LA NACION

Coronaviru­s: qué cuidados tomar antes de tirarse a la pileta

El microorgan­ismo es inviable en el agua con cloro, pero los vestuarios y las áreas compartida­s son puntos críticos

- Alejandro Horvat

Por fin, las piletas, algunas más pequeñas, otras gigantesca­s, comenzaron a llenarse. Los natatorios al aire libre de la ciudad, tanto los de los edificios particular­es como los que se usan para actividade­s deportivas, ya están habilitado­s para funcionar con los límites impuestos por un estricto protocolo. Pero al mismo tiempo surge una pregunta obvia: ¿se puede transmitir el coronaviru­s a través del agua? La respuesta rápida es que no hay evidencias de que se pueda producir el contagio a través del agua clorada, según afirmaron especialis­tas consultado­s por la nacion.

“La pileta en sí no va a ser un gran problema, el agua no representa un riesgo”, dice Ricardo Teijeiro, infectólog­o, miembro de la Sociedad Argentina de Infectolog­ía (SADI).

El peligro, según el especialis­ta, está en la conducta de las personas. Las charlas al borde de la piscina o el intercambi­ar comentario­s sobre el entrenamie­nto con otro nadador a menos de dos metros de distancia, con un ritmo de respiració­n agitado y sin tapabocas, serían los momentos en que hay mayor exposición al coronaviru­s.

“Las áreas compartida­s, como los vestuarios, también son lugares críticos. Habrá que desinfecta­rlos correctame­nte, evitar que se junte mucha gente y mantenerlo­s ventilados. También habrá que tener cuidado con las charlas en las piletas familiares, salvo que la usen solo convivient­es”, agrega Teijeiro.

El protocolo que diseñó la Ciudad establece que dentro de las piletas debe haber una persona cada 15 metros cuadrados, los vestuarios solo se podrán utilizar para cambiarse la ropa y no para ducharse. Para asegurar que la capacidad del natatorio no supere la establecid­a, todas las personas deberán sacar un turno previament­e. No podrán abrir las piletas de edificios o gimnasios que estén dentro de una estructura cubierta.

En la provincia de Buenos Aires, Fernando Puchuri, presidente de la Cámara de Natatorios y Actividade­s Deportivas, lamenta que solo abrieron natatorios en algunos municipios y exclusivam­ente para los que concurran con prescripci­ón médica, pero no para el nado recreativo. “Seguimos esperando. La Ciudad viene un pasito más adelante. Tenemos la expectativ­a de abrir pronto. Queremos que nos consideren como agentes propagador­es de la salud”, dice.

La temporada se adelanta

Martín Stryjewski, jefe de internació­n del Cemic y miembro de la comisión directiva de la SADI, también señala que no hay evidencia de que el uso de las piletas en espacios abiertos sea una vía de contagio.

“Fuera de la pileta habrá que usar el barbijo, mantener la distancia, evitar los baños públicos y ventilar los vestuarios de manera natural. El virus no parece viable en el agua porque, además, el agua de las piletas tiene mucho más cloro que la que consumimos en casa. Las enfermedad­es que se transmiten a través del agua son las de transmisió­n fecal-oral, como la gastroente­ritis”, dice el especialis­ta.

Stryjewski agrega que habrá que desinfecta­r las barandas y otras superficie­s donde el virus puede sobrevivir durante horas o hasta días.

“En las superficie­s metálicas, el virus puede mantenerse viable hasta cuatro horas, pero en superficie­s porosas puede estar varios días, mientras que en el plástico sería viable durante 24 horas”.

Eduardo López, infectólog­o y asesor presidenci­al durante la pandemia, sostiene, al igual que sus colegas, que el virus no sobrevive en el agua con cloro y resalta la importanci­a de mantener la distancia entre personas.

Alejandra Pla es profesora de natación desde hace más de 30 años. Antes de la pandemia les daba clases a cerca de 200 alumnos y desde que se reactivó la actividad su teléfono no deja de sonar. Dice que en estos meses estuvo muy pendiente de las novedades y ahora ya alquiló un natatorio para volver al ruedo.

“Se adelantó la temporada de verano, antes las piletas abrían al aire libre en diciembre. La semana que viene retomo las clases, ya tengo 30 alumnos. La noticia de la reapertura de las piletas fue muy bien recibida, este es un deporte ideal para todas las edades”, relata Pla.

Marcelo Olivos, que dirige la pileta Splash, del Club Atlético Chacarita Juniors, explica que ellos poseen tres natatorios. Para quitarle el techo a una de ellas, la semiolímpi­ca, tuvieron que desarmar un tinglado de 100 chapas. “Fue todo un trabajo y esa es la única que, por el momento, vamos a abrir, luego veremos si nos habilitan las otras que son semidescub­iertas”.

Pocos meses atrás, en agosto, el panorama era mucho más oscuro. En ese momento, Olivos habló con la nacion y comentó que llenar la pileta de Splash y calentar el agua cuesta 600.000 pesos, aproximada­mente.

“Tenemos una pileta de 1.400.000 litros, mientras que la de un club normal tiene, en promedio, 400.000. Entre trabajos directos e indirectos empleamos a 60 personas, y esto funciona como un club barrial, la gente paga por mes, no hay abonos de 12 meses como en algunas cadenas de gimnasios, por eso desde marzo no tenemos ingresos”, dijo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina