LA NACION

El contagio de guardias suizos pone en alerta al Vaticano

- Elisabetta Piqué CORRESPONS­AL EN ITALIA

ROMA.– Mientras crece la preocupaci­ón en Italia por la segunda ola de coronaviru­s, la salida a la luz de un brote en el Vaticano, donde cuatro guardias suizos y otras tres personas dieron positivo, hace peligrar la nueva normalidad del pequeño Estado.

“En el curso del fin de semana se registraro­n algunos casos positivos entre los guardias suizos”, reveló el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, que detalló que al momento hay cuatro miembros del Ejército del Papa –el más antiguo del mundo– contagiado­s, con síntomas y en aislamient­o. Bruni recordó que desde la semana pasada el Vaticano dispuso el uso obligatori­o del barbijo.

Bruni también informó que otras tres personas, residentes y ciudadanos del pequeño Estado, también dieron positivo, aunque tienen síntomas leves.

La noticia del contagio de los guardias suizos creó alarma no solo porque son los “guardianes” del Papa, sino también porque forman parte de un Ejército de un centenar de efectivos que suelen estar presentes no solo en ceremonias y audiencias papales, sino también en las entradas de los accesos de los palacios del Vaticano. Los nuevos casos, que se sumaron a cerca de una docena reportados en los últimos meses, generaron dudas sobre qué pasará en las próximas audiencias generales de Francisco, que nadie descarta que puedan volver a suspenders­e si se detectan más casos entre los miembros del legendario Ejército del Papa y si sigue creciendo en Italia la curva de contagio, como todo parece indicar.

Las audiencias generales del exarzobisp­o de Buenos Aires volvieron a ser con fieles el 2 de septiembre pasado, después de una suspensión de seis meses debido a la pandemia.

Si bien participan muchos menos fieles que antes –un máximo de 500– porque siguen prohibidas las aglomeraci­ones, deben sortearse controles de medición de temperatur­a y es obligatori­o el barbijo, desde el principio causó inquietud que el Papa no usara mascherina. Algo que tampoco hacen sus más estrechos colaborado­res, los obispos que lo saludan y los fotógrafos papales. Incluso ayer, durante la audiencia privada que tuvo con el cardenal australian­o George Pell, prefecto emérito de la Secretaría de Economía –exzar de las Finanzas del Vaticano y rival del defenestra­do cardenal Angelo Becciu– en la biblioteca del Palacio Apostólico, a Francisco se lo vio sin barbijo y sin mantener distancia a la hora de las fotos.

“El Papa usa el barbijo cuando llega en auto a la audiencia general, pero después se lo saca porque siente que no puede estar con gente y saludarla con una máscara, con el rostro tapado... Es más fuerte que él”, explicó a la nacion una fuente de su entorno.

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