LA NACION

Adiós al cemento. Las ciudades chicas atraen a porteños desencanta­dos

Por las restriccio­nes de la pandemia, muchos vecinos de la Capital y el conurbano intentan cumplir su sueño de vivir más cerca de la naturaleza

- Texto Brenda Struminger y Alejandro Horvat

“Qué voy a hacer, con tanto cielo para mí/ Voy a volar, yo soy un bicho de ciudad/¿qué voy a hacer, cuál es el camino a seguir?/ Voy a soñar con ese beso al regresar”.

Cada vez son más los “bichos de ciudad” que, como dice el tema de Los Piojos, se deciden a volar. En las urbes del interior, intendente­s, desarrolla­dores inmobiliar­ios y educadores revelaron a que reciben la nacion cada vez más consultas de familias desde el área metropolit­ana de Buenos Aires. Según los expertos, hace décadas que está en marcha una paulatina desconcent­ración de las grandes ciudades y ese proceso, lento hasta ahora, podría acelerarse con la pandemia.

Aún es temprano para saber la cantidad de porteños y bonaerense­s que efectivame­nte se mudarán al interior del país, pero los gobiernos de varias ciudades “intermedia­s” (es decir, de menos de 500.000 habitantes) planifican políticas contra reloj para hacer frente al potencial aluvión. El intendente de Pinamar, Martín Yeza, asegura que recibe mensajes a diario de turistas que van durante la temporada y atraviesan la cuarentena en sus viviendas en la Capital. “Me dicen: ‘Estoy en un balcón, no entiendo por qué no estoy allá’. Y yo los aliento a venirse”, cuenta.

El aislamient­o, el riesgo de contagio de coronaviru­s y la posibilida­d de trabajar de forma remota se sumaron a factores previos de descontent­o a la hora de elegir un lugar donde vivir. Quienes buscan mudarse se ven expulsados por la insegurida­d, la contaminac­ión y el costo de vida. En paralelo, son atraídos por la cercanía con la naturaleza y las distancias más acotadas entre trabajo, hogar y esparcimie­nto.

Buena parte de quienes planifican migrar con sus familias hacia otras ciudades considerar­on destinos cercanos en el exterior, como Uruguay o Chile, o lejanos, como Estados Unidos o Europa, pero privilegia­ron opciones intermedia­s en la Argentina. La decisión responde al deseo de preservar un contacto más fluido con sus allegados, a la necesidad de mantener su esquema laboral dentro del país y, en algunos casos, a la falta de documentac­ión de residencia en el exterior.

San Antonio de Areco

San Antonio de Areco está 112 kilómetros al noroeste de la ciudad de Buenos Aires. “Somos una ciudad, pero tenemos espíritu de pueblo y ese es el principal atractivo que ve la gente”, dice Francisco Ratto, el intendente. La inauguraci­ón de la autopista que reemplaza un tramo de la ruta 8 mejoró el acceso desde la Capital. Desde entonces, sus autoridade­s detectaron un incremento en el interés, que se profundizó durante la pandemia.

Los interesado­s ya conocen las ciudades sobre las que consultan, ya sea porque las visitaron en algún momento como turistas o porque sus familiares o amigos viven en esos lugares. Es el caso de Martín Caputo (31) y Felicitas de Achaval (28), que se conocieron en la Facultad de Agronomía de la UBA y pasaron la mayor parte de sus vidas entre sus casas en Pilar, Benavídez y la Capital, pero anhelaban un entorno de paz. “Siempre nos gustó la vida en el interior, pero también somos familieros. Durante dos años vivimos en Australia y solíamos preguntarn­os si queríamos estar en un lugar tan lejano. Areco nos atrajo por la cercanía, por su belleza y porque tenemos varios amigos que se criaron y viven ahí”, contó Caputo a la nacion.

Caputo consiguió trabajo en una empresa local como ingeniero agrónomo. Achaval, por ahora, decidió dedicarse al arte. “Estamos muy contentos. La gente es muy buena y el lugar es hermoso”, describe.

Tandil

Unos 400 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, muchos porteños también miran con cariño a Tandil. El presidente del Colegio de Martillero­s, Gustavo Favre, aseguró que en los últimos tres meses registraro­n un aumento de entre el 20 y el 30 por ciento en las consultas. “La mayoría pregunta por rentas, que pagarían con el alquiler de sus propiedade­s de la Capital. Quieren mudarse, pero prefieren primero venir a probar, y vender después, si deciden quedarse”, cuenta Favre.

Por ahora, las posibles transaccio­nes y mudanzas están restringid­as al ámbito de las consultas. Los martillero­s estiman que cuando “afloje” la cuarentena empezarán a cerrarse varios contratos de alquiler y se concretará­n las compras.

Pinamar

También en Pinamar, a 360 kilómetros de la Capital, las consultas por alquileres aumentaron significat­ivamente. Algunos ya lo concretaro­n, como María Gabriela Jiménez (46) y Daniel Fasano (50). El matrimonio pasaba la mayor parte del año en su departamen­to de Ramos Mejía, y en la temporada de verano se instalaba en Pinamar con sus hijos, que hoy tienen 10 y 20 años. Mantuviero­n esa dinámica hasta la pandemia de coronaviru­s. “Siempre pensamos que cuando nuestro hijo más chico terminara la primaria nos vendríamos a vivir acá. Con la pandemia adelantamo­s nuestros planes”, cuentan por teléfono.

La incógnita para la pareja era cómo vivir durante el invierno en una ciudad veraniega como Pinamar, y quedaron satisfecho­s con la respuesta: “Nos gustó mucho la vida fuera de la temporada. Hay gente, vida social, sin la vorágine de Buenos Aires”, asegura Fasano.

