Empezó el regreso a las escuelas porteñas
Se reencontraron alumnos y docentes de educación técnica; en la provincia vuelven el 26
Eugenio Bret, de 57 años, es ingeniero y docente de la Escuela Técnica Nº 35 Eduardo Latzina, del barrio porteño de Villa Real. Vive con su esposa, Claudia, que también es docente en Villa Lynch, provincia de Buenos Aires, donde residen. Desde un pizarrón junto a la mesa de la cocina interactúa con sus alumnos de manera virtual desde marzo, cuando se declaró la cuarentena por coronavirus. Pero ayer su rutina cambió después de siete meses.
Llevaba puesto un jean y una chombacolorada.estabaentusiasmado. Se iba a reencontrar con sus estudiantes de sexto año. Anteayer les había mandado un mensaje de Whatsapp: “Mañana [por ayer] no será solo otro día, sino que será el mejor día, el reencuentro”. “¿Llevo cartas para jugar al truco?”, le preguntó un alumno. “No, traé lapicera, hojas en blanco y calculadora”, le respondió el profesor.
Bret es exalumno de esa escuela y hace 30 años trabaja allí como docente. Este año tiene a su cargo 13 divisiones entre tercero, cuarto, quinto y sexto año de la secundaria. Reconoce que estos meses fueron complejos: la virtualidad impuso muchas limitaciones.
“Fue un año difícil, pero los pibes son muy agradecidos, muy agradecidos. Cuando te mandan un lindo mensaje, para mí es como una caricia al alma”, dijo a la nacion, y agregó que muchos estudiantes le contaron problemas familiares que surgieron en estos meses de aislamiento. Incluso, más allá de las cuestiones personales, atravesaron problemas técnicos y algunos tuvieron que llevarse una computadora de los laboratorios del colegio a la casa para poder seguir conectados.
Ayer, también reabrió la Escuela
Técnica Nº 27 Hipólito Yrigoyen, en el mismo barrio. El resto de las escuelas técnicas y medias de la ciudad irán volviendo a recibir alumnos en los próximos días, solo los del último año. Esta semana se prevén 11 aperturas en total. Los estudiantes de 7º grado del primario retomarán el próximo lunes. En el caso de las escuelas privadas, deberán enviar una nota a la Dirección de Gestión Privada y quedarán habilitadas para abrir.
Cerca de las 9, Bret agarró ayer su bicicleta negra y empezó a pedalear. Desde su casa tiene un viaje de 15 minutos hasta la escuela.
Al llegar, encontró los protocolos. Primero se topó con un tótem que al presionar un pedal libera alcohol en gel, luego le tomaron la temperatura e ingresó finalmente a la escuela, en donde lo esperaban los “espacios burbuja”. Son rondas con 10 pupitres a dos metros de distancia uno del otro, donde los alumnos tomarán las clases al aire libre. Si un día el tiempo no acompaña, llevarán los pupitres al interior, pero dentro de un espacio amplio. No se usarán las aulas. Según cada escuela, habrá turnos de entre una hora y media y cuatro horas, con intervalos de 30 minutos para desinfectar los bancos entre grupo y grupo.
Por ahora, los alumnos hacen actividades de acompañamiento educativo que complementan la virtualidad, según anticipó la ministra de educación porteña, Soledad Acuña, que también acudió a la escuela.
A las 9.50 llegó Nahuel López, de 18 años, y fue el primero de un total de 18 estudiantes en entrar. Bret lo saludó y López se sentó en uno de los 10 pupitres, apoyó su carpeta y una botella de alcohol en gel. “Estoy muy contento, pero mis padres me pidieron que me cuide. Mi mamá es grupo de riesgo”, señaló.
Mientras tanto, Bret conversó con Pablo Loboserra y Ezequiel Khammar, de 18 y 19 años, otros dos alumnos que acababan de llegar. “Profe, ¿qué vamos a hacer hoy?”, le preguntaron con entusiasmo. A las 10 empezó la clase: luego de más de siete meses, los chicos al fin se habían puesto la chomba de egresados para retomar la tan añorada presencialidad. “Buen día a todos, bienvenidos. Saquen una hoja que vamos a hacer un ejercicio”, dijo Bret.
En estos meses de pandemia, Bret dictó las materias seguridad industrial, resistencia de materiales, física, química, motores, termodinámica y tecnología de los materiales, entre otras. “Llegué a dar solo dos días de clases presenciales en el turno diurno antes de que se decretara el aislamiento. Igual, los alumnos me conocen de los pasillos o de las clases de apoyo que siempre doy”, recordó.
Según explicó, tanto él como sus colegas pensaron que las clases en modalidad virtual iban a ser por poco tiempo. Entonces, primero diseñaron una estrategia de contención que rápidamente quedó obsoleta, porque la realidad les mostraba que regresar a las aulas iba a demorar, y mucho. “Tuvimos que modificar todo. Empecé a usar Google Classroom, subía los ejercicios y los chicos los resolvían. Pero era muy poco dinámico. Muchas veces, una duda planteada por un estudiante, entre idas y vueltas, tardaba días en resolverla. Luego de las vacaciones empecé a usar el Google Meet y ahí mejoró el intercambio”, detalló el docente.
En su opinión, si bien la pandemia golpeó duro a la calidad educativa, hace tiempo se nota un deterioro en el aprendizaje de los chicos: “La educación viene en una curva descendente. Cada vez hay que empezar desde más abajo con los temas porque vienen mal preparados de otros años”, dijo.