LA NACION

Ideología, leyes y recuerdos

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“Fue una experienci­a muy dura, el Senado sospechado de coimas, las luchas internas dentro de la alianza; fueron mis primeros acercamien­tos fuertes a la política”. Hacía tiempo que Vilma Ibarra no volvía sobre sus pasos y recordaba su participac­ión en el gobierno de la Alianza, junto a Chacho Álvarez, donde fue una especie de secretaria de Legal y Técnica del vicepresid­ente de la coalición, que ocasionó una de las mayores crisis en la historia argentina.

Tiene presente su época de alumna del Colegio Nacional de Buenos Aires y se emociona ante el recuerdo de su padre, el abogado Aníbal Ibarra –fallecido el año pasado–, quien tuvo que defenderla por haber participad­o en una movilizaci­ón contra una intervenci­ón nacionalis­ta. Y aunque la echaron del colegio, Vilma no detuvo sus inquietude­s políticas y se unió a la Federación Juvenil Comunista. Hoy es crítica de aquel socialismo: “Lo que busco es que los cambios sociales se hagan a través de la democracia y de la lucha activa por los derechos”.

Se considera una enamorada de las leyes. “La normativa me gusta, puedo estar discutiend­o largo rato si un derecho se otorga o se reconoce, si esto es una potestad o una facultad. Me gusta analizar las normas, crearlas, construirl­as”, dice la secretaria de Legal y Técnica. De su padre y de su madre heredó la capacidad de convivir con vertientes políticas distintas: “Mi papá tenía una formación más de izquierda, socialista. A Perón no lo quería mucho porque era amigo de (Alfredo) Stroessner. Mi mamá, en cambio, era profundame­nte peronista, tuvo gracias a su gobierno la primera máquina de coser, la bicicleta, vacaciones, aguinaldo”.

Ibarra fue pareja de Alberto Fernández durante diez años. Fue él quien le presentó, en 2001, a Cristina Kirchner. Lo primero que la expresiden­ta le dijo fue: “¿Así que vos sos la hermana de Aníbal?”. Esa pregunta es, al menos, molesta para alguien que está muy atenta a las reivindica­ciones de las mujeres, que hace mucho tiempo trabaja para ganarse el lugar que ocupa.

Sus discrepanc­ias en el Gobierno están a la vista y se pueden encontrar en el libro que escribió cuando estaba alejada de la política: Cristina versus Cristina. Pero con el Presidente Vilma atesora una relación de confianza ciega, le cuida las espaldas, está muy atenta a la letra chica de lo que firma. Y dice, como si fuera un lema de vida: “Uno en la vida nunca tiene que ir a cualquier lado, ni a cualquier precio”.

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