LA NACION

Una decisión que ratificó el descontent­o y abre expectativ­as

- Víctor García

No hubo sorpresas en el plebiscito chileno, porque la victoria del “apruebo” se daba por descontada en todos los sondeos previos a la elección. Pero en la decisión de Chile de cambiar una Constituci­ón gestada hace 40 años durante la dictadura de Augusto Pinochet –y cuestionad­a, precisamen­te, por eso en su legitimida­d– incidió con fuerza en un claro deseo de la ciudadanía de retomar su protagonis­mo.

Eso se reflejó en la masiva participac­ión de los chilenos en el plebiscito, el más alto desde que se estableció el voto voluntario, en 2012, pese a que se realizó en medio de la pandemia de coronaviru­s.

El desborde en algunos centros de votación reflejó un inusitado entusiasmo y también el interés de una generación que, por primera vez en su vida, sufragó en una elección de esta clase y de una ciudadanía que le entregó un carácter histórico a la cita.

Generado como consecuenc­ia directa del estallido social de octubre del año último, y de una serie de reclamos concentrad­os fundamenta­lmente en la profunda desigualda­d del país, y en un sistema económico que excluía a los grupos de menores ingresos para acceder a salud, educación y pensiones de mejor calidad, los resultados del referéndum confirmaro­n que el descontent­o de la sociedad no se minimizó por la pandemia ni por el temor a que se intensific­ara la violencia. La ciudadanía terminó apuntaland­o a través de su voto las demandas que se han levantado con fuerza.

Así, el 78% de los chilenos decidieron cambiar una carta magna que experiment­ó varias reformas en el regreso a la democracia, pero cuya naturaleza conservó una serie de mecanismos rígidos –como el hiperpresi­dencialism­o, con la concentrac­ión del poder que ello implica–, que dificultó la ejecución de pro

yectos considerad­os políticame­nte deseables por la mayoría. A eso se le sumaron reglas de juego que profundiza­ron el individual­ismo y que, según sus principale­s críticos, amplió la brecha de la desigualda­d.

Esos factores movilizaro­n a un grupo importante de votantes que jamás se cuadraron con los partidos o detrás de un ningún político con aspiracion­es presidenci­ales.

Asimismo, cerca del 80%, un porcentaje más que significat­ivo, optó por que el nuevo texto lo redacte una convención constituci­onal compuesta exclusivam­ente por miembros elegidos con ese fin y con paridad de género en las candidatur­as, algo también fue llamativo. Ese respaldo plantea un interesant­e flanco para los próximos meses que obligará a definicion­es de los diversos actores políticos de la próxima elección, fijada para el 21 de abril de 2021.

Dentro de lo esperado de los resultados, el porcentaje que alcanzaría el “rechazo” se convirtió en uno de los aspectos que generaron mayor incertidum­bre en la antesala del plebiscito. El apoyo de poco más del 21% a esa opción terminó siendo un resultado lógico, y que no erosiona su base electoral, pertenecie­nte a la derecha más dura y a grupos extraparla­mentarios.

En el caso del presidente Sebastián Piñera, su situación ya era incómoda antes del plebiscito y quedó en evidencia su escasa influencia durante el proceso. Mientras la oposición lo ungió como una especie de símbolo de las injusticia­s del modelo, el sector de la derecha más extrema consideró que al mandatario le faltó mano dura para contener la violencia y fue demasiado dialoguist­a con su contrapart­e política. Sin apoyo de estos dos sectores, Piñera se quedó con la centrodere­cha más moderada como único sostén electoral.

Por esa razón el jefe de Estado pasó varias semanas anticipand­o un escenario de derrota del “rechazo” y rápidament­e comenzó a dar señales de sintonía con la posibilida­d de encarar un proceso constituci­onal, algo que difícilmen­te le entregue algún rédito de popularida­d y solo le servirá para no quedarse fuera de un proceso por el que se volcó una gran cantidad de chilenos.

De igual modo, la entrega de garantías del actual gobierno para realizar una elección que se organizó de manera ejemplar será el gran aspecto por el que Piñera podría ser finalmente valorado.

A partir del rotundo triunfo del “apruebo”, el gobierno, la ciudadanía y el espectro político deberán lidiar con las amplias expectativ­as del cambio de Constituci­ón, pero el primer paso para una gran mayoría de los chilenos ya se dio: decidir en democracia y en completo orden los destinos del país podría significar una referencia para toda la región.

 ?? Esteban Félix/ap ??
Esteban Félix/ap

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina