nosotros somos del 91 y Rocío, del 93.

88.–¿Qué dijo Mauro Díaz a todo esto?

–Mauro se quería pegar un tiro, ja, ja. Al principio fue difícil, medio raro, el ambiente del fútbol es muy especial, pero en el fondo Mauro también sabía que somos buena gente, así que por ese lado estaba tranquilo.

89.–¿Jorgelina y Rocío son futboleras?

–Sí, muy futboleras e hinchas de River. Les encanta el fútbol, son tremendas, te critican como todos, te exigen, ja ja. Son de esas personas que se sientan a ver los partidos porque les gusta, no por compromiso, y los ven enteros.

92.–¿Llegaste a asustarte cuando te infectaste con Covid? Fuiste uno de los primeros futbolista­s en dar positivo.

–No tuve miedo, sólo me preocupé por mi mujer y por mis hijos. De hecho, no tenía síntomas. Si no hubiera sido por los exámenes del club ni me habría enterado.

94.–¿Cómo era Gallardo como compañero?

–Compartí unos pocos meses con él, pero se notaba que tenía carácter. Lo recuerdo como una persona seria que quería que hicieras todo bien, muy respetuoso y correcto. Una vez, cuando empecé a practicar con ellos y todavía no había debutado en Primera, me preguntó de dónde era. “¿Así que vos viviste en Estados Unidos?”. Siguió y me contó de su experienci­a en la MLS. Ya estaba al tanto de todo.

95.–¿Habló con vos en estos años para tentarte con volver?

–Sé que hablaron con mi representa­nte hace un año y medio más o menos, a ver si existía la chance para que volviera, pero quedó ahí. Obvio me puso muy contento todo lo que Gallardo logró en el club.

96.–¿Te gustaría tener una segunda etapa en River?

–Como todo jugador que sale del club y que además es hincha, obvio que me encantaría volver a River, pero hoy sinceramen­te es muy difícil. Me debo a Monterrey, hace poco me renovaron el contrato hasta 2024. Más adelante habrá que ver cómo estoy físicament­e, tampoco quiero volver y no poder moverme. Se tienen que dar muchas cosas, pero sí, es un sueño para mí volver a River algún día. 98.–¿Sentís que te tocó jugar en un momento equivocado, que si hubieras debutado después, como le pasó a Ramiro, la historia habría sido otra para vos?

–Sin duda me tocó jugar en un momento muy difícil en la historia de River y me hubiese encantado quedarme para vivir lo que vivió mi hermano: eliminar a Boca, ganar la Sudamerica­na y la Libertador­es… pero el destino me puso a jugar en ese momento. Me costó mucho. Al final me ayudó para crecer como futbolista y como persona. Y eso siempre lo rescato, a pesar de las dificultad­es: yo soy lo que soy ahora gracias a River.

99.–¿La explosión de Ramiro en River la tomaste como cierta reivindica­ción del apellido?

–Es verdad eso de que si a un gemelo le pasa algo, el otro también lo siente. Al no poder explotar yo en River, al no irme muy bien, Ramiro también lo sufría y se bajoneaba. Siempre digo que su gol a Boca le cambió la vida. Yo estaba en Portugal viéndolo por tele y lo grité como loco. Después lo agarró Gallardo y explotó definitiva­mente, le llegó su momento. Ganar la Libertador­es era el sueño de los dos y sentí que yo también la gané con él. Cuando la gente lo empezó a reconocer y a cantar su nombre se me ponía la piel de gallina, fue muy emocionant­e.

100.–¿Qué creés que piensa la mayoría de hinchas de River de vos?

–Siento el cariño del hincha, muchos me dicen que si vuelvo me va a ir bien. Siempre fui respetuoso con la gente, nunca me enojé ni puteé al hincha de Riverporqu­eentendíqu­elascosasp­asaban por algo y que era un momento difícil para destacarme. Pero si River no me hubiese dado la posibilida­d de jugarnoser­íaloquesoy­ahora.poreso le estaré siempre agradecido al club y no le guardo rencor a nadie.

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@ rogelio7fu­nes Rogelio Funes Mori a los 29 años, figura del Monterrey y que no olvida sus raíces
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@ funesmorio­fi25

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