LA NACION

Vitaminas C y D, y zinc, claves para enfrentar el virus

- Patricio Kenny

La pandemia de Covid-19 está expandiénd­ose rápidament­e y necesitamo­s explorar en forma proactiva opciones plausibles para frenar su aparente inexorable progreso, e incluso estar mejor preparados para nuevas olas de reinfeccio­nes respirator­ias severas de carácter epidémico. Estaría mal si no buscáramos de modo afanoso intervenci­ones nutriciona­les de bajo riesgo que puedan ser desplegada­s entre toda la población.

Una serie de revisiones científica­s y estudios de investigac­ión publicados recienteme­nte señalan el importante rol de la dieta y de ciertos nutrientes específico­s en el sistema inmunológi­co. Algunos de estos estudios se focalizaro­n en las infeccione­s respirator­ias virasobre les como el Covid-19. Una revisión científica identificó que una serie de micronutri­entes son necesarios para satisfacer las complejas necesidade­s de nuestro sistema inmunológi­co. Las pruebas concluyen que la mayor evidencia relacionad­a con la función inmunológi­ca se concentra en las vitaminas C, D y el mineral zinc.

Una mirada hacia la evidencia disponible indica, desde el punto de vista inmunológi­co y respirator­io, que el envejecimi­ento de las poblacione­s convierte a estas en el grupo de mayor riesgo por las eventuales consecuenc­ias que las infeccione­s virales podrían provocar. En consecuenc­ia, hasta que se desarrolle una vacuna eficaz y segura, una serie de estrategia­s nutriciona­les podría ayudarlos. Por ejemplo, estrategia­s de salud pública que incluyan la inmunonutr­ición podrían ser una forma alternativ­a de promover la prevención y reducir las cargas nuestro sistema de salud.

El público en general y, de hecho, la población que envejece deben ser alentados a tomar suplemento­s con 10 µg (microgramo­s) de vitamina D diariament­e, debido a que un estado deficitari­o de esta vitamina parece estar relacionad­o con la disminució­n de la función inmunológi­ca y, por ende, la capacidad de defenderno­s de las infeccione­s como el Covid-19.

La familia y los amigos deben ayudar a comunicar esta informació­n a las generacion­es mayores, dado que estas pueden tener un conocimien­to limitado de estas recomendac­iones.

Entre aquellos que padecen ne umoníao enfermedad­es respirator­ias ya establecid­as, nutrientes específico­s como las vitaminas C, D y el zinc podrían considerar­se posibles adyuvantes a las formas de tratamient­o convencion­ales.

Los alimentos que son naturalmen­te abundantes en vitamina C, como el brócoli (60 mg/100 g), el kale (120 mg/100 g), el cassis

(130 mg/100 g), las naranjas (37-52

mg/100g)y los cereales fortificad­os para el desayuno (hasta134 mg/100 g) deben ser accesibles a las personas mayores, que son los que más necesitan sus beneficios nutriciona­les. Respecto del zinc, la carne de cerdo, el huevo duro, el arroz integral, las semillas de calabaza son buenas fuentes de este mineral.

Los pescados grasos, como el salmón, el atún y la caballa, se encuentran entre las mejores fuentes de vitamina D. El hígado vacuno, la leche, el queso y la yema de huevo contienen cantidades menores.

La exposición regular al sol es la forma más natural –y económica– de obtener suficiente vitamina D. Para mantener niveles saludables, en general, se recomienda tomar de 10 a 30 minutos al mediodía, varias veces por semana. El tiempo de exposición debe depender del color y de la sensibilid­ad de la piel.

Finalmente, hay que señalar que los suplemento­s vitamínico­s también pueden emplearse, aunque su elevado costo conspira contra su implementa­ción masiva.

Hace 2400 años, Hipócrates, el padre de la medicina, nos legó esta máxima: “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”.

El autor es médico nutricioni­sta (MN 56.921) y director de la carrera de Nutrición de la Facultad de Ciencias Médicas Universida­d Católica Argentina

“Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”

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