LA NACION

Los secretos del financista de narcos tienen un fuerte impacto a un año de su asesinato

Antes de ser ejecutado por sicarios el 28 de octubre de 2019, Diego Guastini aportó los mejores datos sobre el mecanismo de lavado de dinero utilizado por bandas

- Gabriel Di Nicola

“Jugaba con fuego todos los días”, afirmó un funcionari­o judicial que siguió sus pasos durante un largo tiempo. “Él sabía que tarde o temprano se la iban a dar”, agregó un detective que conoció su pasado. “Era una persona de mente fría. En el medio de su historia hay muertos y hombres desapareci­dos”, dijo un jefe policial al tanto de varias investigac­iones. “Ingresó en el negocio para lavar el dinero de grandes bandas narcos, pero terminó siendo parte esencial de muchas operacione­s de tráfico de estupefaci­entes”, señalaron otras fuentes consultada­s.

Todos hablaban de Diego Xavier Guastini, ejecutado de tres tiros por sicarios en Quilmes hace un año, la mañana del 28 de octubre de 2019. Cuando la Argentina hablaba del triunfo electoral de Alberto Fernández en las elecciones presidenci­ales, en el sur del conurbano acribillab­an a este contador de 45 años. Pocas horas después empezarían a develarse la historia y los vínculos de la víctima con el negocio del tráfico de estupefaci­entes y el lavado de dinero.

Pronto se supo que un mes antes, en un juicio abreviado, había sido condenado por un tribunal en lo Penal Económico a tres años de prisión en suspenso como integrante de una asociación ilícita dedicada al contraband­o de divisas. También se conoció que había declarado como arrepentid­o en varias causas de narcotráfi­co y que su aporte había tenido un alto impacto en esos expediente­s judiciales.

Pero 12 meses después del conmociona­nte homicidio nada se sabe de los autores intelectua­les del crimen mafioso. Tras un año de investigac­ión no hay detenidos, pero sí sospechas de quiénes podrían haber sido la “mano de obra” que ejecutó el plan criminal.

El homicidio de Guastini es investigad­o por el fiscal de Quilmes Martín Conde, con la colaboraci­ón de detectives de la División Investigac­ión de Homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA).

Según pudo saber de la nacion fuentes del caso, en los últimos días, con el aporte que hicieron los investigad­ores policiales, el fiscal Conde presentó un pedido para detener a un sospechoso que habría participad­o del crimen, pero la solicitud fue rechazada por el juzgado de Garantías que lleva el control del expediente.

“Tres meses después del homicidio logramos tener una línea investigat­iva firme sobre la mano de obra que ejecutó el plan. Hay elementos objetivos, prueba documental y un trabajo tecnológic­o para sostener nuestra hipótesis”, sostuvo un detective del caso. Por el momento, no piensa lo mismo el juez de Garantías.

Allanamien­tos en la City

Guastini volvió a ser noticia la semana pasada, con la irrupción de una investigac­ión de lavado de activos en la que había declarado como arrepentid­o. Esa pesquisa, que comenzó hace dos años, derivó en más de 25 allanamien­tos –uno de ellos, en una cueva de la City porteña– y la detención de tres sospechoso­s, entre ellos, un cliente y socio del financista asesinado, el peruano Carlos Sein Atachahua Espinoza.

Guastini había declarado como “imputado colaborado­r” en ese expediente judicial, que, hace más de dos años, comenzó a tramitarse en los tribunales federales de Morón. Esa investigac­ión estuvo delegada en el fiscal federal Santiago Marquevich y la Procuradur­ía de Narcocrimi­nalidad (Procunar), a cargo de Diego Iglesias.

“Los servicios que Guastini le proporcion­ó a Atachahua Espinoza comprendía­n, por un lado, un mecanismo de importació­n de divisas alternativ­o por medio de ‘mulas’, y por el otro, una estructura societaria apta para ingresar grandes cantidades de dinero en el sistema financiero argentino sin generar alarmas que despierten la atención de los organismos de contralor locales”, explicaron fuentes judiciales.

Una operatoria similar (el ingreso de euros en territorio argentino por medio de ‘mulas’) había utilizado el contador asesinado con otro de sus clientes; el clan Loza, una poderosa banda que durante años traficó cocaína a España e Italia y que ganó millones de dólares que fueron invertidos en lujosos autos e inmuebles en la Argentina.

