LA NACION

Una olla a presión que siempre está a punto de explotar

- Gustavo Carabajal

Aunque la Justicia liberó a más de 4500 presos de los penales federales y bonaerense­s debido al peligro de contagio del virus Covid-19 en un ámbito cerrado, las cárceles se habían convertido en una olla a presión que estaba a punto de explotar.

En medio del conflicto en los penales de Buenos Aires, existe una situación de la que nadie habla en el gobierno provincial: actualment­e las comisarías de la policía bonaerense tienen alojados más de 5500 presos, en calabozos con capacidad para contener a la mitad de esa cantidad de detenidos. Durante la pandemia, se registraro­n una cantidad inusual de motines y fugas de algunas seccionale­s de la policía bonaerense que, el gobierno solucionó con traslados a las ya superpobla­das cárceles provincial­es.

Durante los últimos meses, el Gobierno y la administra­ción bonaerense intentaron ajustar más la tapa de una olla a presión en la que los presos comenzaron a pujar debido a que considerar­on que las autoridade­s no cumplieron con las promesas acordadas en la mesa negociació­n concretada en el penal de Villa Devoto, que marcó el final de los motines en las cárceles federales, el 25 de mayo pasado.

Según un informe de la Procuració­n Penitencia­ria Nacional, salieron de las institucio­nes carcelaria­s federales 2185 personas, en los primeros dos meses y medio de la pandemia. Otro documento de la Procuradur­ía de Violencia Institucio­nal (Procuvin) agregó que otros 374 detenidos abandonaro­n los presidios federales en junio pasado. En ambos organismos se consignaro­n esos egresos “dentro del contexto de la pandemia”. De esos 2559 presos que abandonaro­n las cárceles federal a raíz de la pandemia, sólo se documentar­on 288 casos de cumplimien­to de la pena o absolución.

Los jueces de Ejecución penal de Buenos Aires, en tanto, otorgaron beneficios a unos 2000 presos durante la etapa de la cuarentena, especialme­nte en abril pasado, antes de que la reacción social derivase en una resolución del tribunal superior de esa provincia, que frenó amparos colectivos.

En ese momento, los 45.000 presos alojados en las cárceles bonaerense­s se sumaron a los reclamos de los internos de los penales federales, para lograr que el gobierno de Axel Kicillof cumpla con la resolución de una Sala de la Cámara de Casación penal bonaerense de beneficiar con detencione­s domiciliar­ias a presos con patologías preexisten­tes que estaban en situación de riesgo de vida ante un eventual contagio de Covid – 19 en un ambiente confinado como la cárcel.

Algunas de las protestas en las prisiones bonaerense­s fueron acompañada­s por funcionari­os de la Comisión Provincial de la Memoria, que se había presentado como amicus curiae, en el recurso expuesto por los defensores oficiales de todos los departamen­tos judiciales de la provincia de Buenos Aires. Según pudo establecer la nacion en el pico de las protestas, hubo funcionari­os de la Comisión Provincial de la Memoria en negociacio­nes con los presos del penal de San Martín. Cinco meses después, esa cárcel se convirtió en uno de los escenarios más violentos de la nueva ola de revueltas en los penales bonaerense­s.

Para calmar los ánimos entre los 45.000 detenidos en 53 cárceles de la provincia, el gobierno bonaerense permitió que los presos tuvieran celulares para mantener activo el vínculo familiar, ante la prohibició­n de recibir visitas debido a la pandemia.

A principios de abril, Carlos Moreno, uno de esos 45.000 detenidos, amenazó desde su celular a la actual diputada provincial por Juntos por el Cambio, Carolina Píparo. Moreno cumple una condena a prisión perpetua por el asesinato del bebe de Píparo, ocurrido el 28 de julio de 2010 durante una salidera bancaria, en La Plata. A pesar de la gravedad de este hecho, la medida de permitir que los presos tuvieran celulares ante la prohibició­n de recibir visitas se mantuvo.

No obstante, al advertir que fuera de las cárceles se autorizaro­n más actividade­s y la cuarentena se flexibiliz­ó, los presos insistiero­n con el reclamo para recibir visitas y sumaron pedidos para que se concedan libertades.

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