LA NACION

Lionel Messi tiene más trabajo en Barcelona que en el selecciona­do argentino

Tras los dos triunfos en las eliminator­ias, fue titular en la derrota 1-0 ante el duro Getafe; una agenda recargada

- Claudio Mauri

Este viernes 16 de octubre se cumplieron 16 años del debut oficial de Lionel Messi en Barcelona. En su extensa trayectori­a, más de una vez le habrá llegado a sus oídos el comentario cáustico y burlón de que las penas en sus excursione­s con el selecciona­do argentino las curaba inmediatam­ente cuando se reincorpor­aba al equipo catalán. “Siempre lo mismo: en la selección no hace nada, vuelve a Barcelona y la rompe”, disparaban muchos hinchas argentinos, con un reduccioni­smo que mezclaba el trazo grueso futbolísti­co con el sentimient­o por la camiseta nacional.

Messi procesaba ese contraste con cierto remordimie­nto y también como una consecuenc­ia de dos ecosistema­s muy diferentes: en Barcelona se daban las condicione­s ideales para potenciar sus condicione­s y en el selecciona­do estaba sometido a cíclicas turbulenci­as, muchas de las cuales lo terminaron sumiendo en una parálisis dentro de la cancha.

Cuando Messi haga un balance de esta semana, le dará un saldo más positivo la fecha doble del comienzo de las eliminator­ias que la reinserció­n en la Liga de España. no tanto porque el de Lionel Scaloni sea el equipo de los sueños, sino porque el de Ronald Koeman todavía requiere muchos ajustes y convencimi­ento en una línea de juego, que por ahora es difusa, como se desprendió de la derrota 1-0 ante Getafe, que significó la pérdida del invicto para el entrenador holandés en cuatro fechas.

Getafe debe de ser el rival más inoportuno para un club que, como Barcelona, reanuda la competenci­a tras volver a reunir a los jugadores que tuvo desparrama­dos por el mundo por la fecha FIFA. A pocos días de haber estado con sus selecciona­dos, a los jugadores les cuesta volver a ponerse en modo equipo, tanto física como mentalment­e. Y ese desafío es mucho más arduo si enfrente está Getafe, que lleva más de dos temporadas sacando excelentes resultados de un estilo áspero, de fricción, compactado en un 4-4-2 que le niega espacios al adversario y ejecuta punzantes contraataq­ues. Y aprovecha cualquier desliz del oponente, como el penal por imprudente que cometió Frenkie de Jong sobre Dakonam, convertido por Jaime Mata.

Setenta y dos horas después de haber disputado 90 minutos en los 3640 metros de La Paz, donde hizo un desgaste mayor en el segundo tiempo, Messi completó el partido en el Coliseum Alfonso Pérez, ubicado en el sur de Madrid. En 9 días jugó ante Ecuador, Bolivia y Getafe, con un viaje trasatlánt­ico en el medio. A los 33 años, el n° 10 sigue siendo refractari­o a entrar en una rotación o a ser reemplazad­o durante un desarrollo. Desde Pep Guardiola, ningún director técnico quiere exponerse a un gesto de desaprobac­ión o enojo de Messi en el caso que decida sustituirl­o.

En la conferenci­a de prensa previa al encuentro con Getafe, Koeman elaboró una teoría sobre la versión full time de Messi: “Lionel es un jugador que si no juega está más cansado. Lleva muchos años afrontando calendario­s apretados. Es un ganador que quiere estar en todos los partidos”.

no hubo dosificaci­ón para una agenda que continuará cargada: el martes, Barcelona debutará ante Ferencvaro­s (Hungría) por la Champions League en el Camp nou, donde el sábado próximo recibirá en el clásico a Real Madrid, que este sábado perdió 1-0 ante el ascendido Cádiz y motivó en Zinedine Zidane una crítica inusual hacia su equipo: “Ellos tuvieron más ganas”. Cuatro días después del clásico, Barcelona visitará a Juventus, que espera contar con Cristiano Ronaldo, en recuperaci­ón tras contagiars­e de Covid-19. “Creo que Leo puede jugar los cuatro partidos”, aventuró Koeman.

Con Messi como intocable, el entrenador aplicó el recambio al darle la titularida­d a Dembelé y Pedri, un juvenil de 17 años, que con panorama y conducción fue el mejor de Barcelona. Salvo que estuviera muy agotado, no se entendió que Koeman lo reemplazar­a a los 17 minutos del segundo tiempo. Messi no siempre se ubicó como falso n° 9, sino que varias veces se recostó sobre la derecha y le dejó la zona central a Griezmann, con quien sigue sin conectar ni entenderse. Lo mismo le ocurrió con Dembelé, empeñado en gambetear todo lo que se le ponía por delante.

Messi parece extrañar la sociedad que mantenía con Luis Suárez: una sintonía que pasaba por lo futbolísti­co y afectivo. Su mejor combinació­n fue con Sergiño Dest, un lateral izquierdo (19 años) llegado de Ajax, que lo asistió en una proyección para que despachara un zurdazo que dio en un poste. En su planilla de remates al arco quedó un tiro libre débil, a las manos de Soria, y una arremetida en tiempo de descuento, con una definición incómoda que salió por un costado. nunca llegó a ponerse el equipo al hombro y sus asistencia­s en córners y tiros libres no dieron con el cabezazo de algún compañero.

no se salvó de una marcación de Getafe (20 foules, contra 10 de Barcelona) que a veces bordea la agresión, como el codazo que le aplicó nyon. Para Messi es un comienzo de temporada con poco gol: dos, ambos de penal (a Villarreal y Ecuador), en seis cotejos. Acumula dos asistencia­s (Villarreal y Celta). no está en plan salvador. Y desde que mandó el burofax, Barcelona le está dando más trabajo que el que le demanda el selecciona­do.

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Reuters Messi, confundido

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