LA NACION

El partido de Evo busca recuperar el poder

Arce, candidato del MAS, es el favorito en Bolivia, y Mesa quiere forzar el ballottage; la región, en alerta

- Rubén Guillemí

A un año de la convulsión política y social que derivó en la salida de Evo Morales del poder, Bolivia tendrá hoy elecciones, en las que el candidato del Movimiento al Socialismo, Luis Arce, es el favorito; el expresiden­te Carlos Mesa intentará forzar un ballottage. La comunidad internacio­nal, en alerta por el desarrollo de la votación.

de los dos hombres con más posibilida­des de dirigir los destinos bolivianos destacan de ambos, en forma sintética, tres rasgos en común: un pecado que buscan olvidar, un defecto que tratan de ocultar y una virtud de la cual se podrían enorgullec­er.

“Sea Arce o Mesa el que gane, los dos deberían estar orgullosos de romper con la tradición del caudillism­o, que es tan fuerte en Bolivia y en América Latina. Hernán Siles Suazo, Víctor Paz Estenssoro, Hugo Banzer y Evo Morales, fueron caudillos que estuvieron por encima de su fuerza política, de su programa y de su proyecto. Básicament­e fueron concentrad­ores de poder e hicieron política sobre el culto a su imagen”, explicó a la nacion el analista Franklin Pareja.

“Ahora, ninguno de los dos candidatos llega por peso propio. Arce fue designado por evo. y mesa solo reúne el des contento con el mas. cualquier otra figura podría estar en el lugar de ellos dos. Esto hará que la próxima gestión esté mucho más concentrad­a en la negociació­n y búsqueda de consensos más que en las decisiones de un caudillo”, agregó Pareja.

El defecto que ambos tratan de ocultar, como pueden, es que ninguno de los dos es político de raza. Arce, de 57 años, es un tecnócrata, contador con máster de la Universida­d de Warwick en Gran Bretaña, que realizó la mayor parte de su carrera en el Banco Central (BCB). En 2006, allí lo reclutó Evo cuando llegó al poder, con un gran apoyo popular, pero desprovist­o de tecnócrata­s que pudieran poner en obra sus ideas.

Mesa, de 67 años, es un intelectua­l, bachillere­n humanidad es graduado en Madrid, con una amplia trayectori­a en periodismo e historia, que por su popularida­d como periodista fue convocado en 2002 por Gonzalo Sánchez de Losada para integrar la fórmula presidenci­al. Con él gobernó apenas un año. El descontent­o social provocó la caída de Sánchez de Losada y el inesperado ascenso de Mesa a la presidenci­a hasta 2005, cuando renunció en medio de una crisis generaliza­da.

Dificultad­es

dardos contra el expresiden­te: “Que Evo no se confunda, si el autócrata vuelve a Bolivia será para rendir cuentas, no para otra cosa, y eso depende de nosotros, depende de tu voto”, advirtió el líder de Comunidad Ciudadana.

El candidato que resulte elegido para gobernar los próximos cinco años tomará las riendas de un país que vive la más profunda crisis económica de los últimos 40 años, con una caída del PBI estimada en más del 6% para este año, el peor desplome desde la década de 1980, cuando se desencaden­ó la hiperinfla­ción.

La pandemia desnudó también las fragilidad­es de Bolivia, donde muchas personas mejoraron sus ingresos y salieron de la pobreza en los primeros años de gobierno del MAS, pero que padecen las fallas estructura­les del que sigue siendo el país más pobre de la región (excluyendo Venezuela).

Los conocedore­s de la trayectori­a

En caso de que un candidato no logre el 50% de los votos o más del 40% con una diferencia de 10, habrá ballottage

La ONU, la UE y la Iglesia llamaron a los bolivianos a votar en forma pacífica

A casi un año de las elecciones que desataron una grave crisis política que culminó con la renuncia de Evo Morales luego de 14 años en el poder, Bolivia elegirá hoy su nuevo presidente en una votación en la que se descuenta el triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS), pero con una diferencia que podría no alcanzarle para evitar un ballottage, según anticipan las encuestas.

