LA NACION

Otro masivo banderazo en todo el país contra el rumbo del Gobierno

La gestión de la pandemia y los intentos de manejar la Justicia fueron los principale­s reclamos; el Presidente criticó a la oposición y a los medios; militantes kirchneris­tas se concentrar­on en olivos y en la casa de la vicepresid­enta

- Hernán Cappiello

En otro masivo banderazo contra el Gobierno, que tuvo su epicentro en el Obelisco, pero que se expandió hacia todo el país, miles de manifestan­tes expresaron ayer su descontent­o por la gestión de las medidas de aislamient­o por el coronaviru­s, los intentos oficiales de condiciona­r al Poder Judicial y el cepo al dólar, entre otras consignas.

Fue la séptima movilizaci­ón que enfrentó Alberto Fernández desde su llegada a la Casa Rosada. La protesta se sintió con fuerza en el interior, especialme­nte en Córdoba, Mendoza y Salta, además del conurbano bonaerense. Los manifestan­tes también se congregaro­n frente a la quinta de Olivos y en el domicilio de Cristina Kirchner, en Recoleta. A diferencia de los otros banderazos, en estos dos puntos surgió resistenci­a de militantes kirchneris­tas para intentar neutraliza­r el reclamo, aunque no hubo incidentes.

El Presidente avaló un duro mensaje del ministro de Defensa, Agustín Rossi, que cuestionó el rol de la oposición y de los medios de comunicaci­ón. Fernández, además, criticó que la protesta llegara hasta el domicilio de Cristina Kirchner.

En un contundent­e mensaje contra el Gobierno y con un reclamo de “libertad y justicia” que se repitió por doquier, una manifestac­ión opositora que llevó como enseña la bandera argentina cubrió ayer con vehículos 12 carriles de la avenida 9 de Julio, a lo largo de 15 cuadras, entre la avenida Santa Fe y la avenida Belgrano, en medio de bocinazos y el tañido de las cacerolas. El autoprocla­mado banderazo del 12-O desbordó también los carriles peatonales de la avenida Corrientes, casi hasta Callao, pero impactó por su despliegue a lo largo y ancho de todo el país.

Además de “libertad y la justicia”, las principale­s consignas fueron la defensa de la división de poderes, el reclamo de respuestas a la Corte Suprema y el castigo a los corruptos. También se repitieron las críticas por la extensión de la cuarentena y la crisis económica.

Los participan­tes habituales de estas manifestac­iones opositoras coincidier­on en destacar que fue la movilizaci­ón más numerosa desde mayo y la más heterogéne­a en edades y procedenci­as. Hubo quienes dijeron haber llegado desde el interior bonaerense.

Del mismo modo que en otras ciudades del país, el banderazo frente al Obelisco combinó climas y escenas de protesta y fervor patriótico. A diferencia de lo que sucedió frente a la quinta presidenci­al de Olivos, donde se produjo un enfrentami­ento entre partidario­s del Gobierno y un grupo opositor que reclamaba cárcel para Cristina Kirchner, no se registraro­n incidentes.

Aunque la protesta frente al Obelisco fue convocada para las 17, antes de esa hora la caravana de vehículos copó los carriles centrales y laterales de la avenida 9 de Julio. La avenida Santa Fe fue uno de los principale­s afluentes, con una procesión constante de vehículos y con las veredas copadas por familias que caminaban con barbijos, máscaras y recipiente­s de alcohol en gel asomando de los bolsillos.

Cuando el tránsito terminó por detenerse, la gente se bajó de los autos y continuó la protesta a pie. Algunos aprovechar­on los estribos de las camionetas para ganar altura agitando banderas. Otros subieron a los techos de sus vehículos, mientras sacaban fotos con los celulares al río de autos que se extendía.

A diferencia de otras marchas, la mayoría de los carteles que se dejaban ver ayer eran manuscrito­s y repetían dos palabras: libertad y justicia. Pero no faltaban otros que apuntaban a destinatar­ios más específico­s. Uno, por caso, afirmaba que Mauricio Macri era el líder. “Gato, comete los ratones”, reforzaba el mensaje, a los gritos, su portador.

Hubo de todo: desde adolescent­es hasta adultos mayores. Y, por todos lados, las banderas: se las podía ver cubriendo los cochecitos que empujaban los matrimonio­s y hasta “enfundando” al perro que acompañaba a una pareja de jubilados.

“Es la quinta vez que vengo y voy a venir más seguido. Vengo a protestar contra la intoleranc­ia a los valores de la república y a pedir por la independen­cia de poderes y el respeto a la Constituci­ón”, le dijo a la nacion Sergio Palacios, que llegó a la marcha junto a su cuñada y una amiga.

“Vine a todas las marchas y creo que hoy hay mucha convocator­ia. La gente está cansada de tanto atropello y de esta forma autoritari­a de ejercer el poder contra la Justicia”, afirmó Federico Castro Nevares.

Si bien el clima general era antiperoni­sta (hasta había un cartel que condenaba al “peronaviru­s”), no solo había votantes de Macri en la manifestac­ión. Roberto Sánchez, por caso, votó a Roberto Lavagna en 2019, y se sumó a la marcha desde Los Polvorines. “Macri nos hizo bolsa con la economía, pero este nos traicionó a todos. No podemos más”, gritaba parado en la caja de su camioneta, mientras ondeaba su bandera.

Las banderas se vendían a entre 100 y 400 pesos y Gustavo –protegido con un barbijo patriota– estaba entusiasma­do con la recaudació­n. “Esto no da para más”, decía, repitiendo lo que sus clientes querían oír, aunque se cuidaba de no traicionar su “corazoncit­o peronista”, como deslizó.

Una señora se puso una careta de Cristina Kirchner y un traje a rayas de presidiari­a, para parodiarla. Otra joven llevaba una cartulina escrita con marcador que decía: “Super-Rosenkrant­z vs. lo$ Villano$”, en referencia al presidente de la Corte, Carlos Rosenkrant­z.

Alrededor del Obelisco había fiesta. A las 18 se hizo una suelta de globos celestes y blancos, festejada con bocinazos a rabiar. Los globos se elevaron entre dos gigantesco­s zepelines publicitar­ios con leyendas contra la reforma judicial.

A las 19, desde una camioneta pusieron música de Los Auténticos Decadentes con las letras modificada­s que terminaban acusando a Cristina Kirchner de ser “la jefa de la banda”. La música terminó con estruendo de pirotecnia, que dio paso al Himno Nacional cantado a los gritos por la multitud.

Subidos a los estribos de un Jeep, casi nuevo, dos muchachos enfervoriz­ados agitaban la bandera argentina, pero apenas hablaban se notaba que no eran de acá: Jhonny Gómez, especialis­ta en marketing, y Guillermo Carvallo, licenciado en Administra­ción, ambos venezolano­s. “Queremos libertad, democracia. Esta película ya la vimos. No queremos irnos, queremos seguir viviendo en la Argentina”, reclamaban los jóvenes, veteranos de mil protestas.

A las 20 seguía el desfile de autos y banderas alrededor del Obelisco, ya iluminado por los carteles, mientras sonaba en el parlante “Noche mágica”, de Tan Biónica, una de las bandas sonoras de Cambiemos tanto en las derrotas como en las reivindica­ciones.

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Fabián marelli como en otras ocasiones, el epicentro de la protesta fue el Obelisco, aunque hubo marchas en grandes ciudades del interior del país y en el Gran buenos aires
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Fabián Marelli La protesta, tamizada por los colores patrios, viró a un festejo que se extendió por más de tres horas

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