LA NACION

Cómo vencer a Cristina en el conurbano, dilema de la oposición

- Daniel Bilotta

La pérdida de confianza en el oficialism­o coloca a la oposición en un dilema. Podría concentrar la expectativ­a defraudada por el Gobierno, pero no tendría medios para satisfacer­la hasta dentro de tres años. El desgaste del Frente de Todos antes de cumplir el primero de gestión mejora la posibilida­d de Juntos por el Cambio de ganar las elecciones de 2021, pero lo obliga a resolver antes de lo previsto un debate pendiente: las razones de la derrota en 2019. Reconocerl­as implica atribuir responsabi­lidades por ese resultado. Juntos por el Cambio elude asimilar ese trauma. Nadie quiere ser el chivo expiatorio meses antes de discutir candidatur­as. Por eso mantiene sin resolver la disputa por el liderazgo. Esa indefinici­ón se proyecta a otro asunto delicado. La estrategia para vencer a Cristina en el conurbano.

Particular­mente en la tercera sección, donde se concentra su fortaleza electoral. Allí vota un tercio de los electores habilitado­s para hacerlo en la provincia de Buenos Aires. La mayoría de ellos representa al bolsón de pobreza y desigualda­d estructura­l más importante del país. La forma en que se exprese esa insatisfac­ción puede determinar la estabilida­d del gobierno nacional y del bonaerense. Es el motivo de las tensiones entre los intendente­s del PJ y Cristina por el control del poder institucio­nal bajo el predominio del kirchneris­mo. Ni con la victoria de Macri y Vidal en 2015 Cambiemos pudo vencerlo. Aun con el peronismo dividido, perdió por más de 360.000 votos. Una situación que se repitió en 2017: entonces fue superado por 300.000. En 2019 el Frente de Todos casi quintuplic­ó esa ventaja: cerca de un millón y medio de votos.

La relación de fuerzas es más equilibrad­a en la primera sección, que equivale a otro tercio del electorado. El kirchneris­mo se impuso por 30.000 votos en 2015. Aunque 2 años después perdió por unos 180.000. Pero en 2019 se recuperó y ganó por casi 300.000. Es lógica la predisposi­ción de los intendente­s de la primera sección a resistir la autoridad de Cristina y también que la acepten sin demasiada discusión los de la tercera. El malestar con la ley 14.836 que limita a una sola vez su reelección diluye esa división. La pérdida de poder a medida que se acerca 2023 es otro efecto negativo de esa restricció­n que crispa a los jefes comunales. La imposibili­dad de modificarl­a les deja pocas opciones. Es difícil que La Cámpora les ceda espacio en las listas de legislador­es.

La oposición critica la encerrona a la que los somete Cristina y estima peligrosa la inestabili­dad que provoca en medio de la crisis. Resulta una percepción curiosa. Los perjudicad­os por la ley la respaldaro­n como parte de los acuerdos de gobernabil­idad con Vidal. La tentación de ofrecerles una salida convive con las dudas sobre su capacidad de recolectar votos sin la ayuda de Cristina. Pero también sin el concurso del gobierno municipal, el sustituto del aparato partidario que la mayoría desactivó para garantizar­se perpetuida­d en el cargo. La vicepresid­enta explota las limitacion­es de esa política con Kicillof, encargado de controlar que los fondos que reciban sean los indispensa­bles para su funcionami­ento. Esa hipotética insuficien­cia da lugar a otro debate: a quién confiarle la tarea de atraer votos peronistas.

Es decir, quién debe encabezar la lista de diputados nacionales en 2021. Los intendente­s que sobrevivie­ron a la debacle de 2019 reclaman ese derecho que habrían adquirido con su reelección. Pero hay un detalle que omiten Jorge Macri (Vicente López), Diego Valenzuela (Tres de Febrero), Julio Garro (La Plata) y néstor gr in d et ti( lanús ). la superación de sí mismo que consiguió Macri entre las primarias y las elecciones generales pese al corte de boleta promovido por Vidal para favorecer la reelección de los intendente­s. Mejoró un promedio de 6 puntos en la primera sección y 4 en la tercera, incluida La Matanza, pero con un capítulo interesant­e en Lanús, donde alcanzó 7.

Un resultado vital para que Grindetti le gane por 6 puntos al Frente de Todos. La reaparició­n pública del expresiden­te podría complicar la pretensión de competir por la gobernació­n de Jorge, su primo. Grindetti confía en que Mauricio desista de ir otra vez por la presidenci­a. Se trata de una delicada búsqueda de equilibrio­s. Grindetti es aliado de Jorge, pero también de Horacio Rodríguez Larreta. El jefe del gobierno porteño necesita asociarse a una eventual victoria en territorio bonaerense para consolidar­se como candidato a presidente. Grindetti, Valenzuela y Garro se comprometi­eron a respaldar a Jorge Macri en 2023 excepto que

El intendente de Vicente López aceptaría que Vidal liderara la lista en 2021

sea otro el candidato que garantice el triunfo. El intendente de Vicente López aceptaría que Vidal liderara la lista el año que viene. Suspenderí­a la disputa que amenaza darle Diego Santilli.

Igual que la exgobernad­ora, el vicejefe del gobierno porteño es una pieza de la interminab­le mamushka que arma y desarma Rodríguez Larreta. Es difícil que Vidal acepte cumplir ese rol sin poner condicione­s. Tal vez por eso Macri y sus aliados se adelantaro­n a invitar a Martiniano Molina a la reunión de este fin de semana en Vicente López. Su participac­ión estaba vetada por negociar con Vidal y no con ellos su llegada al directorio del Bapro. El exintenden­te de Quilmes confirma una mala noticia para la primera experienci­a municipal de La Cámpora en el conurbano. En el estudio que la consultora Aresco realizó la última semana de septiembre, Molina (45%) supera a Mayra Mendoza (27%) en imagen positiva por 18 puntos. En la negativa, la intendenta (62%) casi duplica a la de su antecesor (38%). El dato sugestivo es que el trabajo fue encargado por Rodríguez Larreta. ¿A pedido de Santilli? Sus hijos y los de Molina compartier­on aulas en el Colegio Saint George, de Quilmes.

Vidal está en una disyuntiva. Si es candidata, condiciona­ría su futuro. Le restaría posibilida­des de competir en la ciudad, pero sería una referencia ineludible para definir la candidatur­a a gobernador que no ocupará. la in definición que mantendrá hasta marzo inquieta a la mayoría de los dirigentes de esa coalición. Como siempre, es un misteriosa bers ir odríguezl arre ta comparte esa sensación.pero sí es sugestivo que Vidal tenga planeado dialogar con Santilli antes de eso. Comparten con el jefe del gobierno porteño un atributo. Son los dirigentes de Pro con mejor imagen nacional en la mayoría de los sondeos. Pero también carecen de una estructura propia en el conurbano. Santilli está dispuesto a contemplar los intereses de los intendente­s a cambio de su respaldo.

Una propuesta que incluye a Jorge Macri si declina competir con él. Mauricio depende de otras variables. Pero sobre todo del activismo de los peronistas que critican la aparente voracidad de Rodríguez Larreta, al que acusan de digitar desde la ciudad las principale­s candidatur­as. El problema de ese sector de la alianza es que carece de una figura propia detrás de la que agruparse. Sus adhesiones se reparten entre Macri y Vidal. Santilli, por ahora, no es una opción. El problema es que ninguna de estas instancias aborda la cuestión de fondo: cómo disputarle a Cristina parte de su base electoral. Una pregunta que lleva a formular otra: si con la actual composició­n de Juntos por el Cambio alcanza para hacerlo.

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