Luego de tres postergaci­ones de la fecha de los comicios a lo largo de este año, Bolivia será el primer país de la región que va a las urnas con un amplio protocolo de distanciam­iento y seguridad en medio de una pandemia de coronaviru­s que golpeó con crudeza al país de 11 millones de habitantes, con alrededor de 140.000 casos positivos y más de 8400 muertes por Covid-19.

Las últimas encuestas difundidas hace una semana muestran que el candidato del MAS, Luis Arce, ex ministro de economía de evo, podría obtener alrededor del 42% de los votos, seguido por el expresiden­te de centroizqu­ierda Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, que lograría 33%. En tercer lugar se ubicaría el exlíder cívico de Santa Cruz de la Sierra Luis Fernando Camacho, con 16,7%.

Para evitar el ballottage, el candidato más votado debería obtener más del 50% de los votos o superar el 40% de los sufragios con más de diez puntos de diferencia respecto al segundo. En caso contrario, habrá una nueva votación el 29 de noviembre, cuando se descuenta la unidad de todo el espectro político opositor a Evo en contra del MAS.

América Latina y la comunidad internacio­nal seguirán con especial atención el desarrollo de las elecciones, luego de que el año pasado la oposición denunciara un fraude del gobierno en el ajustado triunfo de Evo, que derivó en un grave conflicto político y social (con más de 30 muertos y 800 heridos) y en la salida del poder el expresiden­te, ahora refugiado en la Argentina.

La Alta Comisionad­a de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, instó tanto a las autoridade­s de Bolivia como a los distintos actores políticos y sociales del país a evitar cualquier acción que impida la celebració­n de las elecciones en forma pacífica. También la Unión Europea (UE) y la Iglesia llamaron a los bolivianos a votar en paz.

“Nosotros somos la garantía de que el pueblo boliviano recupere la felicidad que nos arrebataro­n en noviembre pasado”, dijo Arce esta semana en el cierre de campaña en Santa Cruz de la Sierra, en el que se mostró como un continuado­r de las políticas de Evo.

Mesa, en cambio, lanzó todos sus Para el analista boliviano Jorge Dulón, la falta de un político de raza es una de las grandes dificultad­es que enfrentará el próximo gobierno.

“Como ninguno de los dos viene de grandes luchas sociales ni traccionan multitudes por sí mismos, no tienen una cualidad esencial del político, el arte de la negociació­n y de generar consensos. A lo largo de la campaña, incluso a Mesa, que ya fue presidente, se le criticó el no abrirse al diálogo con otras organizaci­ones. El plantea la utopía de gobernar con su propia gente. Y si llegara al gobierno tendrá que ceder espacios de poder, cargos y flexibiliz­ar sus proyectos”, señaló Dulón.

“En el caso de Arce, si él no obedece lo que piden las bases o eventualme­nte Evo, le será muy difícil gobernar, porque no tiene caudal político para imponer un proyecto propio y las bases se le podrían volver en contra”, advirtió Dulón.

Por último, los dos tienen un pecado que ocultar y que no les gusta que se lo recuerden. Arce se presenta como el enemigo de la derecha neoliberal, pero en el Banco Central en los años 90 fue el ejecutor a rajatabla de las políticas neoliberal­es del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) y el Banco Mundial que hoy critica.

Por su parte, Mesa fue el número dos del gobierno que perpetró la llamada “Masacre de octubre”, la sangrienta represión de las protestas sociales de El Alto y La Paz en 2003, que dejaron 63 muertos.

Días atrás, en una entrevista televisiva, un periodista le mostró a Mesa una serie de fotos y le pedía una frase que resumiera su pensamient­o al respecto. Cuando apareció la foto de Sánchez de Losada, Mesa solo dijo: “Un error”.

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