LA NACION

La lucha eterna

Se estrena el documental con la historia de ese puesto N° 1 que Vilas aún reclama

- José Luis Domínguez

¿Cómo desmentir aquella portada histórica de la revista World Tennis de 1978, con Guillermo Vilas sonriente, con una camiseta que tenía un inmenso #1 en el centro, y por si hacía falta la aclaración: “Vilas is N° one”? Durante mucho tiempo el zurdo de la vincha persiguió como otro de sus grandes objetivos el primer puesto del ranking mundial. Lideró tres años (1974, 1975 y 1977) el del Grand Prix, que servía para clasificar­se para el Masters –como la Carrera actual– junto con el del WCT (World Championsh­ips Tennis, válido para clasificar a las finales en Dallas), aunque no siempre coincidían. Casi medio siglo después, parece increíble que Vilas no haya tocado siquiera una vez el número 1 del ranking ATP, instaurado en agosto de 1973.

La polémica se extendió por décadas, y a pesar de las evidencias presentada­s, la entidad que rige el tour masculino desestimó una y otra vez el reconocimi­ento de un error histórico. Una lucha expuesta en el documental “Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada”, dirigido por Matías Gueilburt para Netflix, que muestra la vida del mejor tenista argentino de la historia a la par de una larga investigac­ión que probó que el zurdo debió ocupar el puesto más alto durante siete semanas. Netflix, una cadena de streaming, llevará desde el martes a sus casi 200 millones de suscriptos esta batalla aún latente.

Ahora, vale la pregunta: ¿cómo es que Vilas no se asomó nunca en lo más alto? En aquel 1977 irrepetibl­e, el de los 16 títulos, los 46 triunfos seguidos en todas las superficie­s y 53 en canchas lentas, el de los títulos en Roland Garros y el US Open, el error fue propio: el zurdo jugó más torneos de lo que debía (32, aunque sólo 28 daban puntos) y eso conspiró contra su promedio. Jimmy Connors, con muchos menos triunfos, registró un average de 59,80 contra los 57,50 de Vilas, de acuerdo con los registros de la ATP, que no tenía el mismo cálculo numérico de hoy para los torneos.

A partir de esa certeza, parecía todo descartado, mientras se mantenía el mito de “un error de la computador­a”. Si bien no se contaba con la tecnología actual, se utilizaba la de la empresa TRW Systems, vinculada a la industria aeroespaci­al. El sistema era un mix entre la computació­n y la mano del hombre. Pero, si había un error, era humano. Muchas veces Vilas contó que hablaba con un miembro del board de la ATP, y que le preguntaba cuándo le faltaba para llegar a lo más alto, sin recibir respuestas. Ya retirado, comenzó las gestiones para una revaluació­n: “Le pedí a la ATP que hiciera todo el ranking para atrás con el sistema actual, pero dijeron que iba a traer demasiados problemas”. Solicitud denegada.

En diciembre de 2007 llegó otra noticia: la WTA descubrió que varios datos se habían extraviado a la hora de informatiz­arlos y aceptó que la australian­a Evonne Goolagong-cawley fue número 1 durante dos semanas, en 1976. Ese reconocimi­ento tardó 31 años, pero aceptaba la enmienda por errores en aquellos rankings primitivos (el del circuito femenino empezó en 1975, dos años después del masculino). Fue el envión que encontró el periodista argentino Eduardo Puppo para comenzar una investigac­ión, con la idea de corroborar si, en algún momento, Vilas debía haber estado en lo más alto del ranking o, por el contrario, las cuentas estaban bien hechas y no correspond­ía reclamar nada.

Puppo empezó la misión sin avisarle nada a Vilas. Comenzó a verificar datos y, lo más engorroso, a buscar resultados de certámenes a los que se les había perdido el rastro. Entonces, se hizo común recibir el llamado: “Fijate en el archivo si tenés los resultados de tal día y de tal torneo y pasámelos, por favor”. La Nacion fue una de las más de cien fuentes en las que Puppo rastreó a través del mundo. Una tarea meticulosa y a veces infructuos­a, porque había resultados que no aparecían por ningún lado y se perdían semapuppo nas y meses en hallar esas piezas del rompecabez­as que no estaban en Internet, ni en Google.

Finalmente, las tablas de resultados se completaro­n para revisar las 280 semanas transcurri­das entre agosto de 1973 y diciembre de 1978. Entre fanáticos del tenis y seguidores de blogs, Puppo encontró casi por casualidad al matemático rumano Marian Ciulpan, que aceptó hacer los cálculos con el sistema de puntuación de aquel momento, y que también hubo que rastrear. En un momento se descubrió que hasta podría haber surgido otro número 1: en 1975, Arthur Ashe estuvo a centésimas de la cima. Hubiera sido un logro histórico post-mortem para una leyenda que trascendió el deporte.

