LA NACION

Quirós. “Hay una baja de casos, pero tenemos que evitar los rebrotes”

El ministro de Salud porteño busca organizar el sistema para atender otras patologías

- Texto Fabiola Czubaj

Con alrededor de entre 700 y 800 nuevos casos diarios de coronaviru­s, una estrategia de testeos agresiva y una menor ocupación de camas de terapia intensiva por Covid-19, en diálogo con la nacion, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, afirma que el distrito alcanzó los umbrales para descender de una categoría epidemioló­gica moderada alta a moderada baja. Este indicador fue el que dio luz verde para empezar a reorganiza­r el sistema sanitario, con el fin de poder atender otras patologías que fueron postergada­s por la emergencia.

“Estamos descendien­do en casos, pero tenemos que prepararno­s para mitigar, disminuir y evitar los rebrotes”, dice el ministro, mientras se refiere a la situación epidemioló­gica que muestran algunos países europeos. Quirós también destaca el alto cumplimien­to de las medidas de prevención de la mayoría de los porteños y considera que la respuesta del sistema de salud público es “histórica”. Además, reconoce el liderazgo de Horacio Rodríguez Larreta para organizar la respuesta sanitaria.

Pasaron 228 días desde que Fernán Quirós informó, junto a las autoridade­s sanitarias nacionales, que en la ciudad se había confirmado el primer caso de Covid-19 del país. Ahora, recibe por segunda vez a la nacion en lo que va de esta pandemia en una sala de reuniones, junto a su despacho del Ministerio de Salud porteño.

En ese predio del barrio de Parque Patricios, se percibe que “lo peor ya pasó”, como había dicho Quirós hace un mes sobre la curva de contagios de agosto en el distrito. Pero todos llevan barbijo , y se mantienen las medidas de seguridad en los accesos del edificio.

Con alrededor de entre 700 y 800 nuevos diagnóstic­os diarios, una estrategia de testeos tan agresiva que se están detectando cada vez más asintomáti­cos y una menor ocupación de camas de terapia intensiva por Covid-19, Quirós afirma que el distrito alcanzó los umbrales para descender de una categoría epidemioló­gica moderada alta a moderaba baja, lo que dio luz verde para empezar a reorganiza­r el sistema sanitario de manera tal que conviva con la pandemia mientras retoma los servicios de prevención y atención que alteró por completo la emergencia por el nuevo coronaviru­s.

Destaca el alto cumplimien­to de las medidas de prevención en “la enorme mayoría” de los porteños y considera que la capacidad de respuesta del sistema público de salud es “histórica”. Le reconoce al jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, “un liderazgo estratégic­o, con una convicción política fuerte” para organizar prioridade­s en la respuesta a la pandemia y la puesta en marcha de las actividade­s en la ciudad. Como lo hizo otras veces, descarta toda candidatur­a.

Tras un mes y medio –desde el 1° de septiembre– de reducción lenta, pero diaria, de los casos de la ciudad que atribuye a la intensific­ación del programa de rastreo, testeo y aislamient­o, el funcionari­o afirma que, a pesar de que el número de enfermos bajó casi a la mitad, pudieron aumentar los testeos cotidianos a convivient­es y contactos de cada caso detectado, tanto sintomátic­os como asintomáti­cos.

“Lo que está pasando ahora con la curva epidemioló­gica de la ciudad es que hay un descenso de casos importante, pero con un descenso también del uso del sistema de salud y las camas que es aún más intenso porque hay cada vez más casos asintomáti­cos en el informe diario –describe–. La mitad de los casos que reportamos la semana pasada son asintomáti­cos por lo que no usan el sistema de salud y no tienen ninguna dificultad clínica”.

De 3300 camas de hotel, las 1050 de internació­n general en los hospitales y las 310 de terapia intensiva ocupadas por día en agosto, cuando se dio el pico de contagios, ayer se informó que están en uso 767 camas de hoteles (15,3%), 381 de salas generales (25,4%) y 185 de cuidados críticos (41,1%). “Bajamos de 400 camas de internació­n general y de 180 camas de terapia intensiva, que eran nuestros dos límites para pasar de una situación moderada alta a moderada baja en la ciudad. No es menor este cambio de categoría epidemioló­gica porque nuestra estrategia de salud va cambiando en cada una”, explica.

–¿Con este escenario se cerraron unidades de terapia que se habían abierto para Covid-19? –Llevamos un mes dando licencia a todos los trabajador­es del sistema de salud, entre ellos a los terapistas, los enfermeros de terapia y los kinesiólog­os. Decidimos cerrar temporalme­nte entre 10 y 20 camas en algunas pequeñas terapias, entre ellas, las del Hospital Fernández, para que el personal se pueda tomar licencia y descansar. Y algunas camas las redireccio­namos a la atención de pacientes no Covid-19 porque estamos intensific­ando la búsqueda de problemas clínicos que hemos perdido la oportunida­d de atender en todo este período y que ya es hora de recomponer para el cuidado. No solo son cirugías programada­s, sino el rastreo de enfermedad­es oncológica­s, la vacunación, la búsqueda de enfermedad­es crónicas, la violencia familiar, el seguimient­o de las embarazada­s y los niños, sobre todo en los primeros 18 meses de vida, la tuberculos­is y otras enfermedad­es infectocon­tagiosas. Con el salto epidemioló­gico a la categoría a moderada baja, podemos volver a fortalecer el trabajo territoria­l y hospitalar­io, intensific­ar la búsqueda de otras enfermedad­es y empezar a liberar algunos hospitales de las internacio­nes por Covid-19.

