Donde la tradición es ley
Estirpe gauchesca, el recuerdo de Ricardo Güiraldes y un casco histórico impecable en San Antonio de Areco
En los pagos de San Antonio de Areco, a 110 km de Buenos Aires por la RN 8, la tradición es ley y se percibe en su estilo de vida. Todavía se ven carruajes por las calles adoquinadas, las fachadas de las casonas lucen su estilo colonial, la platería tiene su circuito con orfebres de estirpe y se mantiene indeleble la marca que dejó Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra, que vivió y escribió en la estancia La Porteña, uno de los campos históricos del lugar. No por nada es uno de los pueblos más antiguos de la Argentina, fundado en 1730 y que fue posta en el Camino Real.
Una visita a Areco debe incluir el Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes, 99 hectáreas que comprenden la antigua pulpería La Blanqueada, el Parque Criollo y la casa del museo y que esperan reabrir las puertas ni bien se autorice la circulación de turistas. También el Puente Viejo, la plaza principal, la costa ribereña con sus parrillas al aire libre, la parroquia San Antonio, el Centro Cultural y Museo Usina Vieja, el museo Las Lilas, donde se destacan obras de Florencio Molina Campos y alguno de los talleres de artesanos.
La oferta gastronómica es amplia, incluidas pulperías bellísimas y antiguas, claro, como Balthazar (ex Esquina de Merti), Lo de Có, El Batará, y la Pulpería lo de Tito.
En el llamado Circuito del Empedrado se mezclan bares citadinos con boliches del pueblo: de tiempos remotos subsisten lugares para tomar algo y visitar como el Boliche de Bessonart, con más de 150 años de historia y su famosa picada y empanadas fritas. Para llevarse de regreso, los alfajores de La Olla de Cobre.