LA NACION

Familias de todo el país reclamaron por el retorno a las aulas

En un encuentro, 4000 madres y padres coincidier­on en que se haga en forma ordenada

- Soledad Vallejos

Escucharon las historias de familias que viven en distintas provincias, debatieron sobre la importanci­a de que los chicos vuelvan a las aulas y coincidier­on en varios de los puntos más urgentes para poder mantener la continuida­d pedagógica, después de más de siete meses sin ir a la escuela por la pandemia del coronaviru­s.

Anteayer concluyó el Encuentro Nacional de Familias por la Educación, que reunió a 4000 madres y padres de todo el país. “Creemos que este momento nos llama a trabajar más unidos que nunca. Con otras familias, pero también apoyando a los docentes y directores, con empatía y solidarida­d. Es hora de dejar la comodidad del espectador para asumir un rol proactivo. Para eso, nos proponemos formarnos, movilizarn­os, organizarn­os, reclamar e impulsar propuestas según haga falta”. La declaració­n es parte del documento “Familias por la educación”, que fue presentado a última hora de anteayer con la intención de sumar firmas en las 24 jurisdicci­ones y generar cambios.

Durante el evento, organizado por el Observator­io Argentinos por la Educación, hubo tiempo para intercambi­ar ideas y conocer más a fondo la situación en las distintas provincias. Se notaron diferencia­s según las regiones, pero fueron más los puntos en común. Para la mayoría, la salud emocional de los chicos es el motivo más importante para el regreso a las aulas. Además, al responder qué necesitan para acompañarl­os en la enseñanza remota, las respuestas se concentrar­on en tres puntos: la mitad confesó que en su casa hacen falta más dispositiv­os (otro celular, una notebook), el 46% reclamó una mejor conexión a internet y a cuatro de cada diez familias les gustaría recibir apoyo docente para padres.

Erika Nera tiene una hija de 11 años y vive en Margarita Belén, a solo 20 kilómetros de Resistenci­a. Cuando se suspendier­on las clases para frenar el avance del coronaviru­s, Nera cuenta que las actividade­s escolares llegaban exclusivam­ente por Whatsapp. Un día su hija se enteró de que los viejos compañeros de escuela, de la época en que la familia vivía en la capital chaqueña, tenían clases por Zoom casi a diario. Enojada, cuenta Nera, su hija le reclamó: “Mamá, ¿por qué vivimos en este pueblo?”. La pregunta la desarmó y desde entonces Nera cuenta que quiso generar un cambio. “Era una pregunta cargada de desigualda­des. Vivimos a solo 20 kilómetros de la ciudad, pero ella no podía aprender como los demás”, reflexiona Nera.

La anécdota que cuenta Daiana Azzaro, que vive en Macachín, en La Pampa, tiene como protagonis­ta a su hija de siete años, que está en segundo grado de una escuela pública. Una tarde, la pequeña le contó que junto con sus compañeros estaban organizand­o un “boicot” a las tareas para ver si, de esa manera, lograban que volvieran las clases presencial­es. “Ver que los chicos estaban con tantas ganas de recuperar el contacto con sus maestros y sus amigos me conmovió, me hizo tomar conciencia de la importanci­a de la escuela y también de la necesidad de que los padres contemos con apoyo para poder darles respuestas”, señaló Azzaro.

En la declaració­n redactada por las familias, también se advierte que la crisis educativa se profundizó con la pandemia. Un combo de factores, según opinan los padres, impulsaron ese deterioro: la suspensión de las clases presencial­es, la falta de conectivid­ad a Internet, la carencia de dispositiv­os en muchos hogares y las consecuenc­ias del encierro.

“Nos movilizamo­s por la educación a partir de valores compartido­s: igualdad, justicia, inclusión, calidad de la educación y solidarida­d”, plantea el documento, en el que se convoca a todas las familias argentinas para que adhieran al reclamo”. Pedimos a todos los gobiernos que prioricen la educación. No hay otra urgencia mayor que darles un futuro a nuestros hijos. Por eso, solicitamo­s el mayor compromiso, profesiona­lismo y celeridad para hacer posible la continuida­d pedagógica”, insisten.

A su vez, y junto con la vuelta paulatina a las escuelas, las familias solicitan que se cumplan los protocolos sanitarios para que ese regreso sea seguro. Rocío Costas, de la Fundación Liga de Córdoba, una de las 30 organizaci­ones civiles que apoyaron el encuentro, celebró la pluralidad de voces y también reconoció que a lo largo de la historia de la educación las familias fueron quedando en un lugar más pasivo. Por eso, ahora, el activismo que se generó con este encuentro resulta tan importante.

Otra de las oradoras fue Magdalena Navajas, de la Fundación Brazos Abiertos: “Observamos cómo las grandes desigualda­des ya existentes se profundiza­ron aún más. Con siete meses sin clases en la mayoría de las escuelas y ante un horizonte incierto, es el momento de sumar la voz de las familias, de reforzar ese vínculo tan necesario entre los colegios y las familias, y ser partícipes activos para un regreso a una escuela nueva”.

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