Una visita irreverente a la última noche de un escritor en el Delta
En su libro 106, parte de un yacimiento de novelas, ensayos y nouvelles inagotable, César Aira ha reescrito el último día en la vida de Leopoldo Lugones, el polifacético escritor argentino que fue tan modernista como nacionalista y cuya vida terminó el 18 de febrero de 1938 en el recreo El Tropezón, en el Tigre, cuando se suicidó al ingerir cianuro de potasio en un vaso de whisky. El Lugones, tal el nombre del libro de Aira, está lejos de ser una versión novelada del suicidio del influyente intelectual que canonizó el Martín Fierro para establecer un paradigma de la argentinidad literaria. Aquí la biografía de Leopoldo Lugones, que se hace pasar por un cirujano llamado Ferraguto hasta que es descubierto, es puesta en la órbita de los cuentos de hadas dadaístas que conforman el corpus de la narrativa del escritor nacido en Pringles con base en el barrio de Flores. La novela, editada por el sello independiente Blatt & Ríos, fue escrita por Aira en 1990 y pone al autor de La guerra gaucha
(1905) en un escenario disparatado, donde la comedia de enredos clásica se entrecruza con una noche paracultural de Batato Barea, Urdapilleta y Tortonese en el under de los 80.
El Lugones de Aira viaja al Delta para pasar un fin de semana, pero el recreo donde lo reciben no tiene nombre aunque toda la acción se desencadena con un tropezón. De ahí en más, Aira va soltando sobre su personaje, cuya vida y obra es conocida, toda una serie de episodios disparatados que, como en un sueño, se entremezclan con reflexiones sobre su escritura, el hecho ontológico de escribir y ciertas coordenadas históricas.
Es la segunda vez de Lugones en un escenario de ficción si se piensa que el personaje masculino que aparece en la obra Susana
y el viejo (1931, óleo sobre collage, colección Malba) de Antonio Berni se le parece demasiado. Ahora, en un original de hace treinta años que podría haber sido escrito esta semana sin que nadie lo note, es su última noche la que se sale del marco biográfico para entrar en el tropezón del delirio. Pero nada será igual para Lugones. Para el Lugones de Aira.