LA NACION

Schwartzma­n y un golpe a medias: perdió la final, pero se acercó al Masters

Estuvo muy lejos de competir como hubiera deseado y cayó en el ATP de Colonia 2 ante el alemán Zverev por 6-2 y 6-1; sumó puntos para el 02 Arena londinense; “Ahora necesito descansar”, dijo

- Sebastián Torok

“Yo no pude jugar. El score es evidente”. Diego Schwartzma­n, probableme­nte, no esperaba alcanzar la final en su primer torneo como integrante de los diez mejores del mundo (tras las semifinale­s de Roland Garros fue 8°; ahora es

9°), habiendo cambiado en poco tiempo de superficie y con escasa energía, pero lo hizo, en Colonia. Sin embargo, estuvo muy lejos de competir como hubiera deseado. En la definición del certamen alemán –de categoría 250, bajo techo y sobre superficie dura–, el argentino se encontró con una máquina de acertar y hacer daño: Alexander Zverev, referente local y 7° del ranking, se impuso por 6-2 y 6-1, en

1h11m. Para el Peque fue un golpe, pero a medias.

En su décima final de ATP, el jugador entrenado por Juan Ignacio Chela y Leo olguín (fue quien acompañó a Diego en Colonia, además del kinesiólog­o Luis D’alessandro) no pudo obtener el cuarto título de su carrera. Pero, llegando al último día, potenció un gran anhelo: acceder al Masters de Londres, el torneo donde juegan las ocho mejores raquetas del año. Por ahora está virtualmen­te dentro del o2 Arena londinense, desde el 15 de noviembre, ya que se encuentra en la octava posición (ya hay seis clasificad­os), con 3285 puntos, por encima de otros aspirantes como el italiano Matteo Berrettini (a quien le sacó 410 puntos), el francés Gaël Monfils y el canadiense Denis Shapovalov. Eso lo hizo sonreír.

Colonia 2, así se denominó, fue uno de los cuatro torneos que la ATP incorporó por este año al calendario 2020. El de la semana pasada en la misma sede alemana (también obtenido por Zverev), el de Cerdeña y el de Astana fueron los otros. Colonia, una ciudad a orillas del río Rin que quedó destruida durante la Segunda Guerra Mundial, es un valioso centro comercial y cultural, que ostenta una activa vida deportiva. El FC Köln, el equipo de fútbol de la ciudad, fue el primer campeón en la Bundesliga, 1964. El Lanxess Arena, un pabellón multiuso con capacidad para 29.000 espectador­es, fue el escenario para el ATP (se jugó sin público por el brote de Covid-19). Y allí, Zverev, último finalista del US open, se lució obteniendo, con mucha autoridad, el 13° título de su carrera. Muchas veces inestacosa­s ble con su servicio, esta vez el germano construyó su obra maestra a partir de ese golpe: anotó 9 aces (sin doble faltas), logró el 64% de primeros saques, obteniendo el 83% de puntos con el primer servicio y el 50% con el segundo (defendió la única chance de quiebre que le generó el Peque). Los registros de Diego fueron muy pobres: cometió 5 doble faltas, logró el 60% de primeros servicios, pero ganó el 64% de puntos con el primer saque y apenas el 23% con el segundo, y le rompieron el saque cinco veces. Tampoco logró equiparar las acciones haciéndose sólido desde la línea de fondo.

“No suelo perder así”

“Siempre que se dan estos resultados, sobre todo entre jugadores que se han enfrentado varias veces y han salido partidos parejos [ndr: el historial previo favorecía 2-1 al argentino]... Yo no suelo perder de esa manera, pero a todos nos han pasado situacione­s así, aunque no tanto en una final, en la que los dos vienen bien. El score creo que dice mucho de lo que fue el partido. Fue superior en casi todos los aspectos y yo no pude jugar. Vienen siendo meses muy largos, muchos torneos muy buenos, nuevas, pensamient­os nuevos y, bueno, no me pude enfocar y él jugó cada vez mejor”, dijo, sin excusas, Schwartzma­n, ganador del último título individual argentino en el circuito ATP (Los Cabos, México, en 2019).

Si bien estaba inscripto en el recargado ATP 500 de Viena, desde este lunes, donde jugará novak Djokovic, Schwartzma­n no actuará en la capital austríaca porque solamente sumaría puntos ganando el título (en 2019 cayó en la final frente a Dominic Thiem). Su decisión es lógica: parará la máquina pensando en París-bercy, desde el 2 de noviembre, donde intentará asegurarse el boleto para el Masters. “necesito descansar, hace tres meses que ya estoy fuera de casa, no tiene sentido ir a Viena donde solo puedo sumar si gano el torneo”, reconoció el Peque.

Y destacó, tras su semana en Colonia: “Sin dudas me escapé de mis perseguido­res. Parece un torneo de fútbol (sonríe). Pero les saqué un par de puntos a los que vienen atrás mío, vine pensando en eso, así que no fue fácil. Creo que en ningún momento, más allá de haber sido una muy buena semana por jugar otra final, pude jugar mi mejor tenis. Me costó todo un poquito, pero fui resolviend­o lo que tenía que hacer. Vine para hacer final; es positivo”.

Tras el parate por la pandemia, Schwartzma­n no dejó de lograr objetivos inéditos en su carrera: primer triunfo ante Rafael nadal (en los cuartos de final de Roma), primera final de Masters 1000 (en el Foro Itálico), primera semifinal de Grand Slam (en el Abierto de Francia) e ingreso en el Top 10. En Colonia, en el oeste alemán, intentó un nuevo gran paso, pero se encontró con un contundent­e Zverev, que prácticame­nte no lo dejó respirar. Lejos de apesadumbr­arse, mira hacia adelante y la Copa de Maestros es su incentivo.

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Dpa “yo no pude jugar, el score es evidente”, reconoció schwartzma­n tras la derrota con el local Zverev en Alemania

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