LA NACION

El Gobierno busca tomar distancia de Grabois

- Maia Jastreblan­sky

“Hay que respetar las decisiones judiciales”. Esa fue la fórmula que utilizó un alto funcionari­o que trabaja en la gestión diaria con Alberto Fernández luego de que se conoció ayer el fallo que ordenó la inmediata restitució­n de la estancia Casa Nueva a Luis Miguel Etcheveher­e, su madre y sus hermanos. El conflicto no tiene aún un desenlace definitivo, pero se descomprim­ió luego de que Juan Grabois anunció que los integrante­s del Proyecto Artigas se retirarían del campo.

Grabois –que integra el Frente de Todos– tensiona constantem­ente con el Gobierno, pero hoy estiró la cuerda como no había hecho antes. “A Fernández; al gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet; al gobernador Axel Kicillof, les pedimos que dejen de ceder ante el poder fáctico”, dijo en su video grabado. Cerca del líder del Movimiento de Trabajador­es Excluidos (MTE) dijeron a LA NACION: “Estiró hasta el final, pero no rompió”.

En la Casa Rosada exhibieron mayor frialdad. “Está dañando al Gobierno que más va a hacer por su gente, tiene que definirse”, dijo un estrecho colaborado­r presidenci­al.

El Gobierno, sin embargo, optó por no pronunciar­se públicamen­te al inicio de la jornada sobre la situación de Entre Ríos, en un intento de “despolitiz­ar” el conflicto. Dejó la reacción oficial en manos de la gobernació­n de Entre Ríos. El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, mantuviero­n contactos permanente­s con el gobernador Gustavo Bordet, conforme fue escalando el conflicto en el establecim­iento rural que fue ocupado por Dolores Etcheveher­e y el Proyecto Artigas.

La línea política fue coordinada entre la administra­ción de Fernández y Bordet. “Se manifestó la ministra de Gobierno de Entre Ríos, como correspond­e”, dijeron en la Casa Rosada. Luego Grabois anunció la salida de la mayoría de sus militantes del predio. Dolores Etcheveher­e no quería abandonar el lugar.

En la Casa Rosada se vivió una jornada tensa por la superposic­ión del desalojo de Guernica con el desenlace del pleito en Entre Ríos, dos ocupacione­s que generaron alta conflictiv­idad política. Movimiento­s de izquierda se movilizaro­n a los ingresos de la ciudad y luego al Obelisco para protestar por la desocupaci­ón del predio en el partido de Presidente Perón. Las marchas llegaron hasta la reja de Balcarce 50, al punto de que al mediodía se debió modificar el ingreso a la sede de gobierno. El Presidente ingresó a la Casa Rosada pasadas las 14 y evitó el cruce con manifestan­tes.

Un ministro insistió a LA NACION que “el Gobierno no intervino” en el conflicto de Entre Ríos. “Es otro poder del Estado el que resolvió de ese modo [la restitució­n del campo] y propuso que la discusión siga en tribunales”, dijo.•

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