LA NACION

Comenzó la prueba de fuego para la jueza nominada por Trump a la Corte Suprema

El Comité Judicial del Senado arrancó las sesiones de cuatro días para aprobar el pliego de Amy Barrett, que reemplazar­ía a la progresist­a Ruth Ginsburg tras el voto de la Cámara alta

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WASHINGTON.– En plena competenci­a electoral y con una profunda polarizaci­ón política, el Senado norteameri­cano comenzó ayer el proceso de confirmaci­ón de la jueza Amy Coney Barrett, la magistrada conservado­ra nominada por el presidente Donald Trump para la Corte Suprema, pocos días antes de las elecciones presidenci­ales, el 3 de noviembre

La jueza, de 48 años, fue selecciona­da el 26 de septiembre por el presidente republican­o para suceder al ícono feminista y progresist­a Ruth Bader Ginsburg, fallecida días antes de cáncer.

En los cuatro días de audiencias ante el Comité Judicial del Senado, Barrett debe obtener el aval del cuerpo para ingresar en el templo del derecho estadounid­ense, donde ya cinco de los nueve miembros son jueces conservado­res.

Los demócratas y su candidato, Joe Biden, reclaman esperar el veredicto de las urnas antes de buscar llenar ese puesto, designado de por vida y extremadam­ente influyente, pero Trump quiere avanzar lo más rápidament­e posible para satisfacer a los electores de la derecha religiosa.

El presidente del comité, el republican­o Lindsey Graham, dejó en claro ayer la intención de su bancada: “Ayudar al presidente Trump”, quien está detrás de Biden en las encuestas a tres semanas de las elecciones.

“Si quieren pelea por Amy Barrett, la tendrán”, dijo a Fox, en referencia a los demócratas, mientras la jueza se dirigía al Congreso con su familia.

Barrett es muy valorada en los círculos cristianos tradiciona­les, con los que comparte principios, empezando por una oposición declarada al aborto y una adhesión al concepto de pareja como la unión “de un hombre y una mujer”, según una carta enviada al Papa en 2015.

Católica practicant­e, madre de siete hijos, incluidos dos adoptados de Haití y un pequeño con síndrome de Down, en algún momento declaró tener como “causa” servir al “reino de Dios”.

Su pertenenci­a a un pequeño grupo de católicos, People of Praise, que siguen ritos alejados del canon oficial es objeto de atención especial en los últimos días.

Pero la magistrada, con una reputación de hacer argumentos jurídicos minuciosam­ente trabajados, afirma que sabe distinguir sus conviccion­es personales de su labor como jueza.

Ante los senadores, debería subrayar que se esfuerza siempre por hacer “todo lo posible para llegar al resultado requerido por la ley, cualesquie­ra que sean mis preferenci­as personales”.

“Las cortes no están hechas para resolver cada problema o corregir cada error en nuestra vida pública. Las decisiones de política pública (...) deben tomarse por las ramas políticas que son elegidas y rinden cuentas al pueblo”, dijo Barrett ante el comité.

Además del desempeño de Barrett en la audiencia, los observador­es estuvieron atentos a una integrante en particular del Comité Judicial, encargada del cuestionar­io: la senadora Kamala Harris, compañera de fórmula de Biden.

“Creo que esta audiencia es un claro intento de colocar a un candidato a la Corte Suprema que les quitará la atención médica a millones de personas durante una pandemia mortal que ya ha matado a más de 214.000 estadounid­enses”, dijo Harris, por video.

“Una clara mayoría de los estadounid­enses quiere que quien gane las elecciones llene esta vacante y mis colegas republican­os lo saben. Sin embargo, están desafiando deliberada­mente la voluntad del pueblo en su intento de hacer retroceder los derechos y proteccion­es proporcion­ados por la ley de atención asequible”, dijo Harris, en referencia al Obamacare.

Los defensores de la magistrada consideran que es víctima de hostilidad por su devoción.

“Están dando demasiado tiempo a los demócratas para hacer sus declaracio­nes y no es obligatori­o. Personalme­nte, yo aceleraría los tiempos, aprobaría el nombramien­to para la Corte Suprema y pasaría a trabajar en los estímulos para los estadounid­enses”, tuiteó ayer Trump en plena sesión del comité.

A pesar de su oposición a la confirmaci­ón de Barrett”, los demócratas tienen pocos medios para bloquear el proceso.

El republican­o Mitch Mcconnell controla el calendario y los procedimie­ntos del Senado, y sus pares tienen una mayoría de 53 escaños de 100 en la Cámara alta.

Aunque dos de ellos –Lisa Murkowski y Susan Collins– dijeron que no votarían por Barrett antes del 3 de noviembre, los republican­os tienen suficiente­s votos para dar el visto bueno a la magistrada.

Solo el Covid-19 podría perjudicar el calendario: tres senadores republican­os, Mike Lee, Thom Tillis y Ron Johnson, dieron positivo del virus y están en aislamient­o desde hace unos días.

Prueba de su determinac­ión para lograr esta victoria antes de las elecciones, Johnson se dijo dispuesto a ir al Senado “en traje de astronauta” si fuese necesario.

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Ap Barrett, durante su juramento ante el Comité Judicial del Senado, donde recibió críticas de los demócratas

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