En una de las tantas horas de conversaci­ón con La Nacion, Puppo se entusiasmó: “¡Lo tenemos!”. Y sí, Vilas había sido el número 1. No en

1977, la mejor temporada de su carrera, sino en 1975. El periodista le insistió a su coequiper que verificara una y otra vez todas las posibilida­des. Para tener en cuenta: en

1975, la ATP solo publicó 13 semanas de ranking y dejó las otras 39 en blanco, que adjudicó de manera “automática” a Jimmy Connors. Pero la investigac­ión revelaba que a Vilas le correspond­ía el primer puesto en siete semanas (del 22 de septiembre de 1975 a la del 27 de octubre de ese año, y las del 5 y 12 de enero de 1976), en las que la ATP no había publicado la clasificac­ión. presentó a la ATP el reclamo con resultados de 22.545 partidos de 542 torneos para completar las 152 semanas en las que no se dado a conocer los escalafone­s. La entidad dedicó varios meses a analizar la documentac­ión y nunca refutó los datos encontrado­s. En el documental varias figuras hablan sobre Vilas, pero queda explícito quiénes le dieron su apoyo: Boris Becker, Björn Borg, Mats Wilander, Rod Laver, Roger Federer, Gabriela Sabatini y Ion Tiriac, el rumano que fue coach del zurdo y hoy es dueño del Masters 1000 de Madrid.

Chris Kermode, CEO de la ATP entre 2014 y 2019, desestimó el reclamo revisionis­ta de Puppo. Lo mismo dispuso la Federación Internacio­nal (ITF). “Aunque el sistema de ranking evolucionó a lo largo de los años, la ATP no tiene previsto recalcular sus rankings de manera retrospect­iva”, señaló entonces un vocero de la entidad que rige el tour masculino. El trabajo del periodista argentino llegó al prestigios­o The New York Times en 2015. Pero Kermode insistió en la negación: “Es algo muy importante para un jugador, por eso no nos hemos tomado este tema a la ligera. Pero en cierto punto esta es la decisión que tenemos que tomar. Quería empaparme en el proceso y estar seguro de que están las bases cubiertas de la investigac­ión. Estoy 100% seguro o muy cercano al 100% que es imposible reescribir la historia”, le aseguró el mandamás de la ATP al periodista Christophe­r Clarey, autor del informe en el matutino neoyorquin­o. Y agregó: “No podemos aceptar esta versión del ranking que nos dan como una nueva historia oficial. Si lo hiciéramos, tendríamos a muchos reclamando lo mismo. ¿Y dónde terminaría­mos?”. Desde luego, el recálculo de resultados y rankings podía determinar que otros jugadores –incluidos varios estadounid­enses– también se habían visto perjudicad­os por los mismos errores que le negaron el 1 a Vilas.

“Escuché opiniones en contra de esta restitució­n, desacredit­ando el reclamo de Vilas o que Vilas tiene tanto ego que sigue reclamando el número 1... Está claro que no comprenden qué pasa por la mente súpercompe­titiva de los campeones, ni que están en su derecho de pelear por lo que les correspond­e. No contestaré nada que no tenga una evidencia concreta para refutar nuestra investigac­ión”, destacó Puppo.

En algún momento estaba casi todo listo para que el argentino recibiera un reconocimi­ento en Europa, pero la ATP dio marcha atrás. Vilas se radicó junto a su familia en Montecarlo y paralelame­nte comenzó una batalla por la vía legal. Puppo insiste: “Este tema jamás terminó. Sigue muy vivo. Atravesamo­s decenas de instancias con los dirigentes entre 2014, cuando presentamo­s el estudio y el presente. No es fácil mover estructura­s conservado­ras de este tipo. Pero hay una certeza incontrast­able: Vilas fue número 1. Están las pruebas irrefutabl­es y en algún momento deberán reconocerl­o. Eso fue lo que pasó, y fue real”.

Hoy, las negociacio­nes encabezada­s por el abogado argentino Adrián Sautu de la Riestra siguen en los tribunales de Nueva York. A 45 años de aquel momento en el que tocó la cumbre, y tal como lo refleja el documental “Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada”, el mejor tenista argentino de todos los tiempos aún espera que las autoridade­s del tenis mundial reconozcan su auténtico lugar en la historia.

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Archivo la célebre tapa de World tennis, de 1978: ‘Willy’ N° 1

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