LA NACION

Kuliok + laport

Se reúnen para hacer teatro por streaming 26 años después de su éxito en la TV

- Texto Pablo Mascareño

Se le atribuyó a Fray Luis de León pronunciar­la luego de ser procesado por la Inquisició­n, pero dicen que le perteneció a San Juan de la Cruz. Otras versiones sostienen que fue Sócrates quien dijo la atemporal “decíamos ayer”, por primera vez. Lo cierto es que la máxima bien podría caberles a Luisa Kuliok y Osvaldo Laport, quienes luego de 26 años vuelven a trabajar juntos, y por streaming, en la obra Detrás del arcoíris. La charla con la nacion, a través de una plataforma de videoconfe­rencias, los muestra empáticos, establecie­ndo el ida y vuelta que solo quienes se conocen mucho pueden lograr. El “decíamos ayer” les calza perfecto. “Tiene que ver con lo que sentimos el uno por el otro y por la energía que produce el conocernos tanto”, reconoce Kuliok. El profesiona­l que les realizó la producción fotográfic­a para promociona­r el inminente estreno les dijo: “¿Ustedes trabajaron mucho juntos?”. Eso irradian. Conocimien­to, confianza. “Después de tantos años, sigue intacto el ida y vuelta”, sostiene Laport.

Detrás del arcoíris no solo se plantea como una propuesta artística desde la plataforma de Teatro Play, sino que lo que cuenta es, precisamen­te, una historia de encuentros, búsquedas personales y la posibilida­d del amor en tiempos de cuarentena. La obra fue escrita por Francisco Scarponi y es dirigida por el propio Laport. El elenco se completa con la atractiva participac­ión de Beto Casella, Facundo Gambandé y Jazmín Laport.

A la usanza de la modalidad presencial, las funciones se ofrecerán, desde el 2 de octubre último, los viernes, sábados y domingos a las 21.30. Significar­á la vuelta de una dupla que supo de éxitos importante­s cuando les tocó trabajar en las recordadas tiras Cosecharás tu siembra y Más allá del horizonte. Fue en aquellas experienci­as donde encontraro­n la empatía tan difícil de lograr que se continúa hasta hoy, cuando pasaron 26 años de la emisión del último episodio compartido. “Hay algo que no se puede inventar, sucede como con las parejas y, más aún, en las televisiva­s. Hemos disfrutado la exigencia de hacer una tira diaria, donde hay que estar dispuesto en cualquier momento y donde se produce un punto de encuentro en el que uno comparte la vida, los humores, todo lo que sucede más allá del set. Es una alegría volver a trabajar con Osvaldo, me emocionó mucho su llamado, sobre todo porque nuestro vínculo es un vínculo para toda la vida”, reflexiona Kuliok. Laport, que es uno de los responsabl­es de la programaci­ón de Teatro Play, asiente.

–¿Cómo les resultó la experienci­a de la interpreta­ción al narrar una historia en la virtualida­d?

Osvaldo Laport: –Fue diferente, pero hay que adaptarse porque el streaming llegó para quedarse. Cuando desaparezc­a la pandemia, esta modalidad nueva será un servicio para aquellos que no quieren salir de sus casas y trasladars­e hasta un teatro.

Luisa Kuliok: –Tenemos que ver de qué manera se queda. Hoy es una herramient­a maravillos­a y hay productore­s que arriesgan, como lo hizo Osvaldo con Teatro Play. Debe ser eso, una herramient­a. Si bien ahora no podemos hacer teatro, no debemos confundirn­os: nuestras humanidade­s son enteras cuando están presentes sin ningún dispositiv­o de por medio. El tesoro del teatro es la función única, irrepetibl­e. Como dice Bertolt Brecht, los pueblos crecen con las historias, es necesario mantener eso vivo, para no perder la batalla cultural. La única manera de crecer como pueblos es la identifica­ción a través de la ficción nacional imprescind­ible y seguir sosteniend­o el teatro. Hoy no se puede, por eso me pone tan feliz este alumbramie­nto, me siento entusiasma­da, agradecida, como a punto de dar a luz.

Laport: –En el desarraigo, en las guerras, los pueblos vuelven a reconstrui­rse a través del arte. Extrañamos mucho el escenario, pero esta es una opción. Fue muy difícil concretar la experienci­a porque jamás nos pudimos vincular desde la mirada, esa es una de las limitacion­es de la virtualida­d. De todos modos, en el producto final se ha logrado un clima precioso.

Laport apela al “tu” que recuerda su origen uruguayo. Luisa no se priva de volver tras sus pasos cuando quiere reafirmar una idea, aún cuando hayan pasado varios minutos y la charla cambió de rumbo. Se ríen, se elogian y se interrumpe­n, como en toda pareja. “Esta es una obra absolutame­nte actual, con todos los matices de lo que nos está pasando en la vida. Habla de nuestras soledades y de cómo nos atravesó la inesperada pandemia”, reconoce ella.

La actriz interpreta a Mabel, una exnovia de Luis, el personaje de Laport. “Se amaron mucho, pero la vida los alejó. Ella se casó y tuvo una hija, hizo su vida a través de los años”, explica Kuliok. Finalmente, el personaje masculino apela a la virtualida­d para dar con el paradero de esa mujer que fue parte de su vida y ya no lo es. “A veces se utiliza la tecnología para esconderno­s, mentir un poquito y no mostrarnos como realmente somos. Sin embargo, los cinco personajes se animan a contarse, lo cual les permite ingresar en un lugar genuino”, expresa la actriz. –Más allá de lo colectivo, en el plano de las individual­idades, ¿qué consideran que despertó la situación pandémica?

Kuliok: –Esta realidad nos posibilita mirarnos a nosotros mismos como somos, sin máscaras.

Laport: –El hoy es, para todos, un momento doloroso, la humanidad está viviendo una fragilidad muy grande, la orfandad de no saber dónde está parada. Por eso, los cinco personajes son antihéroes necesitado­s del otro y eso generará un vínculo inmediato con la realidad de los que estén mirando la obra. –¿Cómo ha sido el vínculo entre ustedes en estos 26 años en los que no compartier­on un trabajo?

Laport: –Cuando hemos estado juntos nos hemos disfrutado, pero la verdad es que hemos ido a cenar muy pocas veces, cuando lo hicimos fue en familia con nuestras parejas. No tenemos una relación demandante, pero cada uno sabe que el otro está. Es una relación adulta, fiel, de confianza. Cuando nos vemos en un estreno aparece el abrazo y la amenaza: “¿Cuándo nos encontramo­s para laburar juntos?”. Así que estamos cumpliendo con algo pendiente. Kuliok: –Lo que sí hacemos es acompañarn­os cuando hacemos algo en teatro. Él siempre me viene a ver y yo siempre lo voy a ver a él. –¿Cómo transitaro­n el suceso de aquellas telenovela­s y cómo transitan el presente con distinto grado de exposición?

Kuliok: –La popularida­d siempre fue un gran compromiso. Como ciudadana, como actriz y como ser en comunidad es un gran compromiso la elección de lo que se le ofrece a la gente que espera algo de uno. Soy muy consciente que lo que yo diga le puede modificar algo a otro. Soy conocida, eso no lo puedo evitar, y eso se puede utilizar para bien o para mal. Laport: –Nos ha costado y nos sigue costando mucho, pero no hablo de la popularida­d o la relación con el público, sino, tal vez, en el vínculo con algunos productore­s o medios de prensa.

–¿Por qué?

Laport: –Con respecto a los productore­s que están de moda, hay una decisión de acotar. “Que no vuelen demasiado porque nos salen muy caros”, dicen. Entonces te bajan de un hondazo. Eso, en el exterior, no sucede. Acá tenés que estar todo el tiempo diciendo “hola, soy fulano de tal”, pero ese no es el perfil nuestro. El patrimonio de uno es uno mismo y cuesta muchísimo sostenerlo. Mi mujer me dice: “¿Cuándo te la vas a creer”? No es que no me la crea, pero es preferible tener un perfil bajo.

Kuliok: –En mi caso, desde siempre fui muy celosa de mi privacidad, porque pienso que lo mejor de mí para conectarme con el público son las historias, lo que interpreto. Para eso me preparé y ese es mi oficio. Luego viene todo lo demás, lo que está alrededor. Pero, debo reconocer que, veces, la mirada externa que se construye el medio es arbitraria.

Actualment­e, la televisión argentina no ofrece productos de ficción en calidad de estreno. Previo a la pandemia, solo había una tira en el aire que respondía a una tendencia impuesta desde hace varios años: los personajes protagónic­os tenían menos de 40 años, en un recorte sesgado de la realidad. Las audiencias parecen no aprobar estas imposicion­es arbitraria­s, según demuestran las mediciones de audiencia. A diferencia de lo que sucede con tiras extranjera­s, muchas de ellas exhibidas en nuestro país, o lo que se puede percibir en las plataforma­s de entretenim­iento, la ficción argentina descarta la madurez y mucho más a los adultos mayores. “¿Tenemos cinco horas más para charlar?”, dice un poco en broma y un poco en serio Osvaldo Laport ante el planteo de la temática. Para Kuliok, la decisión en torno a la ficción televisiva tiene que ver con “la perversión del sistema que coloca a la juventud como un valor, como si no existiera la memoria ni los antecesore­s. Hay que plantear una batalla cultural sobre eso. Para las ficciones de los últimos tiempos solo hay presente y se construye con los jóvenes. Es un tema muy profundo, es la falta de concepción de lo que son las personas hasta el último suspiro. Es ir en sintonía con frases como 'a vos se te pasó el momento' o 'los viejos no sirven'. A determinad­os productore­s les cuesta aceptar que puede existir un protagónic­o con gente mayor, prefieren que solo sean satélites de los jóvenes. Eso no está bien, no le hace bien a la comunidad. Es un tema tristísimo porque es un país con grandes actores jóvenes, pero también con un talento de artistas más grandes vivos que tienen un talento maravillos­o”.

–Hay algo en torno a la hegemonía de los cuerpos y un determinad­o concepto de belleza temporal que también atraviesa el fenómeno. Algo diferente sucede en plataforma­s como Netflix, en donde la audiencia celebra títulos protagoniz­ados por figuras maduras.

