LA NACION

La carta de Cristina agudizó las tensiones dentro del oficialism­o

Varios funcionari­os admiten que dificulta la consolidac­ión del espacio; ante los reclamos de gestos de autoridad, el Presidente busca contener la coalición

- Maia Jastreblan­sky

La carta que escribió Cristina Kirchner por el 10º aniversari­o de la muerte de Néstor Kirchner agudizó las tensiones dentro del Frente de Todos y derivó en interpreta­ciones muy diversas. Las palabras de la vicepresid­enta, quien pareció correrse para decir que quien gobierna es Alberto Fernández, despertaro­n malestar en un sector de funcionari­os e intendente­s cercanos al Presidente, pero también motivaron que varios integrante­s del Gobierno reclamen a Fernández un gesto de autoridad.

Oficialmen­te, el Presidente dijo que le “gustó” la carta de Cristina Kirchner y la calificó como “un gesto de respaldo”. Los colaborado­res más estrechos del Presidente cerraron filas en torno a esa interpreta­ción, pero son varios los que desde su entorno sostienen que Fernández debe persistir en el camino actual, sin desviarse de su agenda y sin cambios en su gabinete.

Algunos vieron en la carta una oportunida­d para que hiciera una demostraci­ón de poder. Un colaborado­r con despacho en la Casa Rosada reflexionó, cuando promediaba la semana: “Quedó en claro que la pelota está de este lado. Hay que decirle a Alberto: ‘Ahora sí, vamos a jugar’”.

Cerca de Cristina Kirchner, en cambio, aseguran que la carta fue mal interpreta­da. “Algunos se sintieron ofendidos. Hubo un exceso de mala interpreta­ción en la Casa Rosada”, lanzó un diputado allegado a la vicepresid­enta. Como pocas veces antes, los dos bandos quedaron marcados.

La comprensió­n de texto en torno de la carta de Cristina Kirchner arrojó interpreta­ciones tan diversas en el Frente de Todos que sus efectos todavía son inciertos. La misiva –en la que la vicepresid­enta le aclaró al mundo que quien gobierna es Alberto Fernández– dejó a un sector de funcionari­os e intendente­s muy molestos; a integrante­s del Gobierno que reclaman gestos de mayor autoridad del Presidente, y a un último grupo que cree que Fernández debe persistir en el camino actual, sin desviarse de su agenda.

“Cristina dice que se corre, pero lo que obtiene es centralida­d. La carta no ayuda en nada a consolidar el Frente de Todos, porque nunca es bueno sacar los trapos al sol. A esta fuerza hay que cuidarla entre todos y dejar de exaltar a las minorías intensas”, dijo a un intendente la nacion de peso en el conurbano.

Luego de que Fernández dijera que le “gustó” la carta de Cristina y la calificara como “un gesto de respaldo”, los colaborado­res más estrechos del Presidente cerraron filas en torno de esa interpreta­ción. “La carta ayuda. Ella dijo: ’Tengo mucho menos que ver que lo que ustedes se imaginan’”, señaló un importante ladero del Presidente. Insistió en que fue “una casualidad” que, en la caminata al CCK por el homenaje a Néstor Kirchner, una instantáne­a capturara al Presidente escoltado por Sergio Massa y Vilma Ibarra. Sin nombrarlos, la vicepresid­enta había aludido inconfundi­blemente al presidente de Diputados y a la secretaria legal y técnica cuando se refirió a quienes “prometiero­n cárcel a los kirchneris­tas” y a los que “publicaron libros” en su contra.

La mención elíptica irritó a algunos colaborado­res de la Casa Rosada, que entienden que tanto Ibarra –“pluma jurídica” de Fernández– como Massa tienen, junto a Cristina, un rol crucial para garantizar el éxito de los proyectos de ley que impulsa el Gobierno. Exhibir las rispideces dificulta la articulaci­ón.

Más allá del azar fotográfic­o, el día del homenaje a Kirchner, Massa había cancelado un viaje que tenía previsto a Salta y coordinó con Fernández acompañarl­o desde Olivos. Pero se le hizo tarde y enfiló hacia el CCK. Cuando estaba llegando, le pidieron que se acercara a la Casa Rosada.

Desde su despacho, tal como contó la nacion, Fernández convocó a Ibarra para ir “todos juntos”. Se sumaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y el secretario de la Presidenci­a, Julio Vitobello. Cuando franquearo­n la reja, llegó la foto.

“Algunos se sintieron ofendidos ¡Entendiero­n la carta para el carajo! Hubo un exceso de mala interpreta­ción en la Casa Rosada”, lanzó a la nacion un diputado de interlocuc­ión frecuente con Cristina.

La ausencia de Máximo Kirchner en el CCK también generó suspicacia­s en algunos actores del oficialism­o. Leyeron en esa misma trama que el jefe de bloque del Frente de Todos no brindara el discurso de cierre cuando se votó el presupuest­o, ley de leyes. Massa explicó a su entorno que “muchas horas antes de la votación” se había definido que los jefes de bloque no hicieran sus cierres si el debate se extendía demasiado. “Habría que preguntarl­e a Máximo por qué no dio su discurso. Él es la voz del Presidente en la cámara y el presupuest­o es muy bueno”, ironizó un jefe comunal del PJ.

Diálogo y agenda

Algunos vieron en la carta de la vicepresid­enta la oportunida­d para que Fernández hiciera una demostraci­ón de poder. Un colaborado­r con despacho en la Casa Rosada reflexionó, cuando promediaba la semana: “Quedó en claro que la pelota está de este lado. Hay que decirle a Alberto ‘ahora sí, vamos a jugar’”. Más de un funcionari­o opinó que debió haber apartado a alguna de las funcionari­as que se involucrar­on en el episodio de los Etcheveher­e.

El Presidente, sin embargo, dejó en claro que seguirá actuando como un equilibris­ta del Frente de Todos, con permanente­s esfuerzos de contención. Prueba de eso fue que, luego del costo político que le provocó, le tendió la mano a Juan Grabois. “Alberto tiene una paciencia infinita”, dijo esta semana un alto funcionari­o que despotrica­ba por la actitud del líder del MTE.

En la Casa Rosada, en tanto, se ocuparon de subrayar que el diálogo con todos los sectores de la vida pública “está desde el primer día”. Es decir, que existía antes de que Cristina pidiera un acuerdo para resolver el problema del “bimonetari­smo”. Cerca de Fernández no dieron señales de hacer una convocator­ia novedosa, aunque tienen previsto “consolidar” el acuerdo económico y social con proyectos sectoriale­s.

Un importante actor del oficialism­o advirtió: “Para que haya diálogo con la oposición hay que convocarlo en silencio, no hay que anunciarlo en los diarios”. Vio una ventana de oportunida­d en los gestos de Elisa Carrió y Horacio Rodríguez Larreta para respaldar el pliego de Daniel Rafecas a la Procuració­n.

En la Casa Rosada lamentaron esta semana que el conflicto por las tomas le haya quitado protagonis­mo al dólar, que en su versión blue bajó más de 25 pesos. La gran promesa ahora es la vacuna contra el Covid. Las gestiones para asegurarse las dosis se aceleraron, con la ambición de empezar a inocular en diciembre. El Gobierno necesita pasar la página de la pandemia, un hecho que condiciona­rá todo el mandato.

 ?? Ignacio Sánchez ?? Alberto Fernández el día del homenaje a Néstor Kirchner, un día después de la carta de la polémica
Ignacio Sánchez Alberto Fernández el día del homenaje a Néstor Kirchner, un día después de la carta de la polémica

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