El Dream Team tuerca
Mientras el británico ganó en Imola y podrá sumar su séptimo título en dos semanas, en turquía, el equipo de las Flechas se aseguró otra Copa de Constructores, símbolo de gran su voracidad
Hamilton quedó a un paso del séptimo título, y Mercedes, rey de Constructores de la F. 1
La fórmula del éxito. Siete títulos consecutivos de Constructores, un récord que Mercedes impuso en la Fórmula 1, después del nuevo 1-2 que firmaron Lewis Hamilton y Valtteri Bottas en el Gran Premio de Emilia Romagna, en Imola. Mientras el equipo acumula 11 victorias en 13 fechas, los pilotos dirimirán en un mano a mano la corona, con cuatro grandes premios por delante. La supremacía de las Flechas de Plata, en esta temporada vestidas de negro, es un producto que proyectó Toto Wolff en 2013: el austríaco es el armador del ciclo y quien relanzó a la estructura, luego de un comienzo sin resultados. Hamilton, la espada que mejor capitalizó el potencial de los modelos de Brackley, al punto de tener a tiro la sexta estrellas con Mercedes, la séptima de su colección. Además, en el trazado italiano obtuvo el éxito 93 en el Gran Circo, rompiendo a cada paso sus propios registros.
Mercedes formateó un Dream Team, desarrolló un conjunto de excelencia. Encastró piezas, no dudó en generar espacios para nuevos talentos, se apoyó en figuras que arrastraban gloria y sabiduría para tomar consejos –Niki Lauda– y sedujo con su modelo de trabajo y eficacia a ingenieros de otros equipos, como James Allison, de Ferrari. En la pista, además de tener al mejor piloto de la era moderna, tuvo la lucidez para después de vivenciar una lucha despiadada entre Hamilton y Nico Rosberg ejecutar una maniobra y desacelerar aquella agitación que envolvía al garaje con la contratación de Bottas. El finlandés enseñó ser un jugador de conjunto más que un desafío interno para el británico y esa relación sin fricciones posibilita a Mercedes desandar un ciclo glorioso, como nadie lo hizo en la F.1.
Cuando Daimler decidió tomar al equipo Brawngp, que en 2009 fue campeón con Jenson Button, el modelo se desmoronó. La mecánica de extender el éxito sin aplicar mayores inversiones no prosperó y la irrupción victoriosa de Red Bull Racing –Sebastian Vettel monarca entre 2010 y 2013– ensombreció el proyecto. El consejo de Ross Brawn –actual director deportivo de la F.1– reactivó a Mercedes: inyectar dinero era una necesidad para ser competitivos, el cómo y cuándo realizar el desembolso una ingeniería que expuso Wolff. Cuando en 2013 entró en vigencia el llamado Acuerdo de Restricción de Recursos –una especie de límite de presupuesto–, Mercedes hizo el gasto: invirtió más que ningún otro equipo para desarrollarse para lo que es la era híbrida, que se inauguró en 2014. Desde ese año, las Flechas de Plata siempre dieron en el blanco.
“No cuento las estadísticas, pero siento orgullo de todo esto. Tenemos un grupo que es increíblemente unido, con el que intentamos llevar el punto de referencia a nuevos niveles. Y lo logramos. Si nos mantenemos motivados y con energía, podemos ir por más”, aseguró Wolff, en la transmisión de TV. Antes, en el pitwall, celebró con los ingenieros y chocó palmas con Angela Cullen, la asistente personal y fisioterapeuta de Hamilton. Mientras el director ejecutivo relataba sus sensaciones, una cámara reflejaba la tarea desde la sede de Brackley, lejos de Imola: la alegría sin desbordes invadía a los ingenieros por la marca histórica. “Pensar en todo esto es abrumador, pero los héroes olvidados están en Brackley y Brixworth. La gente que mira desde su casa podría pensar que estamos acostumbrados, pero ser parte de un récord como este es increíble”, los alentó Hamilton.
Los primeros eslabones de la cadena, en 2010 y 2011, no exhibieron victorias, aunque las presencias de nombres ilustres resultaron determinantes para este presente de gloria. “Schumacher tiene una gran parte de esto. Si no hubiera sido por Brawngp, la visión de Norbert Haug de un equipo propio y de Michael como piloto estrella, nuestro éxito no habría existido”, resumió meses atrás Wolff, que antes de recalar en Mercedes era director ejecutivo de Williams.
El mejor administrador
Más difícil que ganar es sostener los éxitos, y Mercedes cumple con las metas. Las clasificaciones de la temporada fueron todas para las Flechas de Plata, con Hamilton imponiéndose nueve a cuatro sobre Bottas. El británico también manda en triunfos, con un nueve a dos frente al finlandés; Max Verstappen (Red Bull Racing) y Pierre Gasly (Alpha Tauri) se repartieron los GP’S restantes. Con Imola, Hamilton sumó un nuevo circuito a su estadística: ganó en 29 trazados, nadie ganó en tantos autódromos en la F.1.
Y lo hizo con inteligencia, diseñando su estrategia: al igual que Bottas y Verstappen calzó neumáticos medios para largar y aunque cayó al tercer puesto demostró que la lección de Silverstone está aprendida. En el GP de Gran Bretaña festejó tras girar con un neumático destruido en la vuelta final, esta vez estiró la parada en los pits, aunque el desgaste no inquietaba, al extremo de marcar récords de vueltas y abrir una brecha -28 segundos- que le posibilitaba ensayar la detención con un alto porcentaje de probabilidades de retomar la marcha al frente del pelotón. Con el Virtual Auto de Seguridad, por el abandono de Esteban Ocon (Renault), Hamilton se detuvo en los pits y se cubrió de tener que batallar con el cronómetro. Fue un golpe psicológico para el resto.
En dos semanas, en el Gran Premio de Turquía, Mercedes puede redondear la temporada con la corona de Hamilton, que igualará el récord de Michael Schumacher. Será un nuevo episodio de un ciclo magnífico, una cadena de siete éxitos consecutivos de Pilotos y Constructores, una marca inigualable en la Fórmula 1, una vara que las Flechas de Plata intentarán elevar en 2021.