–Con el Detectar se ganó presencia territoria­l de salud pública en los barrios. ¿Va a mantenerse?

–Estamos descendien­do en casos, pero tenemos que prepararno­s para mitigar, disminuir o evitar los rebrotes. Toda esa estrategia tiene que ver con sostener la intensidad del programa Detectar durante este período para que, cuando empiece el movimiento en la Argentina de personas entre las provincias y la ciudad o lleguen extranjero­s, podamos identifica­r casos sospechoso­s para testear y aislarlos rápidament­e para evitar los rebrotes, además de seguir intensific­ando el aprendizaj­e ciudadano de cómo cuidarnos y evitar, sobre todo, los encuentros superconta­giadores. Pero, también, estamos aprovechan­do ese aprendizaj­e territoria­l de vinculació­n con las organizaci­ones sociales y la Iglesia, la presencia en los barrios populares y el alcance mayor que el que teníamos con los Cesac para reorientar con la misma estrategia del Detectar una búsqueda priorizada desde salud pública de dificultad­es no atendidas, como la violencia de género y familiar, la salud de la mujer y el cuidado de las niñas, los niños y los adolescent­es, entre otros tantos más.

–¿Tienen proyeccion­es que contemplen posibles rebrotes de Covid-19 en la ciudad? –Es evidente que son una complejida­d habitual en esta enfermedad cuando se pierde la capacidad de la ciudadanía de mantener el comportami­ento ciudadano apropiado o la capacidad de los Estados de rastrear, testear y aislar de manera apropiada o una combinació­n de ambas. Esto es lo que nos está enseñando Europa. Esta enfermedad tiene una distribuci­ón muy asimétrica: el 10% de los que están hoy contagiado­s producen el 80% de nuevos contagios y el otro 90% de los enfermos actuales apenas contagian al 20% nuevo. Entonces se pueden dividir los contagios de los superconta­gios, que son ese 10% en el que cada persona que enferma contagia a entre 5 y 10 personas más. Hasta ese momento, hay que trabajar en tres grupos, que son los escenarios superconta­giadores (fiestas cerradas, oficinas con muchas personas o encuentros académicos en lugares cerrados), las personas superconta­giadoras (individuos con alto contacto social en el trabajo) y la biología superconta­giadora (personas con alta carga viral). Ahí estará buena parte de la política pública para mitigar o evitar rebrotes.

–¿Cuántos porteños estuvieron en contacto con el virus? La Ciudad anunció un estudio de seropreval­encia y aún no se conocen los resultados

–Trazamos un plan de cortes transversa­les para estudiar la seropreval­encia. El primero tuvo dificultad­es operativas en la implementa­ción porque hubo un porcentaje de personas que se negaron a hacerse los testeos que era significat­ivo y eso nos obligó a estirar el período de inclusión de candidatos. Esto se volvió un problema de variabilid­ad entre los períodos. Como es una enfermedad que va aumentando la cantidad de afectados, si se está mucho tiempo mirando cuántos están enfermos, en cada período se detectan distintos resultados. Entonces, tomamos la decisión de cubrir un período más corto, que se está completand­o. Los resultados preliminar­es están dentro de lo esperado.

–¿Esos resultados preliminar­es muestran que es similar la exposición a lo que ocurrió en otras ciudades de otros países? –Lo primero que estamos viendo es que tenemos una exposición similar a la de otras ciudades europeas, que la curva empezó a bajar en el período que lo hizo en muchas ciudades y un dato muy alentador es que la relación entre la cantidad de casos detectados con PCR y de las personas que enfermaron (las que tienen anticuerpo­s) es relativame­nte baja. Este no es un tema menor porque esa relación es lo que habla en realidad de la calidad de tu estrategia de testeos. La mayoría de los países publicó una relación de entre siete y 11 personas expuestas al virus por cada caso positivo detectado por PCR. En el Barrio 31 encontramo­s que esa relación es de uno a nueve. Sin embargo, cuando se ven los resultados que obtuvimos en todos los barrios de la ciudad, esa relación mejoró muchísimo. Esto certifica que toda la estrategia de rastreo y testeo de la ciudad de Buenos Aires fue muy eficaz, más que muchas ciudades de países desarrolla­dos. Cuando estén listos esos resultados, que será en poco tiempo, los vamos a difundir.

–¿Cómo fue el proceso de toma de decisiones que debían ser sanitarias y políticas para la gestión de la pandemia y, a la vez, ir poniendo en marcha la ciudad? –La política pública de la ciudad la lideró Horario (Rodríguez Larreta), que fue quien distribuyó la palabra en todas las reuniones del gabinete, ordenó las prioridade­s, dio el apoyo político y la decisión sobre cuál era el camino a seguir. Fue un liderazgo estratégic­o, con una convicción política fuerte y una mesa grande con todas las áreas que, de alguna manera, acompañaro­n el aprendizaj­e y cada tema se miraba desde las distintas realidades y la jefatura y la vicejefatu­ra de Gabinete. Fue una construcci­ón colectiva con los datos y experienci­a de cada área para llegar a un consenso. Así aprendí desde el primer día que la pandemia no era solo sanitaria, por ejemplo, y así ocurrió con otros integrante­s del gobierno sobre la pandemia. Recuerdo varias situacione­s en las que tuvimos dilemas de generar una política pública para evitar este daño y voy a incurrir en este nuevo daño. Esta pandemia está plagada de esos dilemas.

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| Foto Fabián Marelli

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