LA NACION

Entre los argentinos que podrán votar, expectativ­as y dudas

Creen que la consulta será clave y esperan más precisione­s de las modificaci­ones

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SANTIAGO, Chile (Para la nacion).– Dejaron la Argentina hace varios años y por diversos motivos terminaron construyen­do sus vidas en torno a un país que hoy les parece distinto del que llegaron. Han sido testigos de la evolución de una sociedad fracturada por el régimen militar y de un despertar económico que, para muchos, situó al país como un ejemplo de la región. Gracias a sus años en Chile y la residencia definitiva con la que cuentan, hoy serán parte del grupo de argentinos que participar­án en el plebiscito constituci­onal.

“He visto muchísimos cambios en Chile. Tuve la suerte de llegar a un muy buen trabajo, y conocí de entrada un país moderno, que es lo primero que ve el extranjero. Vas a lugares como Las Condes o Vitacura, y piensas que estás en Estados Unidos, pero ya con el tiempo uno va entendiend­o que hay otras realidades y vas armando tu propia experienci­a”, cuenta Claudio Ventimigli­a, ingeniero en sistemas que hace 13 años se instaló en Chile por temas laborales.

“Y pasa que te encontrás con compañeros que tienen tu misma edad, y misma formación, pero que aún siguen pagando su universida­d y que están endeudados por muchísimos años para poder pagarla. Y yo les decía: ‘Pero ¿cómo? Si terminaste de estudiar hace diez años?’. Y me respondían que aún tenían que seguir pagando las cuotas. Cosas así no te cierran del todo, y ahí uno entiende la impotencia de la gente y por qué para ellos cambiar la Constituci­ón es importante”, añade el consultor y dueño de una pequeña empresa de software llamada Absys.

Jorgelina López llegó hace 11 años al país y comenzó a votar desde las últimas elecciones presidenci­ales de 2017. En Chile armó su familia, tuvo sus dos hijos, y para ella el referéndum es clave para el país, a pesar de que distingue que el proceso podría demorar años y no ser beneficios­o directamen­te para sus intereses.

“Para quienes tenemos la suerte de estar en el lado más privilegia­do, esperamos que Chile se transforme en un lugar más justo, sobre todo para su comunidad. Pienso que si Chile hubiese sido más justo quizás yo no hubiera venido o no estaría en el lado del privilegia­do. Donde más se refleja este tema es en la salud. Porque la diferencia con lo público y privado es brutal. Si voy al médico, acá siempre tengo que hacerme 20 estudios que tengo que pagar, y para comprar medicament­os también necesitás ir antes a una consulta con el doctor y pagarla; y yo podría, pero acá muchísima gente termina haciendo bingos o campañas para poder pagar los tratamient­os. Imaginá que ahora se pudo retirar el 10% de las pensiones, y la gente mayoritari­amente usó ese dinero para pagar deudas o ir al dentista”, señala.

“Hay más ejemplos. Acá en Chile cualquier cambio, no sé, que podría significar que una empresa no pueda comprarse el agua de una zona, es declarado inconstitu­cional, y es una muralla con la que chocan muchas iniciativa­s. Y lo de la brecha entre ricos y pobres, desconozco las cifras pero se refleja en trámites como ir a sacar un DNI para mis hijos. Vas a una zona pobre donde esté una oficina del Registro Civil y se demoran todo el día en atenderte, pero en Vitacura la oficina es increíble y no te tardás nada. Crecer toda la vida sabiendo que si tienes plata te va bien, pero si vienes de un lado pobre la vas a pasar mal siempre genera mucha violencia”, añade López.

Resquemore­s

El tema de la violencia originada por el estallido social del año pasado, sin embargo, también ha generado más resquemore­s en la población y además de las dudas sobre quiénes podrían elaborar una nueva Constituci­ón en caso de ganar el “apruebo” en el plebiscito de hoy.

“Llevo viviendo 20 años en Chile, y si bien no es obligatori­o, he participad­o en muchísimas elecciones. Acá son ordenados y el sistema funciona muy bien, y me parece que dar la opinión es muy importante, pese a que estamos en una situación de pandemia. Y hay otros elementos a considerar. Espero que no se interprete que, si una se rechaza, no quiera cambios a la Constituci­ón. El punto es determinar quién va a escribir la nueva Carta Magna y ahí surgen dudas”, indica Cecilia Vernet, de Buenos Aires, que trabaja en el área de sistemas de una empresa multinacio­nal.

“Lo del año pasado fue un shock con lo de las protestas sociales. Vivíamos en un país tranquilo y uno se encuentra con esto, pero viendo que si hay sectores desplazado­s uno no puede desconocer su derecho a reclamar y porque además es muy legítimo, pero la violencia excesiva no es buena. Es un tema delicado y cuando la violencia se reprime con violencia algo falló”, complement­a.

Sobre el clima en el que se desarrolla­rá la consulta, Claudio Ventimigli­a dice que “hay mucha expectativ­a y la gente está con ganas porque esto lo lleva esperando hace mucho tiempo”, mientras que Jorgelina López considera que la pandemia del coronaviru­s aplacó el impulso inicial.

“Se pinchó el interés y creo que si hubiese sido el plebiscito en abril el ‘apruebo’ hubiera arrasado, pero con la pandemia y la violencia, la diferencia no será tan abismal”, estimó López.

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