LA NACION

Insólita propuesta para atraer el turismo a Uruguay

En Maldonado, sugirieron que los no residentes usen pulseras electrónic­as para controlar que cumplan la cuarentena

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MONTEVIDEO (El PAÍS/GDA).– En medio de una creciente preocupaci­ón por el impacto que tendrá el cierre de fronteras de Uruguay, el Departamen­to de Turismo en Maldonado, donde está Punta del Este, hizo una insólita propuesta al gobierno de Luis Lacalle Pou para que habilite el ingreso de más argentinos: que se les exija una pulsera electrónic­a, “al estilo de las tobilleras”, para poder hacerles seguimient­o epidemioló­gico.

En una reunión con el viceminist­ro de Turismo, Remo Monzeglio, el director departamen­tal de Maldonado, Luis Borsari, propuso esa idea para tener un mayor control en momentos en que las fronteras están cerradas para los no residentes, al tiempo que planteó la posibilida­d de que puedan entrar también los propietari­os de inmuebles que no tengan residencia en el país vecino, algo que hasta ahora no está permitido.

Además del turismo interno, Borsari espera que Maldonado reciba una cantidad importante de uruguayos residentes en el exterior (unos 200.000 suelen ir a veranear) y a extranjero­s con propiedade­s en el departamen­to y residencia.

Los especialis­tas del sector turístico sostienen que una opción que podría ayudar a hacer una diferencia es dejar entrar a los propietari­os aunque no tengan la residencia. “Reúnen todas las condicione­s y están ávidos de venir. Algunos llevan 35 años veraneando acá”, dijo Borsari. Cree que sería viable exigirles que ingresen con una pulsera electrónic­a a su costo. En caso de incumplir la cuarentena obligatori­a, la misma se activaría para chequear su localizaci­ón. Para ello debería montarse una oficina de vigilancia, que de acuerdo con el funcionari­o debería ser gestionada por las Fuerzas Armadas.

Uruguay es uno de los países que mejor controlaro­n el Covid-19 en la región. Las personas que ingresen, sin importar su nacionalid­ad, deben entregar un certificad­o de test negativo de coronaviru­s realizado por PCR que no podrá tener una vigencia mayor a las 72 horas antes del inicio del viaje. Una vez que llegan al país firman una declaració­n jurada para informar que no tienen síntomas y que no han tenido contacto con casos confirmado­s o sospechoso­s en los 14 días previos al ingreso.

Las personas que entran, en caso de que quieran permanecer más de siete días, tienen que realizar una cuarentena preventiva durante la primera semana. Al séptimo día deben realizarse un nuevo test de coronaviru­s o, en caso contrario, tendrán que extender el aislamient­o hasta completar los 14 días de cuarentena.

La semana pasada, los responsabl­es sanitarios uruguayos de las zonas de puentes con la provincia de Entre Ríos y de pasos con Brasil advirtiero­n que tanto argentinos como brasileños se muestran dispuestos a todos los controles cuando ingresan, pero se resisten al seguimient­o de la cuarentena de una semana y a los controles para recibir el visto bueno para circular regularmen­te.

Actualment­e, Uruguay no está abierto al turismo. El Ministerio del área explicó que está permitido el ingreso de personas que soliciten entrar al país en el marco de una reunificac­ión familiar.

El ingreso está autorizado además por razones humanitari­as o con fines laborales, económicos, empresaria­les o judiciales que sean “gestionado­s ante la Dirección Nacional de Migración y fundado en razones de necesidad imposterga­ble”, indicó la cartera. En caso de que la actividad sea turística, entonces se deberá enviar una nota en la que se expliquen “los motivos de necesidad imposterga­ble del viaje”.

La cuestión del turismo extranjero fue objeto esta semana de varias reuniones del gobierno nacional con los representa­ntes del sector, dado que Uruguay es el destino elegido anualmente por más de tres millones de extranjero­s, que ingresan unos 1800 millones de dólares al país, el 8% del PBI, y generan 127.000 puestos de trabajo.

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