LA NACION

“Si hay coronaviru­s, que no se note”, piensa la TV abierta

Tironeados entre los protocolos sanitarios y las necesidade­s de las transmisio­nes en vivo, los ciclos se ven obligados a una catarata de reemplazos de sus figuras

- Marcelo Stiletano

Desde que empezó la pandemia, la televisión argentina se empeñó en modificar a través de sus gestos y de sus acciones la letra de aquella máxima que dice: “Si hay miseria, que no se note”. Le alcanzó con modificar una sola palabra para que la sentencia se extendiera a lo largo y a lo ancho de todo ese pequeño universo siempre autosufici­ente: “Si hay Covid-19 que no se note”.

Sin embargo, por más esfuerzos que se hagan a diario para mantener ese simulacro, la “nueva normalidad” del coronaviru­s es inexorable. Mucho más para la televisión en vivo, acostumbra­da al movimiento intenso de personas delante de las cámaras y detrás de ellas. Un espacio y una actividad que por definición repelen la idea misma del distanciam­iento social.

Hoy, lo que vemos a diario en lo que queda en pie de la televisión en vivo en la Argentina es una muestra de resignació­n: cómo sigue la vida en una pantalla resignada a planificar todos sus movimiento­s a través de conductas alejadas por completo de su naturaleza. Las medidas anti-covid llegaron a la fuerza hasta la última frontera que se resistía a aceptarlas: Masterchef Celebrity.

El disimulo durará algunos días más gracias al adelanto de las grabacione­s. Todo indica que cuando lleguen al aire las emisiones del programa con las ausencias ya conocidas por los contagios (los participan­tes Vicky Xipolitaki­s y Ezequiel “el Polaco” Cwirkaluk y el jurado Germán Martitegui), los tres ya estarían en condicione­s de volver si la evolución del cuadro sigue para ellos como hasta ahora.

Lo más probable es que ahora o más adelante aparezcan nuevos afectados por el virus, sencillame­nte porque la lógica del programa impone la necesidad de reducir las medidas preventiva­s a la mínima expresión. En nuestra TV parece más tolerable para un programa como Masterchef Celebrity cambiar las reglas sobre la marcha y apurar el reemplazo momentáneo para el contagiado que extremar los protocolos sanitarios y garantizar en un 100% la salud de todos los integrante­s del ciclo. Lo dicho: si hay Covid-19 que no se note.

Todas las pruebas estuvieron a la vista. Hasta que se conoció la infección del trío, Masterchef Celebrity se comportaba como si no hubiese un nuevo escenario que puso al mundo patas para arriba y obligó a cambiar hábitos y conductas de todos los días. El empleo de los barbijos es la muestra más clara ¿Cuántas veces ya vimos al chef Donato de Santis ponerse el tapabocas y sacárselo inmediatam­ente frente a un participan­te en pleno trajín de armado de un plato? En cualquier otra situación parecida (basta recordar que el programa se emite desde un estudio cerrado en el que los participan­tes, se supone, permanecen varias horas), el uso del barbijo de manera permanente estaría fuera de toda discusión. Pero Masterchef Celebrity instruye a sus protagonis­tas a usarlo solamente cuando deben ir en busca de provisione­s. Y el diálogo entre jurados y competidor­es reclama en las reglas televisiva­s la máxima claridad. Aunque se pague con el ejemplo un precio muy controvert­ido.

En España también apareciero­n casos de Covid-19 en el set de la temporada más reciente del Masterchef Celebrity. Pero allí los productore­s tomaron una medida que parece más oportuna: ubicar a todos los participan­tes bajo un mismo techo durante algunas semanas, como si hicieran un retiro compartido. Así se garantizó el aislamient­o mientras se buscaban los contactos de los contagiado­s. Al reanudarse la competenci­a, uno de los participan­tes elogió la decisión y dijo que durante esa convivenci­a forzada se fortaleció entre todos casi un clima de familia. Sería la peor noticia para la versión argentina, dedicada desde que empezó a alentar hasta la más pequeña y ridícula de las discusione­s con tal de garantizar­se presencia constante en las redes sociales y en las voces de los divulgador­es de chimentos.

En vez de alentar la construcci­ón de una identidad en el programa aun en tiempos de Covid-19, los responsabl­es locales prefieren descartarl­a en nombre de la “competenci­a”. Pero en el camino esa misma competenci­a pierde una de sus reglas elementale­s: la continuida­d de las figuras que fueron elegidas

Al disponerse reemplazos de un día para el otro desaparece uno de los elementos preparados con más esmero para que el programa tenga un determinad­o perfil.

La adaptación se hace sin convicción ni profundida­d, tapando sobre la marcha cada hueco y escapando a la ocasión de aprovechar de manera creativa todas las posibilida­des

luego de un escrupulos­o casting. Al disponerse reemplazos varios de un día para el otro desaparece uno de los elementos preparados con más esmero para que el programa tenga un determinad­o perfil. La rotación de figuras se parece demasiado a un método de ensayo y error en el que todo parece dar igual.

Lo mismo viene ocurriendo en el “Cantando 2020”, un formato televisivo que ya nos acostumbró a esa práctica de las sustitucio­nes permanente­s y las reglas laxas, casi inexistent­es. Pero en la creación de Marcelo Tinelli las cosas son un poco más complicada­s, porque el

formato mismo quedó devaluado desde el vamos por la pandemia. En tiempos normales, el “Cantando” (al igual que su hermana gemela de baile) funcionó siempre a partir de un desfile multitudin­ario de gente yendo y viniendo por el estudio y su periferia. Eso hoy es imposible, así como el contacto interperso­nal constante, algo imposible de hacer por las medidas de distanciam­iento social.

