Thriller periodístico sobre un caso real
(gran bretaña/2020). dirección: Saul Dibb. guion: Declan Lawn, Adam Patterson. fotografía: Graham Smith. edición: Tania Reddin, Nina Annan, Alaistarreid. elenco:anne-marieduff,
Rafe Spall, Nigel Lindsay, Annabel Scholey, Myanna Buring, Johnny Harris, Darren Boyd. disponible: los lunes, a las 21, por On Directv y Directv Go.
“¿ Vieron en las películas de James Bond, cuando él conduce su auto a través de toda la ciudad, volcando los puestos del mercado y arrasando con todo a su alrededor? Bueno, esta es la historia de la gente que debe recoger los destrozos”, contaba en una entrevista Declan Lawn, el periodista de investigación de la BBC que junto al documentalista Adam Patterson realizó la investigación de los envenenamientos de Salisbury y escribió el guion de la miniserie.
Los envenenamientos ocurrieron en 2018 en la tranquila ciudad de Salisbury, en el sur de Inglaterra, y se convirtieron de inmediato en asunto de Estado, motivando encendidas declaraciones de la entonces primera ministra Theresa May y agitando la disputa con el Kremlin. Pero la mirada de Dawn y Patterson no se concentra en el MI6 y la guerra de espías sino en los contornos de esa ciudad y su gente.
Todo comenzó una tarde, cuando Ser geiyyuliaskrip al, un ex espía ruso y su hija, se desplomaron en un banco de plaza en el centro de la ciudad. Los análisis médicos determinaron que habían sido envenenados con una sustancia altamente tóxica llamada Novichok. La miniserie reconstruye la investigación a través de tres personajes: Tracy Daszkiewicz (Annemarie Duff), la ministra de salud de la ciudad, que debe coordinar con las fuerzas policiales el rastreo de los contagios; Nick Bailey (Rafe Spall), el policía infectado durante el registro de la vivienda de los rusos, y Dawn Sturgess (Myanna Buring), una mujer que batalla con el alcoholismo y las culpas personales mientras se ve involucrada en la línea de circulación del veneno.
La decisión de Lawn y Petterson de afirmarse sobre hechos y testimonios recogidos de primera mano les permite una distancia inusual en este tipo de ficciones, que a menudo suelen ceder al sentimentalismo. Tanto el exagente ruso y su hija, evocados en los testimonios de sus vecinos, como el policía asediado por la culpa de poner en peligro a su familia, y la funcionaria, en equilibrio entre su función pública y sus miedos personales, son piezas que arman un engranaje potente sin necesidad de efectismos. La puesta en escena de Saul Dibb (Dublin Murders) apuesta por la sequedad y la concisión para delinear una odisea tan cercana como terrorífica.
En una año de ficciones sobre virus, contagios y pandemias de todo tipo y forma, The Salisbury Poisonings se afirma en el relato inquietante de una experiencia traumática, la de esos habitantes de una ciudad que de pronto es tomada por asalto por una toxina invisible, al margen de las disputas diplomáticas y las intrigas gubernamentales.