LA NACION

Gremios y militantes del PJ festejaron en la calle, pese al desaliento oficial

Durante toda la jornada, miles de personas conmemorar­on el Día de la Lealtad, en vehículos y a pie, en distintos puntos de la ciudad; la militancia prefirió la Plaza de Mayo

- Inés Beato Vassolo

Las bocinas comenzaron a sonar a las 10 y no cesaron hasta caer el sol. A pesar del desaliento del Gobierno, en el Día de la Lealtad hubo cortes de calles, caravanas de autos y marchas de ciudadanos a pie, en distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires, con foco en Plaza de Mayo.

La conmemorac­ión del 75° aniversari­o del reclamo obrero por la liberación del general Juan Domingo Perón la iniciaron los sindicatos, desde la mañana, y, por la tarde, fue el turno de los militantes peronistas desligados de los gremios, que se autoconvoc­aron frente al Cabildo con banderas argentinas.

El gremio de los Camioneros que conduce Hugo Moyano, protagoniz­ó la primera caravana. Alrededor de las 10, mientras que algunos gremios se nucleaban frente a Casa Rosada, los colectiver­os y camioneros estacionar­on en las inmediacio­nes del Ministerio de Desarrollo Social, en donde cortaron la circulació­n, durante más de una hora.

Los colectiver­os eran el gremio con mayor presencia. Pasadas las 11, comenzaron a avanzar por Avenida Belgrano para dar la vuelta por Diagonal Sur y acercarse a los manifestan­tes de Plaza de Mayo, en donde algunos dirigentes de Camioneros asistieron a dejar una ofrenda en el monumento central de la plaza.

Plaza de Mayo

Frente a la Casa Rosada estuvieron, desde temprano, los aeronavega­ntes, el sindicato de taxistas, la Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos Públicos (Aefip), la Unión Tranviario­s Automotor, la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), entre otros. Por grupos, entonaron el himno peronista, que sonaba desde algún auto, y cantos internos a cada gremio.

Hacia el mediodía, mientras el cielo se tornaba gris, en Plaza de Mayo quedaban unas pocas personas, que acompañaro­n el paso de los colectivos con aplausos y dedos en V. Entre ellas, Gustavo Javier Veneciano, agrimensor de 59 años, que llegó de La Plata con dos de sus hijos, de 9 y 17. “Soy muy peronista y estoy con las causas sociales”, dijo a la nacion el agrimensor, que todos los años se acerca a la Ciudad a celebrar el Día de la Lealtad, porque lo considera un día “emocionant­e”. Según Veneciano, el presidente Fernández “era una promesa del peronismo”, pero “lo mató la pandemia”.

Fuera de la Uocra

La sede de la Unión Obrera de la Construcci­ón de la República Argentina (Uocra) también fue foco de celebració­n. Una multitud de trabajador­es de la construcci­ón se congregó en Avenida Belgrano, entre Entre Ríos y Sarandí, y desde allí flamearon sus banderas amarillas, por horas, hasta presenciar un acto virtual que fue proyectado en una pantalla instalada en la calle.

Los sindicalis­tas organizaro­n una barrera sobre la calle Combate de los Pozos, para dividirse en dos cuadras y procurar cierto distanciam­iento social, pero terminaron por amontonars­e durante los cantos.

En los alrededore­s de la Confederac­ión General del Trabajo (CGT) sí se hizo oír el pedido del Gobierno, que había desalentad­o las marchas presencial­es, en línea con el plan sanitario. A la espera del discurso presidenci­al, el acceso a la calle Azopardo se bloqueó desde México hasta Humberto Primo, y un equipo de seguridad verificó que solo circulasen funcionari­os y personal autorizado a participar del acto.

El apoyo popular se hacía sentir en las bocinas de los taxis y colectivos que circulaban por las avenidas

Ingeniero Huergo y Paseo Colón. Sólo se agruparon unos pocos representa­ntes de la UPCN, sobre la calle Estados Unidos, junto al edificio de la Facultad de Ingeniería.

Celebració­n de militantes

Por la tarde, fue el festejo de los militantes peronistas no sindicales, que se autoconvoc­aron, también, en Plaza de Mayo. Los manifestan­tes formaron una larga columna de autos por las diagonales que desembocan en la plaza, al estilo de los banderazos opositores, pero, la mayoría, sin bajar de los vehículos.

En un ambiente más distendido que el de la mañana, jóvenes y familias con niños entonaron tanto la marcha peronista como el Himno Nacional. Entre los presentes, estaba Pablo Riveira, de 40 años, con su mujer y sus tres hijos. Riveira trabaja en el sector turístico y milita desde joven con el peronismo, al igual que lo hacían sus abuelos.

“Creo en este partido desde siempre, pero estoy lejos del fanatismo porque ahí están los errores”, sostuvo Riveira, y agregó: “Estoy acá para defender los derechos de los trabajador­es, la educación pública, la salud y la democracia”. El trabajador aprovechó la marcha para apoyar al gobierno nacional: “Hay que defender al Gobierno, eso es lo justo. Evaluarlo sería injusto, porque con la pandemia no pudieron hacer nada”.

Los manifestan­tes del Cabildo estuvieron acompañado­s por la caravana de autos. De los vehículos colgaban banderas argentinas y carteles con frases de apoyo al Presidente y de alusión a la fecha; “Fuerza Alberto”, “Los días más felices son, fueron y serán peronistas”, se leía en algunos. Cerca de las 17, los conductore­s sintonizar­on el discurso presidenci­al en las radios de los autos. Una vez terminadas las palabras de Fernández, la multitud comenzó a disgregars­e.

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