Soso tuvo su debut después de 229 días, pero el Ciclón está lejos de ser un equipo valiente
El DT pretende que San Lorenzo genere emoción y muestre muchas virtudes ofensivas, aunque no tuvo peso en el ataque y empató sin goles en La Paternal
El de Mariano Soso es un caso muy peculiar en el mundo del fútbol. Asumió el 16 de marzo en San Lorenzo, uno de los equipos más importantes de la Argentina, pero tuvo que esperar 7 meses y medio (o 229 días) para tener su estreno oficial. Pandemia de coronavirus mediante, el DT sonrió a medias: el Ciclón no pasó de un opaco 0-0 frente a Argentinos por la zona 5 de la Copa Liga Profesional.
Soso tuvo que pasar por un largo periplo. Una situación infrecuente en el medio de una situación excepcional. Cuando el entrenador tomó las riendas azulgranas el entusiasmo inicial le duró apenas 48 horas: el tiempo que tuvo para entrenar con los suyos. Claro, el Covid-19 puso todo patas para arriba. Una vez que se decretó la cuarentena se refugió en Rosario, donde nació. Y organizó los entrenamientos que durante varios meses se llevaron a cabo vía Zoom.
Así, al técnico no le quedó otra opción que acostumbrarse a los contratiempos. En la primera semana de septiembre, ya instalado nuevamente en Buenos Aires, Soso fue el cuarto caso positivo de coronavirus que se registró en San Lorenzo desde que habían reanudado los entrenamientos.
Además, el técnico debió lidiar con cuestiones extrafutbolísticas dado que la situación de los Romero dio que hablar en Boedo. Por un lado, porque los paraguayos demoraron demasiado su regreso desde
Paraguay una vez que se habilitaron en la Argentina los entrenamientos de fútbol. Después, el club tuvo que hacer malabares para mantener la armonía tras la fractura de Andrés Herrera a raíz de una fuerte entrada de su compañero Ángel Romero. “Fue una situación muy dolorosa que trajo consecuencias no deseadas. Angel tuvo una acción sin intención de ocasionar lo que pasó. Interpreté que la acción fue desmedida y en función de eso establecí una sanción que fue consensuado con la secretaría técnica y la dirigencia”, explicó el DT en las últimas horas.
También por primera vez desde que asumió a inicios de marzo, Soso protagonizó en los últimos días una conferencia de prensa mediante Zoom. Allí expuso lo que pretende del plantel que conduce. “Queremos que este San Lorenzo genere emoción en el hincha. Intentaremos hacer un equipo valiente, que juegue sin complejos”, dijo.
Anoche, varias novedades exhibió San Lorenzo en su formación inicial. En el primer partido de Soso fue Diego Rodríguez quien llevó la cinta de capitán. Ya no está Sebastián Torrico en el arco, que quedó en las manos de Fernando Monetti. En el lateral derecho apareció Víctor Salazar, quien antes solía estar en la consideración por detrás de Herrera y Gino Peruzzi, hoy lesionados. Federico Gattoni, de 21 años, debutó en la zaga central. En tanto que Mariano Peralta Bauer (22) también tuvo su estreno como titular en su tercer compromiso con la camiseta del Ciclón, el club del que es hincha y donde juega desde los 10 años.
“Queremos ser un equipo corto y compacto. El de Argentinos es un reducto complejo, pero queremos imponer condiciones”, había anticipado Soso. Lo concreto es que en el arranque del partido las condiciones las impuso Argentinos. Lo ahogó al Ciclón y durante varios lapsos mostró una presión furiosa en cada una de las salidas desde el fondo de su rival. Damián Batallini, incisivo, se movió tanto por la izquierda como por la derecha.
Aunque Argentinos sintió físicamente ese desgaste inicial y San Lorenzo tuvo la reacción necesaria para salir del asedio y controlar. ¿Jugadas de riesgo? Poco. Pero entendible, dado el desarrollo. El encuentro era de vuelo bajo, jugado con entusiasmo pero sin mucha lucidez. Peralta Bauer estuvo cerca con un cabezazo desviado después de un buen pase largo de Oscar Romero. En el cierre del primer tiempo se lució Monetti ante un cabezazo de Mateo Coronel, que también debutó en primera.
El segundo tiempo siguió en una sintonía similar. En general, el juego era muy espeso, sin sorpresa ni profundidad. Claridad no hubo en ninguno de los dos lados. Al Ciclón le faltó creatividad para romper las líneas que dispuso Argentinos. Dentro de ese contexto se vieron apenas algunos chispazos de los hermanos Romero.
Ingresó Jonathan Herrera, el 9 que también tuvo su estreno, y se mimetizó con el tumulto general. No había quien sacara a los equipos de la desorientación, de la escasez de ideas y claridad. Se entiende, claro, que para los futbolistas son los primeros minutos oficiales tras el extenso parate por el coronavirus.
También es cierto que sin jugar en las copas internacionales, San Lorenzo cuenta con la obligación de tener un buen papel en el torneo local. Lo entiende Soso, que dio el primer paso en el reto más grande de su incipiente carrera.