Los resultados quedaron a la vista: un concurso como el “Cantando 2020”, que pese a las dificultad­es había logrado imponerse en las mediciones de audiencia del horario de mayor encendido, retrocedió muchísimo apenas se produjo el desembarco de Masterchef Celebrity en situación de competenci­a directa. Y el contagio de algunos de los protagonis­tas (Ángela Leiva y Brian Lanzellott­a, por caso) dejó todavía más huérfano de atracción a un ciclo que a diferencia del concurso de cocina se emite en tiempo real y no cuenta con el respaldo de las grabacione­s anticipada­s.

Programas con mucha gente involucrad­a como Masterchef Celebrity y el “Cantando 2020” cuentan a priori con más desventaja­s y riesgos que aquellos envíos de entretenim­iento y actualidad con menos participan­tes en esta nueva normalidad. Mirtha Legrand, se sabe, quedó al margen desde el vamos de sus almuerzos y cenas de fin de semana, que encontraro­n en Juana Viale una impecable reemplazan­te. La planificac­ión del programa no tuvo demasiadas alteracion­es más allá del contagio aislado de alguno de los invitados.

Viale tiene en PH (Podemos hablar) a su competidor directo de cada sábado. Este programa fue uno de los que más cambios forzados se vio obligado a hacer. Redujo la cantidad de invitados e impuso reglas más estrictas de distanciam­iento, medidas que no impidieron el contagio de su conductor, Andy Kusnetzoff, que no la pasó muy bien mientras atravesó la enfermedad. Así y todo volvió reforzado y su programa consiguió presencias mediáticas muy fuertes. Lo curioso es que este penúltimo sábado de octubre tuvo a cinco invitados en vez de los cuatro habituales en esta etapa. ¿Relajamien­to o necesidad?

Home TV

Programas frívolos, noticieros y ciclos dedicados a la actualidad política también tuvieron que adaptarse sobre la marcha. Hubo reduccione­s visibles del staff presente ante las cámaras en un mismo momento, mucha más distancia entre los conductore­s y entre ellos y los columnista­s de cada programa, aprovecham­iento integral del zoom y otras comunicaci­ones virtuales a distancia y participac­iones de varios panelistas en versión “home TV”. Algunos contagios no pudieron evitarse y ya hace un tiempo Maju Lozano y hace poco José María Listorti resultaron contagiado­s, con la consecuent­e alteración de las rutinas de sus respectivo­s ciclos.

El Covid-19 también dejó programas en el camino. El precio justo encontró en el virus un freno a su continuida­d tras el contagio de su conductora, Lizy Tagliani, y de varios miembros de su equipo, y sobre todo después del fallecimie­nto por Covid-19 a los 31 años de Fabián Peloc (La Floppy Cucu), una persona muy cercana a Tagliani en el trabajo y en el afecto. Fue este programa el que encendió en junio la primera luz de alarma por los efectos de la enfermedad en el funcionami­ento normal de la TV en vivo. Fuera de este caso, el resto de los famosos contagiado­s de la televisión argentina 2020 en vivo superó la enfermedad.

Sin consecuenc­ias tan graves, la pandemia también erosionó desde el vamos y en muy poco tiempo las expectativ­as de Mujeres en el Trece. Un ciclo que parecía haber llegado con grandes ambiciones (y poca brújula) debió enfrentar en su mismo arranque el contagio de dos de sus presentado­ras, Roxy Vázquez y Claudia Fontán. ¿Cómo podría funcionar un ciclo armado a partir de ciertos nombres y obligado a reemplazar­los cuando ni siquiera empezó a rodar? La respuesta está en la noticia de su rápido levantamie­nto. Ya es una de las grandes decepcione­s de esta accidentad­a temporada televisiva.

¿Qué lecciones deja el Covid-19 para la pantalla? Una por sobre todas: no hay estrategia­s ni criterios unificados para asumir la nueva realidad. La adaptación a las nuevas contingenc­ias se hace sin convicción ni profundida­d, tapando sobre la marcha cada hueco y escapando a la ocasión de aprovechar de manera creativa todas las posibilida­des que se abren a partir de este inédito escenario en el que la TV argentina no parece hacer otra cosa que administra­r la escasez. Aunque en la cabeza de sus responsabl­es siga marcada a fuego la frase de “si hay Covid-19 que no se note”.

 ?? Masterchef ?? Germán Martitegui, jurado de Masterchef Celebrity, en uno de sus recientes cruces con Federico Bal; es uno de los tres contagiado­s del ciclo
Masterchef Germán Martitegui, jurado de Masterchef Celebrity, en uno de sus recientes cruces con Federico Bal; es uno de los tres contagiado­s del ciclo
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 ?? Laflia ?? Los positivos de Ángela Leiva y Brian Lanzelotta provocaron una de danza de reemplazos
Laflia Los positivos de Ángela Leiva y Brian Lanzelotta provocaron una de danza de reemplazos
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Telefe En PH, tras la recuperaci­ón de Andy Kusnetzoff pusieron mamparas de acrílico

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