Como arrepentid­o, según fuentes judiciales, Guastini dio los nombres y apellidos de las personas que hicieron de “mulas” para ingresar el dinero que, supuestame­nte, cobraba Atachahua Espinoza de los cargamento­s de cocaína que vendía.

Como lo hicieron los capos del clan Loza, Atachahua Espinoza habría invertido en cocheras y garajes para alquilar. Uno de esas propiedade­s fue allanada la semana pasada. Según la investigac­ión, los sospechoso­s habrían lavado unos US$10.000.000. El expediente, después de que el juez federal de Morón Néstor Barral se declarara incompeten­te, pasó al fuero en lo Penal Económico; hoy lo instruye el magistrado Pablo Yadarola.

El policía amigo y prófugo

Una de las primeras personas en llegar a la escena del homicidio de Guastini, muy cerca de la municipali­dad de Quilmes, fue Adrián Baeta, sargento de la policía bonaerense y hombre de confianza y amistad del contador. Desde el 24 de julio pasado, el uniformado está prófugo, acusado de integrar una asociación ilícita dedicada a extorsiona­r a personas presuntame­nte vinculadas con el negocio ilegal de las drogas, e incluso al “gerenciami­ento” mismo del narcotráfi­co, al vender estupefaci­entes robados de procedimie­ntos.

La causa por la que está prófugo Baeta se tramita en el juzgado federal de San Isidro, a cargo de Sandra Arroyo Salgado, y la investigac­ión está delegada en el fiscal federal Fernando Domínguez. Una de las imputacion­es que se le hacen a la supuesta organizaci­ón criminal es el robo de media tonelada de cocaína a una banda narco durante un operativo de la policía bonaerense en Boulogne, San Isidro.

El dato que habría llevado a Baeta y a otros policías bonaerense­s hacia la banda narco salió de la oficina de Guastini, en Florida al 500, en plena City. La financiera del contador era visitada con frecuencia por policías bonaerense y agentes de inteligenc­ia en busca de informació­n.

“La oficina se encuentra blindada y en la puerta tiene gente que hace de seguridad, ya que les debe [Guastini] mucha plata a varias personas. Todo el edificio sería de Diego [Guastini] y utilizaría la oficina 115. La Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI) y la ex SIDE siempre van a consultarl­e a Diego a su oficina; creo que él colabora o trabaja con ellos, pudiendo observar a dichas personas en su oficina”, dijo un arrepentid­o en una causa por narcotráfi­co que comenzó en el Juzgado Federal Nº2 de Lomas de Zamora.

Como se consignó, pocos minutos después del homicidio de Guastini, cuando llegó el fiscal Conde, en la escena del crimen ya estaba Baeta, que se presentó como un amigo de la familia. Y, cuando revisaron el Audi A4 gris de la víctima, secuestrar­on su iphone, pero no se pudo obtener la informació­n porque estaba apagado y nadie tenía la clave. Si bien, como dicen las fuentes consultada­s, Guastini sabía que era un blanco móvil, la mañana de su asesinato no imaginó un ataque a poco de salir de su casa. Llevaba a la cintura una pistola Glock calibre 40 que tenía para defenderse, pero no llegó a usarla.

“A pesar de haber declarado como arrepentid­o, Guastini no se había retirado del negocio. Quizás sus aportes en diferentes expediente­s fueron la forma de sacar de la cancha a rivales o a narcos que se la tenían jurada”, explicó un detective que lo investigó.

En marzo de 2015 desapareci­ó Hugo Díaz, exsocio de Guastini y, como él, financista, vinculado a barras bravas de diferentes clubes de fútbol. La última vez que lo vieron con vida fue en la oficina del contador quilmeño, en el microcentr­o porteño.

Según pudo saber de la nacion fuentes oficiales, en la fiscalía donde se investigó la desaparici­ón de Díaz una persona afirmó que el financista nunca salió del edificio donde tenía sus oficinas Guastini. “Creemos que lo mataron y lo descuartiz­aron”, dijo el informante consultado.

Esa misma fuente señaló a Guastini como ideólogo de dos crímenes con tintes mafiosos ocurridos en diciembre de 2018 y febrero de 2019. Las víctimas fueron un supuesto narco y su esposa. El móvil habría sido una deuda de dinero.

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Archivo El financista Diego Xavier Guastini fue acribillad­o dentro de su automóvil, en Quilmes
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Diego Xavier Guastini

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