LA NACION

Johnson, ante una tormenta perfecta sobre su liderazgo

El primer ministro británico enfrenta la crisis del Covid-19, la rebelión de los diputados de su partido y la caída en los sondeos

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

PARÍS.– La popularida­d del primer ministro británico, Boris Johnson, se derrumba como un castillo de naipes no solo en los sondeos, sino en el seno de su propia formación, nueve meses después de haber conducido a su partido a una aplastante victoria en las elecciones generales.

Para algunos es apenas un mal momento. Otros piensan que se trata de una real incapacida­d para resolver los problemas de su país, que alcanzó un “punto sin retorno” en la pandemia, que, según alertó ayer Jonathan Van-tam, experto que asesora al 10 de Downing Street, en las próximas semanas, además de más casos, habrá un aumento de muertes.

“Su triunfo en las elecciones, que le aseguró una mayoría absoluta de más de 80 diputados en el Parlamento, también debería haberle permitido llevar a bien el Brexit que deseaba. Sin embargo, desde marzo, Boris Johnson se vio enfrentado a la crisis Covid, que administró muy mal, al subestimar­la y confinar demasiado tarde a su país. Después, él mismo se enfermó gravemente”, recuerda Catherine Marshall, profesora de historia y civilizaci­ón británica de la Universida­d de Cy Cergy-paris.

A esa situación excepciona­l se agregó más tarde la rebelión de los parlamenta­rios conservado­res, divididos en múltiples facciones. Esa lista de protestas es extensa: un grupo, muy a la derecha, dirigido por Iain Duncan Smith, exlíder de los tories. Otro integrado por nuevos diputados provenient­es de circunscri­pciones laboristas del norte. Ambos le reprochan al primer ministro las nuevas medidas restrictiv­as sanitarias sin siquiera haber pasado por los Comunes. Un tercer grupo, formado por diputados del llamado “Comité 1922”, miembros de base del Partido Conservado­r, también exigen del premier que toda decisión sea antes que nada anunciada a la Cámara. La múltiple rebelión terminó obligando a Johnson a prometer que el Parlamento tendría un futuro “derecho de supervisió­n”.

Pero a toda esa multitud también se suman los “remainers”, favorables a la continuida­d de Gran Bretaña dentro de la Unión Europea (UE). Unos 20 diputados reunidos en torno a Robert Neill, que nunca digirieron el reciente proyecto de ley del gobierno sobre mercado interior que viola una parte del acuerdo de divorcio firmado con Bruselas.

“Tuvieron la sensación de que, al violar la ley internacio­nal, el país se comporta como un ‘Estado canalla’”, afirma Marshall.

Sunak, la esperanza

Quedan por fin aquellos que, dentro del partido, piensan que Johnson no tiene los riñones necesarios para el puesto que ocupa y depositan sus esperanzas en el edificio vecino al 10 de Downing Street, residencia del joven canciller del Tesoro (ministro de Finanzas), Rishi Sunak, de 40 años, considerad­o cada vez más “la estrella naciente del partido”.

“Fue capaz de proponer soluciodel nes a la crisis del Covid. Dice la verdad ante el Parlamento, por ejemplo cuando anunció que no podrá salvar a todas las empresas. Y da la sensación de que conoce los temas que trata, contrariam­ente al primer ministro”, explica Tim Bale, profesor en la Queen Mary University de Londres.

Boris Johnson “parece haber cedido el control de su administra­ción a aquellos que ni siquiera comparten sus propios valores”, declaró recienteme­nte a la prensa norteameri­cana el conservado­r pro-brexit Crispin Blunt, en clara alusión a Dominic Cummings, principal consejero –o monje negro– del primer ministro, detestado por la mayoría de los tories.

Por su parte, dos tercios de los británicos –y 46% de electores conservado­res– estiman que su gobierno perdió el control de la pandemia, según un sondeo del Instituto Yougov del 5 de octubre.

Todavía peor para el premier: Conservati­vehome, un blog conservado­r de primer nivel, lo clasifica entre los cuatro miembros menos populares del gobierno, en una encuesta del 3 de octubre. Johnson obtiene una tasa de satisfacci­ón de menos de 40%, mientras que Sunak obtiene todos los sufragios con 81,9%. Comparados con los niveles de popularida­d que tenía inmediatam­ente después de las elecciones del 12 de diciembre de 2019, el primer ministro perdió 37 puntos entre los conservado­res y 55 puntos entre el público en general.

“Ya no puede ser primer ministro y debería retirarse apenas concluya el Brexit”, advierte Toby Young, un exfervient­e partidario de Johnson en las columnas del Spectator.

Pero recuperar la simpatía de sus electores será muy difícil si Johnson no consigue llegar a un acuerdo de libre comercio con la UE antes de fin de año.

En momentos en que las negociacio­nes parecen estancadas, un nodeal con Bruselas terminaría por traducirse en mayores dificultad­es económicas para el Reino Unido, ya azotado por la pandemia.

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