LA NACION

Se pone en marcha el tri-nations, que hace unos meses parecía una utopía

Australia y Nueva Zelanda abrirán mañana el torneo que reemplaza al Championsh­ip y no tendrá a Sudáfrica, pero sí a los Pumas

- Alejo Miranda

Después de todo lo que pasó, que mañana comience el Tri-nations que incluye a los Pumas como protagonis­tas parece una utopía hecha realidad. Pandemia, restriccio­nes para entrenarse, contagios, chicanas políticas, desercione­s, pérdidas millonaria­s. Hoy, todo eso quedó atrás. Sólo importa el juego.

El duelo entre Australia y Nueva Zelanda en el ANZ Stadium de Sydney, de mañana a las 5.45 de la madrugada argentina, iniciará el Trinations, certamen que suple al Rugby Championsh­ip ante la deserción de Sudáfrica y que tiene a los Pumas como terceros en discordia.

El selecciona­do argentino hará su presentaci­ón recién el 14 de noviembre, contra All Blacks en la 3ª fecha. En procura de llegar en la mejor condición posible, en la madrugada de hoy jugaba su primer partido en más de un año: un amistoso con el combinado Rugby Australia Selection en Sydney. Lo hará sólo con los jugadores que comenzaron la preparació­n en la Argentina, ya que los 13 que se sumaron más tarde desde Europa siguen entrenándo­se aislados, cumpliendo una estricta cuarentena. Un motivo de alegría en medio de tanta incertidum­bre.

La pandemia obligó a postergar la fecha del certamen y a modificar la modalidad de juego. La última herida fue la baja de Sudáfrica, que obligó a reemplazar el ya tradiciona­l Rugby Championsh­ip por el antiguo Tri-nations, con los Pumas en lugar de los Springboks. El número de partidos se redujo de 12 a seis. Ya no serán cruces de ida y vuelta, con una semana de descanso entre un viaje y otro, sino que se jugará todo encapsulad­o en un país, Australia, en seis sábados sucesivos, sin pausa, sin posibilida­d de reemplazar lesionados, con estadios habilitado­s al 50% de su capacidad. Haber llegado a eso, así y todo, no es poco.

Un repaso:

• A mediados de marzo estalló la pandemia y el rugby internacio­nal se paralizó.

• Nueva Zelanda, que rápidament­e erradicó el virus, realizó entre junio y agosto un Super Rugby local que incluyó a todos los jugadores del selecciona­do. Hasta con público en las tribunas. Australia, que también gestionó bien la contención del virus, lo imitó un mes más tarde.

• El 22 de julio World Rugby anunció el calendario de fin de año e incluyó seis fines de semana para el Rugby Championsh­ip, del 7 de noviembre al 12 de diciembre, en un solo país, por determinar.

• Un rebrote en Auckland obligó a suspender Blues vs. Crusaders a mediados de agosto y puso en jaque a Nueva Zelanda como sede del Championsh­ip, posibilida­d en la que se venía trabajando.

• El 11 de septiembre Sanzaar oficializó la realizació­n del Championsh­ip en Australia; Sudáfrica dejó en suspenso su participac­ión.

• El 24 se dio a conocer el fixture. Los neozelande­ses pusieron el grito en el cielo y amenazaron con no presentars­e a la última fecha porque no podrían pasar Navidad en familia, obligados a hacer cuarentena al regreso.

• Después de una pretempora­da llena de obstáculos que incluyó 15 jugadores infectados y un éxodo a Montevideo, el 6 de octubre los Pumas se instalaron en Australia. Dos semanas más tarde se sumaron los rugbiers que actúan en Europa.

• La Sanzaar acató el pedido de Nueva Zelanda y adelantó el All Blacks vs. Wallabies de la última fecha para mañana.

• A dos semanas del estreno pautado, Sudáfrica anunció que no participar­ía, aduciendo razones de salud de sus jugadores. Fueron anunciadas pérdidas millonaria­s.

Sin la presencia del campeón del mundo, los All Blacks son amplios candidatos a recuperar el cetro del Sur, que ganaron en seis de los ocho últimos años, desde que la Argentina está involucrad­a con los gigantes del hemisferio. Lo demostraro­n sus jugadores en un espléndido Super Rugby Aotearoa y lo ratificaro­n en el segundo de los partidos por la Bledisloe Cup, dos semanas atrás. No perdieron muchas piezas después del Mundial (Kieran Read y Conrad Smith, las más salientes) y ya apareciero­n varias figuras nuevas (Caleb Clarke, Hoskins Sotutu). Ian Foster suplió como entrenador a Steve Hansen, en un signo de continuida­d antes que de ruptura.

Australia aparece un escalón por debajo (quedaron claras las diferencia­s con el Super Rugby AU), pero parece haberse acercado. Consiguió un gran empate en el primer encuentro por la Bledisloe en Wellington y tiene la ventaja ser ser local. El neozelandé­s Dave Rennie asumió la conducción y sí imprimió un cambio profundo, en juego y en nombres. El plantel está plagado de jóvenes. La elección del debutante Noah Lolesio (20 años) como apertura para mañana es una muestra.

Los Pumas, que ya de por sí están un escalón debajo, tienen la complejida­d adicional de llegar casi sin rodaje. Y los que sí vieron acción, los europeos, se incorporar­án al resto del plantel recién una semana antes del debut. Para Ledesma, el único de los cuatro entrenador­es del sur que se mantienen en el cargo, ésta es una oportunida­d de sanar las heridas de Japón y comenzar a construir para Francia 2023. Esperar resultados sería una utopía. Jugar, ya no. Es un montón.

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AP Caleb Clarke, una aparición rutilante en all blacks, que es el favorito para el nuevo tri-nations

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