Biden apostó al apoyo de Obama y Trump puso dudas sobre el conteo
El expresidente acompañó en dos actos al candidato demócrata, que convocó al voto afroamericano; en Pensilvania, un estado clave, el mandatario advirtió que podrían pasar “cosas muy malas” en el recuento
WASHINGTON.– Donald Trump y Joe Biden batallaron durante toda la jornada de ayer en un continuado de actos, en el marco de un fin de semana donde el presidente y el candidato demócrata se juegan todo frente a unas elecciones –pasado mañana– que los votantes estadounidenses viven con un interés sin precedente, con cifras récord de voto anticipado.
Biden tuvo el refuerzo estelar en Michigan del expresidente Barack Obama, que cuatro años después de dejar el gobierno mantiene su popularidad intacta entre votantes demócratas. Fue la primera vez desde el inicio de la campaña que el exvicepresidente, de 77 años, tuvo en el escenario a Obama, y fue por partida doble, con dos mítines en las ciudades de Flint y Detroit, con Stevie Wonder como invitado musical. Fueron dos actos con el formato
“drive-in”, como un autocine, donde los seguidores demócratas acompañaron sin bajarse de sus vehículos, una modalidad que Biden repitió durante la campaña por el coronavirus.
Biden llamó a la participación del votante afroamericano, que en los comicios del 2016 cayó al 15% en ambas ciudades, un hecho fundamental que le permitió a Trump imponerse en Michigan y llevarse los 16 votos electorales del estado.
Por su parte, Trump puso el acento en Pensilvania, donde descargó toda su artillería con cuatro actos, enfocándose en su base de votantes de clase trabajadora y blancos. Allí advirtió que el resultado de las elecciones, donde se juega el puesto, podría demorar “semanas”.
El magnate les dijo a sus seguidores en la localidad de Newton, su primera parada, que “van a estar esperando durante semanas” y sugirió, sin evidencia, que podrían suceder “cosas muy malas” mientras se cuentan los votos en los días posteriores a la jornada electoral.
“Muchos, muchos días. Así que lo verán el 3 de noviembre. Creo que es muy probable que no tengan una decisión porque Pensilvania es muy grande”, señaló. “Vamos a estar esperando, el 3 de noviembre vendrá y se irá, y no lo sabremos. Y va a haber locura en nuestro país”.
Trump reforzó así las sospechas y temores sobre cómo y cuándo se revelará el desenlace de los comicios, y si el magnate reconocerá los resultados en caso de caer derrotado frente a su rival, al frente en los sondeos.
Con sus cuatro actos en Pensilvania, Trump mantuvo el ritmo acelerado que le dio a su campaña para intentar revertir las encuestas. A diferencia de Biden, el presidente realiza sus mítines con multitudes, sin distanciamiento social ni barbijos, enmarcados en su discurso de minimizar la gravedad del coronavirus, que él mismo se contagió.
Y con los votantes preocupados por los peligros para la salud que representan los colegios electorales abarrotados el 3 de noviembre, un récord de más de 90,6 millones de personas votaron ya por correo o en persona. El resultado récord, equivalente a un 65% de la participación total de 2016, refleja el fuerte interés por la votación.
Perseguido por los efectos de su mala gestión de la crisis sanitaria en la intención de voto, durante un acto en Michigan, anteanoche, Trump disparó contra el personal de la salud por “inflar” las cifras de muertos.
“Nuestros médicos obtienen más dinero si alguien muere a causa de Covid-19. Quiero decir que nuestros médicos son personas muy inteligentes. Entonces lo que hacen es decir ‘lo siento, pero todos mueren de Covid-19’”, lanzó. Las sorprendentes afirmaciones se produjeron mientras Estados Unidos pasaba a registrar cerca de 100.000 nuevos casos de Covid-19 ese mismo día, el número más alto de casos diarios registrados para cualquier país.
Con casi 230.000 muertos y más de nuevemillonesdecasos,estadosunidos es el país más afectado del mundo por la pandemia. La crisis sanitaria devastó la economía, si bien hay recientes señales de recuperación.
El mercado de valores cerró su peor semana desde marzo por temores a que la recuperación económica no sea tan rápida como se anunciaba.
Los republicanos apuestan a que Trump puede ganar impulsando la participación entre su base de simpatizantes más sólida –hombres blancos sin estudios universitarios y votantes rurales– y limitar la ventaja de Biden entre afroamericanos y latinos. Los demócratas temen que ese sector no esté tan entusiasmado por su candidato como para presentarse en la cantidad que necesitan.