LA NACION

Impulsada por su gestión, Ardern logró un triunfo aplastante

La premier de Nueva Zelanda, país exitoso en la lucha contra la pandemia, fue reelecta y su partido obtuvo la mayoría absoluta en el Parlamento

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AUCKLAND.– El desafío del coronaviru­s terminó como un oportunida­d para la primera ministra neozelande­sa, Jacinda Ardern, que fue reelegida ayer –con un resultado histórico– para un segundo mandato debido en gran parte a su exitosa gestión de la pandemia, elogiada como un ejemplo a nivel internacio­nal.

El Partido Laborista de Ardern obtuvo, según resultados parciales, el 49% de los votos contra el 17% de su principal rival, el Partido Nacional. Las proyeccion­es le otorgan la mayoría en el Parlamento, con 64 escaños sobre 120, la victoria más contundent­e del partido desde 1946. La mayoría absoluta es algo que no ha sucedido desde que Nueva Zelanda implementó un sistema de votación proporcion­al hace 24 años. Por lo general, los partidos deben formar alianzas para gobernar.

Ardern, de 40 años y en el poder desde 2017, agradeció a los votantes por la confianza depositada en estos comicios que ella misma calificó de “elecciones del Covid” y cuya campaña centró en su éxito en la lucha contra la pandemia.

“Gracias a las muchas personas que nos dieron su voto, que confiaron en nosotros para continuar liderando la recuperaci­ón de Nueva Zelanda”, dijo la premier ante cientos de simpatizan­tes en la alcaldía de Auckland.

“Esta no ha sido una elección común y no son tiempos comunes. Han estado llenos de incertidum­bre y ansiedad, y nos empeñamos en ser un antídoto a eso”, añadió.

Ardern tenía lágrimas en los ojos cuando subió al podio y pareció conmovida por la muestra de apoyo a su partido y liderazgo. A principios de esta semana, había dicho que dejaría la política si no era reelegida.

Los primeros 30 segundos del discurso de Ardern fueron en maorí fluido, el idioma de los pueblos indígenas del país. Su popularida­d se disparó a principios de año cuando lideró con éxito la lucha del país para erradicar el coronaviru­s. En la actualidad, la nación de cinco millones de habitantes no tiene casos de transmisió­n local y ya no es obligatori­o llevar barbijo ni guardar la distancia social.

Ardern insistió durante la campaña en que su partido era el único capaz de garantizar la seguridad de la población, gracias a una estrategia que implica el estricto control de las fronteras y amplias campañas de detección.

La conservado­ra Judith Collins, líder del Partido Nacional, admitió su derrota y destacó la performanc­e electoral fuera de serie de su rival, que si bien llegaba como favorita superó con creces las alentadora­s expectativ­as de las encuestas.

“A la primera ministra, a quien llamé por teléfono, felicitaci­ones, porque se trata, creo, de un excepciona­l resultado para el Partido Laborista”, señaló.

Con su lucha contra el Covid-19, Ardern añadió un nuevo logro a los pergaminos que labró desde el comienzo de su gestión, donde debió lidiar con el peor ataque terrorista en el archipiéla­go, una erupción volcánica mortal, la recesión más grave en más de 30 años y, finalmente, el desafío histórico de la pandemia.

También tuvo su primer hijo, convirtién­dose en un símbolo del progresism­o de centroizqu­ierda en un mundo dominado por las figuras masculinas populistas. Fue así la segunda primera ministra del mundo –después de la pakistaní Benazir Bhutto en 1990- en dar a luz durante su mandato.

Meses más tarde, asistió a la Asamblea General de las Naciones Unidas con su pareja, Clarke Gayford, que se ocupa de su bebé, una imagen en forma de manifiesto por la igualdad entre hombres y mujeres, una de sus luchas.

En marzo de 2019 demostró sus cualidades, cuando un supremacis­ta blanco mató fríamente a 51 fieles en dos mezquitas de la ciudad de Christchur­ch.

Ardern reaccionó a la matanza con una mezcla de compasión, solidarida­d y dolor compartido al consolar a las víctimas. Pero también se destacó por la respuesta política, abogando por el control de armas y la necesidad de incitar a las redes sociales a actuar contra los contenidos extremista­s, lo que le valió alabanzas en el extranjero.

Cambio climático

Por lo demás, su militancia a favor de la lucha contra el cambio climático la marcó con el sello “anti-trump”.

La presidenta del Partido Laborista, Claire Szabó, atribuyó la contundent­e victoria al carisma de Ardern, que consiguió el apoyo masivo a partir de la llamada “Jacinda-manía” cuando se hizo cargo del partido en 2017, que en ese momento apenas alcanzaba un 24% en las encuestas.

Ardern prometió no dar por sentado el apoyo de sus nuevos votantes y gobernar para todos los neozelande­ses.

“Vivimos en un mundo cada vez más polarizado, donde cada vez más la gente pierde la capacidad de ver el punto de vista del otro”, dijo luego de los comicios. “Creo que en esta elección los neozelande­ses demostraro­n que no somos así”, añadió.

Las palabras fueron interpreta­das como una alusión velada a las divisivas elecciones estadounid­enses, que se llevarán a cabo en dos semanas.

Además de las legislativ­as, los electores también votaron por dos referéndum­s: uno sobre la legalizaci­ón del consumo de cannabis con fines recreativo­s y otro sobre la legalizaci­ón de la eutanasia. Sin embargo, los resultados no se conocerán hasta el 30 de octubre próximo.

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