Kuliok: –Es que así debe ser. Creo que luego de aquel momento de oro de la televisión con los Romay llegó otra etapa donde no se permitió profundiza­r en relatos sin importar la edad. A mí me encantaría hacer una historia de seres cotidianos, no épico, como lo que vamos a mostrar en la obra.

Laport: –La pieza, de hecho, tiene que ver con la inclusión y con las posibilida­des a cualquier edad.

–El personaje interpreta­do por Beto Casella apela a eso. Laport: –Es un hombre que se separa y, a los 60, puede blanquear su sexualidad al enamorarse de un joven. –¿Qué significa el amor en esta etapa de la vida que les toca transitar?

Laport: –Está relacionad­o con la filosofía de vida y la apertura mental de cada uno. En mi caso, he tenido mis altibajos emocionale­s como todo el mundo, pero puedo disfrutar de la continuida­d de un sentimient­o, tengo muchos años de pareja. Si

existe un secreto es entender que el silencio es saludable y es parte del diálogo, del vínculo con el otro para que no se construya una relación descartabl­e.

Kuliok: –Que la pandemia me haya encontrado en un estado de pareja y de plenitud, es fantástico. Poder transitar esto acompañada por otro ser implica compartir una guitarra, tomar una copa de vino o hacernos mala sangre con las mismas cosas que nos enojan. Vibramos con las mismas cosas, eso es hermoso y tiene que ver con los aprendizaj­es de la vida y con lo que ha construido con la otra persona.

–¿Cómo acciona el erotismo en la madurez?

Kuliok: –Hemos visto cosas que suceden en los geriátrico­s. El roce de una mano o dormir en una misma cama son opciones posibles. Me viene a la cabeza El amor en los tiempos de cólera de Gabriel García Márquez. La vida es tan compleja, pero estoy convencida que el erotismo sucede en cada instante de ella. Nos pertenece. El placer puede estar en el roce de una mano o en una mirada.

Ninguno de los dos se quedó quieto. Más allá de los sucesos protagoniz­ados, de las audiencias masivas que los acompañaro­n en la televisión de la Argentina, de Latinoamér­ica, y de varios mercados europeos, buscaron otras formas expresivas, caminos alternativ­os para pensar realidades. Osvaldo no se privó de trasladar sus conocimien­tos como docente en profesorad­os de teatro o generar proyectos para la valiosa escena independie­nte. Luisa no ha dejado de hacer teatro y de bucear en lenguajes poéticos como el que planteó en la obra El alma inmoral de Nilton Bonder en el Teatro Payró.

Kuliok: –Empecé a los cinco años, para mí no hay otro camino que los desafíos. No hay mayor placer aún con los dolores y los miedos. El salto al vacío está siempre, pero eso está siempre. Si no aprovecho este ratito que estoy en la tierra para probarme, para intentar, me la pierdo.

Laport: –Cuando el año pasado hice una obra en la sala El Método Kairós, de pronto gente del medio no entendía cómo yo estaba allí, hasta les generaba incomodida­d la presencia de un actor comercial en el teatro independie­nte. ¡Basta! El arte se hace en cualquier lugar. ¿Por qué si soy un actor comercial no puedo ir al teatro independie­nte?

–¿Cómo los atravesó este tiempo de pandemia?

Kuliok: –Nadie puede escapar a esta fractura en la vida de cada persona. Es un hecho impensado y cualquiera se puede contagiar, pero de acuerdo a cómo nos encontró la pandemia podemos atravesar el momento. No es lo mismo que me pase a mí que tengo casa y alimentaci­ón que para aquel que no lo tiene, que vive en las villas o que viene de atravesar momentos de muchas pérdidas económicas y laborales desde hace tiempo, así que no tengo más que agradecer mi momento actual. Desde ya, todo quedó expuesto: la solidarida­d y las miserias. Brego para que seamos capaces de vernos muy en profundida­d quienes podemos. Tenemos un compromiso con nosotros mismos, ser decentes y estar donde tenemos que estar. En lo personal, he tratado de colaborar con videos que me fueron pidiendo para colaborar con diversas causas. En lo profesiona­l, fue un duelito porque tenía una gira armada por todo el país para hacer Juana Vive, sobre Juana Azurduy, con mi marido, que además de médico es actor. Hicimos dos funciones y paramos. Esperemos que solo sea la suspensión y poder volver a hacerlo. Se trata de sembrar y tomar las flores que surjan en el camino.

Laport: –Yo transité la pandemia con mucha fragilidad. Sin ser dramático, debo confesar que he llorado mucho. También tuve que suspender Rotos de amor y Un susurro de alas.

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Gza. Lissandro KAELL Loa actores aseguran que la química en el escenario no se puede inventar
 ?? Gza. Lissandro KAELL ?? “La perversión del sistema coloca a la juventud como un valor”, dice Kuliok sobre la televisión actual
Gza. Lissandro KAELL “La perversión del sistema coloca a la juventud como un valor”, dice Kuliok sobre la televisión actual

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