LA NACION

Importanci­a del acuerdo Mercosur-ue

- Patricio Carmody

En un mundo incierto no es siempre sencillo para la Argentina identifica­r pasos concretos a seguir en política exterior. Pero afirmacion­es recientes del canciller Felipe Solá parecen abrir el camino hacia un consenso mayoritari­o en torno al acuerdo Mercosur (Ms)-unión Europea (UE), de importanci­a económico comercial y ge o política.

Solá afirmó: “Nosotros hemos cambiado nuestra posición”, explicando que se habían opuesto al acuerdo por considerar que los plazosde desmantela­miento arancelari­o eran peligrosos para ciertas industrias locales, y que los acuerdos no eran nada generosos en cuanto al acceso de productos agropecuar­ios a la UE. Pero afirma ahora que están dispuestos a dar continuida­d al acuerdo –lo que implica firmarlo–, y que cuando Europa lo apruebe, no lo van a detener ni rechazar, y será enviado al Congreso.

Según el general Mac Arthur, “nada sustituye a una victoria”. Pero la victoria diplomátic­a que significó llegar a un acuerdo MS-UE no pudo sustituir la imagen poco victoriosa en términos económicos y electorale­s que el gobierno de Macri generaba. Tampoco quedó claro qué tipo de victoria había que celebrar. En términos deportivos, no se sabía si se había ganado por uno o dos goles, si se había empatado a último momento, o si habíamos cedido puntos, pero igual habíamos clasificad­o.

A medida que se fue develando el misterio de lo firmado, la reacción al acuerdo se tornó más racional. Los resultados económicos del acuerdo serían positivos pero modestos, dependería­n del esfuerzo de los sectores productivo­s y del Estado, y beneficiar­ían a las economías regionales. Las concesione­s a los sectores agropecuar­ios del MS eran aumentos de cuotas, no muy generosas. Y que la exigencia europea de liberar más del 90% de los productos (MS quería un 87%) había sido cumplida, al incluir un 4% adicional correspond­iente al sector automotor, que se desgravarí­a en unos inéditos 15 años. Pero a pesar de una declamada poca comunicaci­ón con los sectores productivo­s locales, se obtuvieron importante­s logros: a) no innovar en materia de aprobación de patentes –importante para las farmacéuti­cas–; b) los acuerdos textiles entre actores privados de ambas regiones; c) la compatibil­idad en las reglas de origen; d) la innovadora cláusula “del abuelo”, que limitaba la aplicación de las reglas de denominaci­ón geográfica de la UE a productos ya comerciali­zados hace generacion­es, y e) el acceso de nuestros servicios a licitacion­es públicas en la UE.

Desde el punto de vista geopolític­o, si en el pasado un motivador del acuerdo fue balancear la influencia de EE.UU. en la región, hoy serviría para balancear también la influencia china. A su vez, en un contexto donde EE.UU. se retrae del sistema global, Europa aparece como un crítico defensor tanto del sistema multilater­al como del sistema democrátic­o liberal.

La Argentina puede avanzar este acuerdo en su próxima presidenci­a pro tempore del MS. Deberá enfrentar por lo menos dos grandes desafíos. El primero es sobreponer­se a los gestos antidiplom­áticos de Jair Bolsonaro, mezclando temas ambientale­s y personales, para alienar al presidente de Francia, Emmanuel Macron. Para ello habrá que trabajar con los sectores brasileños proacuerdo para lograr declaracio­nes o concesione­s de parte de Brasil en materia ambiental. El segundo desafío es superar la oposición en algunos parlamento­s europeos con argumentos ambientale­s brasileños, sumado a una visión y argumentos geopolític­os, por parte de Bruselas.

Especialis­ta en relaciones internacio­nales; miembro consultor de CARI y de Cippec

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