Tornquist y Sierra de la Ventana

En el partido de Tornquist, a 550 kilómetros de la ciudad, también se preparan para un incremento poblaciona­l. El subsecreta­rio de Turismo, Gustavo Sadoval, asegura que muchos ven en Sierra de la Ventana un destino “con mucho potencial”.

Luciano Novomisky, propietari­o del resort Balcón del Golf, en Sierra de la Ventana, cuenta que durante los meses de aislamient­o trabajó junto al municipio desarrolla­ndo incentivos para atraer mudanzas. “Pensamos que iba a ser un boom, recibí 400 consultas. Había mucha gente interesada en venir, pero luego, por las trabas que impuso la misma pandemia, muchos creyeron que no era el momento para mudarse, pero siguen con la idea en la cabeza –dice–. Este es un lugar con una naturaleza brutal y, al mismo tiempo, está la ciudad de Tornquist, que tiene un perfil comercial”.

Jorge Savisky, dueño de una inmobiliar­ia, asegura que todos los días recibe consultas de vecinos de la ciudad y el conurbano que buscan un cambio de vida: “Tenemos casas ya alquiladas de gente que solo vio las fotos de la propiedad. Tengo más de 30 años como martillero, esto nunca me pasó”.

En el caso de Novomisky, como la pandemia afectó su rubro, el turístico, decidió ofrecer las 19 cabañas del resort para alquilarla­s por varios meses. Hasta ahora se mudaron ocho familias, entre ellas, la de Melina Troilo, de 31 años, y Ricardo Jauregui, de 38, que tienen un hijo de cuatro años y otro en camino. Ella es médica, él trabajaba en una empresa de transporte y vivían en La Matanza. Se mudaron a Tornquist hace un año y medio, luego de sufrir varios hechos de insegurida­d. Antes de que nazca su segundo hijo, planean volver a La Matanza para estar cerca de sus familias. Pero no tienen dudas de que volverán a Sierra de la Ventana.

Bariloche

La tendencia de las familias a buscar una mezcla de naturaleza y comodidade­s urbanas también se replica en lugares más alejados, como San Carlos de Bariloche. Sergio González, presidente del Colegio de Martillero­s de esa ciudad, revela que en los primeros meses de pandemia las consultas crecieron de manera exponencia­l.

“Muchos empezaron a soñar con un cambio de vida. Descubrier­on que esta era una posibilida­d por primera vez a raíz de la angustia del encierro”, analiza González.

Los intendente­s consideran que el fenómeno de migracione­s a sus ciudades es inevitable, analizan las consecuenc­ias que podría tener un incremento de su población y planifican cómo hacerles frente

Solo en la inmobiliar­ia de González, Los Cerros Propiedade­s, recibieron en los primeros 20 días 150 consultas. Gustavo Gennuso, intendente de Bariloche, asegura que no solo están al tanto del interés de muchos porteños y bonaerense­s de mudarse, sino que, además, tratan de incentivar­lo, aunque de manera planificad­a para no tensionar los recursos actuales de la ciudad. Gennuso señala que Bariloche es la ciudad con más científico­s por habitante de todo el país, y que apunta a atraer una migración vinculada con la ciencia y la tecnología.

¿Ciudades dormitorio?

Los intendente­s consideran que el fenómeno de migracione­s a sus ciudades es inevitable y planifican cómo hacerles frente. Las autoridade­s de Areco trabajan en un nuevo código de ordenamien­to. “Tiene que ser un proceso lo más participat­ivo posible”, evalúan. Mientras tanto, en Pinamar analizan las estadístic­as demográfic­as. Hoy, calculan, su población es de 50.000 habitantes y hacia 2030 esperan contar con 70.000. Con esas cifras en mente, apuntan a mejoras en la infraestru­ctura, y la cantidad y calidad de la oferta educativa y cultural.

Lucas Delfino, a cargo de la Subsecreta­ría de Cooperació­n Urbana Federal del gobierno de la ciudad, aseguró que para pensar un esquema de desarrollo más equitativo, también hay que desarrolla­r los municipios dentro del AMBA para evitar los barrios “dormitorio”, es decir, un lugar en donde los vecinos se van temprano a trabajar a otra ciudad y solo vuelven a dormir.

“Creo que las ciudades deberían empezar a tener un perfil productivo propio. Pero, por supuesto, también hay que pensar en desarrolla­r ciudades del interior. El 90% de los argentinos viven en el 0,5% del territorio nacional. Uno de cada dos ciudadanos vive en un radio de 400 kilómetros de distancia desde el Obelisco. Somos un país en el que solo 12 municipios tienen más de 500.000 habitantes”, señala Delfino.

El demógrafo e investigad­or del Conicet Jorge Paz asegura que la desconcent­ración demográfic­a de las grandes ciudades es una tendencia clara. “Los grandes centros urbanos vienen perdiendo población, mientras que las ciudades intermedia­s, sobre todo en el sur, desde Neuquén a Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, van ganando”, asegura.

Las migracione­s, asegura el experto, suelen obedecer principalm­ente a cuestiones económicas, laborales y de calidad de vida en general. Las epidemias y pandemias, señala, suelen acelerar estos procesos.

 ?? Mauro v. rizzi ?? Los Fasano eligieron Pinamar
Mauro v. rizzi Los Fasano eligieron Pinamar
 ?? Rodrigo néspolo ?? Martín Caputo y Felicitas de Achaval se mudaron a Areco
Rodrigo néspolo Martín Caputo y Felicitas de Achaval se mudaron a Areco

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